noviembre 10, 2010

La pinta de guiri

Esto se está pasando ya de castaño oscuro.

En lo que espero mi vuelo a Bolonia en una conexión inusualmente larga, aprovecho para darme un garbeo por Barcelona. En una tienda del Eixample el dependiente, la clásica marica embuchada en una ropa cuatro tallas menor de lo necesario y de aspecto francamente horripilante, se me acerca:
- Where are you from?

- From the very center of Segovia...
Continúo mi periplo. Ya de vuelta en el Prat, mientras espero frente a la puerta de embarque, una joven llena de gafas y vestida muy formalmente se va acercando con una libreta para hacer una encuesta del Ministerio de Nosequé a los viajeros. La individua va preguntando "castellano, català, English, italiano?" a los viajeros antes de empezar a hacer la encuesta. Habla correctamente las cuatro lenguas, por lo que deduzco que es improbable que sea española. En efecto, cuando se planta enfrente de mí observo que tiene rasgos latinoamericanos. Después de repetir lo de "castellano, català, English, italiano?" a todo el rebaño, se me acerca y directamente me dispara, asumiendo que soy como mínimo austrohúngaro:
- Can I ask you some questions? It's for a Spanish Ministerio of Nosequé pool...

- Lo que tú quieras, maja.


Llego por fin a Venecia, tras un viaje en el que sorprendentemente no ha habido ningún retraso. Estoy atónito. Aun así llego bastante tarde, estoy cansado, llevo más maletas que la Piquer en un ataque de síndrome de Diógenes y decido pedir un taxi acuático.
- All' hotel Blablablá, per cortesia.

- Ok.
En medio del Gran Canal el taxista se vuelve hacia mí y me dice:
- Fifty euros, eh?
"La virgen", pienso para mí. Pedazo clavada. Pero claro, en mitad de las pútridas aguas del canal no me siento con muchos ánimos para negociar. Pongo cara de tonto (vamos, mi cara habitual) y no digo nada.

Está claro que el taxista me ha tomado por un extranjero timable. Claro, técnicamente hablando es verdad que en Italia soy un extranjero, así que no se lo puedo reprochar del todo... pero el taxista ha cometido un pequeño error: se ha dejado rodando por la cabina el librito de tarifas oficiales. Observo atentamente el listino di prezzi:
  • Bajada de bandera, 13 euros
  • Por maleta, a partir de la segunda, 3 euros
  • Por minuto de trayecto, 1.5 euros
Vale, espantosamente caro, pero tras seis minutos de viaje que es lo que llevó el llegar al hotel las cuentas me salían por unos veinticinco leuros, la mitad de lo que me pedía el honrado estafador. De modo que llegamos al hotel, y una vez que tengo las maletas en tierra firme desempolvo mi oxidado italiano y le digo al taxista algo que traducido viene a ser más o menos:
- Oiga, caballero, según esta hoja de tarifas no me cuadran las cuentas...

- Ah, ¿que quiere hacerlo legal? No hay problema: miremos el taxímetro.
Marca 75 euros. Yo no me inmuto: en Túnez y otros países con un nivel de tercermundismo cultural igualmente similar al de Italia me han intentado hacer el timo del taxímetro trucado en otras ocasiones. Pero soy perro viejo.
- Mire, a ver cómo se lo explico: he controlado la hora de partida y la de llegada, tengo su número de matrícula y las tarifas en mi mano. Si quiere, llamamos a la Policía de Finanza y resolvemos este pequeño desacuerdo.

- No hace falta enfadarse, hombre. Te lo dejo en 15 euros.

- De acuerdo. Tome 20 y deme la vuelta.

- No tengo billetes de 5.

- Pero ahí tiene uno de 10...

- De acuerdo... toma diez y sal de mi taxi.

- Con sumo gusto.
Total, que llego al hotel muerto de risa y le cuento al osezno la jugada. Él, todo bondad, me dice:
- ¿Y no te da reparo haber estafado al pobre taxista? Igual tiene esposa y veinte hijos delincuentes juveniles a los que mantener.

- Pues no. Si me lo ha dejado en diez euros es porque antes habrá conseguido engañar a otros cinco guiris que sí que se han dejado timar...




7 comentarios:

MM de planetamurciano dijo...

A mí siempre me confunden con un extranjero...¡¡Pero en mi tierra!! Hasta me hablan en ruso y to mientras yo me troncho...

starfighter dijo...

Creo que el timo a los guiris sucede con más frecuencia de la deseada, sobre todo cuando vivimos en gran medida de ellos. Lo peor es cuando encima pretenden timar a los nacionales. Ja. Me ha encantado el timador timado (bonito título para una opereta austrohúngara.

Eleuterio dijo...

Aplauso para tí, que soy un timorato con esas cosas y nunca sé cómo reaccionar si no domino el idioma.

(palabra de verificaicón: "worst", caramba ¿será una profecía para hoy?).

hm dijo...

A mi me pasa lo contrario, vaya donde vaya, me toman por local, será que tengo unos rasgos muy vulgares...

Justo dijo...

Con esa pinta guiri vas a ligar mucho, jaja..

Lo de los taxistas de ese pelaje no conoce fronteras.. en Lisboa tuve una experiencia horripilante, un tipo dándonos vueltas por la ciudad, y yo gritándole que dejara de marear la perdiz, que sabía perfectamente lo que estaba haciendo.. es muy desagradable, la verdad.

¡Pasadlo muy bien! Qué envidieja me da.

Leralion dijo...

Supongo que a la larga todo el mundo aprende a regatear. Todavía tengo esperanza.

Otto Más dijo...

Pues es Levante igualito... Como para no volver a España, amos...

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