Como decía mi amiga Genoveva, éstas son unas fechas muy tradicionales. A propósito de todo esto, nunca he entendido muy bien por qué ciertas fechas son tradicionales y otras no. Me parece un poco discriminatorio. La verdad, no sé que tiene el veinticinco de diciembre que no tenga el trece de mayo...
En fin. Son fechas muy tradicionales y si hay algo que abunde en las antiguas y venerables ciudades castellanas, es la tradición. La Carrera del Pavo de Segovia es una de esas tradiciones milenarias que fueron inventadas el siglo pasado. Costumbres milenarias de ese tipo las hay a montones, últimamente.
En fin. Son fechas muy tradicionales y si hay algo que abunde en las antiguas y venerables ciudades castellanas, es la tradición. La Carrera del Pavo de Segovia es una de esas tradiciones milenarias que fueron inventadas el siglo pasado. Costumbres milenarias de ese tipo las hay a montones, últimamente.
La Carrera del Pavo es una competición de ciclismo tuneado. Se utilizan dos tipos de bicicleta, una de ruedas normales y otra de ruedas excéntricas. En ambos casos el truco consiste en que las bicicletas no tienen pedales ni cadena. Los concursantes se dejan caer por la cuesta que discurre junto al acueducto, tomando impulso para atravesar la plaza del Azoguejo y subir lo más arriba posible de la Calle Real.
En cuanto se les agota la energía cinética acumulada en la bajada, los participantes comienzan a mover enérgicamente el manillar y el cuerpo, intentando arañar a la gravedad unos pocos metros más. Los jueces de la prueba van marcando en el suelo la distancia recorrida por cada uno de los ciclistas antes de quedarse parados.
Es impresionante la distancia que pueden llegar a recorrer algunos. Los mejores participantes pueden llegar tan lejos como la Casa de los Picos, la calle del seminario e incluso más allá. Tradicionalmente al vencedor se le regala un pavo -de ahí el nombre de la carrera-, al segundo un pato y al tercero un pollo. Así es mi Segovia: agropecuaria hasta la médula.
El tiempo ha acompañado. Hacer la prueba después de una helada o una noche de niebla espesa es garantía segura de trabajo extra para los traumatólogos del hospital general. Pero estos días está haciendo incluso calor. Con este tiempo benigno y esta luz sobrenatural de invierno, me estoy pasando las vacaciones pegado a la cámara de fotos.
Últimamente estoy algo obsesionado con las ramas como motivo fotográfico. La desnudez invernal de los álamos, los castaños y los fresnos frente al cielo azul profundo de la Meseta me fascina.
Es geometría viva. Espacio tridimensional congelado. Me paso el tiempo observando el juego de luces y sombras en las bifurcaciones, nudos y retuertas; la textura de la corteza, la forma de las yemas, las cicatrices de las hojas y tallos caídos.
Los amigos y conocidos míos que son religiosos me dicen que tiene que ser una pena vivir sin Dios. Según ellos, mi convencimiento de que no hay un creador divino me impide apreciar la maravilla; piensan que mi mundo regido por leyes físicas y procesos naturales deja fuera el misterio y la belleza.
Se equivocan.
Me resulta maravilloso que de un sustrato material -agua, dióxido de carbono y poco más-, a partir de un conjunto reducido de reglas sencillas -buscar la luz, maximizar el volumen de aire que se abarca- y mediante unos procesos matemáticamente simples -series de bifurcaciones, leyes de potencias, autosemejanzas, fractalidad- pueda surgir la infinita variedad de las formas de las plantas. Admirar un hermoso árbol y entender intelectualmente, al menos a grandes rasgos, los principios que ordenan su crecimiento es algo que me emociona de una forma mucho más profunda que lo que lo haría pensar que el árbol lo ha creado la varita mágica de Harry Potter. La experiencia religiosa es un pobre sustituto del sentido de maravilla que proporciona el saber apreciar, tal como es, el delicado encaje del azar y la necesidad que es este mundo. No necesitamos inventarnos otros.
Se equivocan.
