Comerte unos trozos de fruta sobre los que han estado correteando las moscas.
Estar en la playa, que de repente se ponga a llover, y seguir a lo tuyo sin correr a refugiarte, sin darle más vueltas.
No preocuparte por quién pueda haber bebido antes que tú del vaso que te ofrecen.
Tirarte a la piscina del hotel a las tres de la noche, según vuelves de tomar copas.
Que te pongan una caipirinha en un chiringuito de playa, encuentres que está llena de pequeñas hormigas que habían invadido el tarro de azúcar, y que te lo bebas todo sin darle importancia. Más proteínas en la dieta.
Ir descalzo sobre el césped.
Ofrecerte voluntario para organizar en tu ciudad el próximo meeting de la colaboración.
Sudar y no sentir la necesidad imperiosa de ducharte cada media hora.
No darle ninguna importancia ni a la hora ni a la fecha.
Es probable que estas cosas te parezcan lo más natural y sencillo del mundo, pero eso es porque tú no tienes un trastorno obsesivo-compulsivo. Para mí esta lista está llena de cosas prácticamente impensables, y que sin embargo se han dado de forma natural estos días. Se trata de la atmósfera relajada del lugar, y es algo que solamente me ha ocurrido en dos lugares: aquí en Brasil y en Creta. Ahí queda eso. En el próximo post, las fotos, de las que hago un único adelanto:
olé! enhorabuena!
ResponderEliminarEstuve en Paraty: una ciudad muy bonita. Había la fiesta de la pinga que, aunque parezca otra cosa, sólo es un aguardiente.
ResponderEliminarBueno, eso quiere decir que los TOC son superables dependiendo de las condiciones ambientales, ¿no?
ResponderEliminarYo sólo te digo una cosa:
clic
¡Enhorabuena! Ahora a superar todo eso para siempre.
ResponderEliminarBueno, Mocho & Driver, superarse, lo que es superarse, estas cosas no se superan nunca. Es como el alcoholismo. Siempre te acompaña. Pero hay momentos y lugares en los que se suaviza la cosa. Y qué gonita la canción.
ResponderEliminarPues sí, Allau: he probado unas cuantas pingas por allí ;-)