Me resulta maravilloso que de un sustrato material -agua, dióxido de carbono y poco más-, a partir de un conjunto reducido de reglas sencillas -buscar la luz, maximizar el volumen de aire que se abarca- y mediante unos procesos matemáticamente simples -series de bifurcaciones, leyes de potencias, autosemejanzas, fractalidad- pueda surgir la infinita variedad de las formas de las plantas. Admirar un hermoso árbol y entender intelectualmente, al menos a grandes rasgos, los principios que ordenan su crecimiento es algo que me emociona de una forma mucho más profunda que lo que lo haría pensar que el árbol lo ha creado la varita mágica de Harry Potter. La experiencia religiosa es un pobre sustituto del sentido de maravilla que proporciona el saber apreciar, tal como es, el delicado encaje del azar y la necesidad que es este mundo. No necesitamos inventarnos otros.
He empezado hablando de una cosa y acabado con otra totalmente diferente: no tengo costumbre de irme de esta forma por los cerros de Úbeda. Achaquémoslo a las fiestas y a la digestión. Hoy a mi madre el asado le ha quedado de muerte...
10 comentarios:
Pues lo de la Carrera del Pavo me parece algo curioso, sinceramente empece a leer con muchiiisimo miedo pensando "a ver si ponen pavos a correr" "a ver si no le hacen una barbaridad al pobre pavo" pero no, me he llevado una sorpresa grata.
En cuanto a los Álamos y la nieve.... esto-.... no se que comentar jeje aunque te podría decir "que bonita la naturaleza" pero pa que mentir.
A todo esto, siempre mepasa igual aunque no lo publico empiezo escribiendo de algo y termino redactando otra historia.
Saludos y a por el pavo!
Aunque la gente joven casi no lo siga,Sanremo tiene repercusiòn a nivel musical,todos los cantantes que vencen luego se pasearan por Espana y sudamèrica.
Yo no soy muy festivalero,la verdad,pero ni Sanremo ni Eurovisiòn,etc...
Por cierto,qué ramas tan bonitas y qué cielo tan azul
Aunque lo propio sería llamarle digresión, tú lo que has hecho hoy es irte por las ramas.
¿Quién ha dicho que en la física no hay poesía?
Bonitas fotos!... Y que interesante lo de la carrera del pavo, desde luego es que tenéis unos inventos los segovianos, claro todo para combatir el frío...
Un besote. Alber
Bueno, hay varias cosas que decir, primero: que gane el de la primera foto que esta muy bueno, segundo que una de estas fotos es la que has puesto en CAGARRUTIBLOG, jajaj tercero que el 13 de mayo, tb. es importante PQ:
El trece de mayo
la virgen maría
bajó de los cielos
a cova de Iria (Fatima,jajaj).
En fin y de si existe dios, que decir? que es todo tan idiota y tan infantil que da pena. Es mas, no solo no creo en dios ni en el espiritu santo ni en la "inmaculadez" de maris, sino que jesucristo me parece gilipollas con tanta tonteria de parabolas en vez de dejar su mensaje clarito para que el tontolaba del papa no dijera tantas tonterías....¡he dicho!
Bezos
Bueno, entonces sólo te deseo Feliz Año, jajaja.
Yo si creo, pero me parece una gilipollez el pensar que quien no cree es un amargado, o que no puede disfrutar de la naturaleza... es perfectamente posible creer en un mundo sin Dios.
Los dos corredores que has puesto eranlos más guapos y merendables? al menos, lo están jejeje
Para que luego digan las malas lenguas -la mía incluida, a veces- que en Segovia no hay muchachotes merendables :-)
Felices fiestas con todo mi cariño.
Besos.
Y encima cocina bien!!! Al tema. Me he asustado un poco cuando he leído lo de la carrera del pavo. Pensé que haríais alguna mamarrachada al pobre bicho. Qué bien que no sea así. Me ha gustado la tradición y me han hecho gracia los premios y el calificativo que les has aplicado a tus paisanos.
Las fotos preciosas. A mí me encanta tomar fotos cuando el cielo está así de azul. Cuando estuvimos en Kenia hice muchas de árboles aparentemente secos de una belleza que me pareció sublime. Tal vez lo realmente bello es lo más simple y quizás también hay que despojarse de mucha tontería de por medio para poder llegar a verlo, no?
Besotes
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