Imaginad por un momento una estructura artificial en forma de anillo, de ciento cincuenta millones de kilómetros de radio, de un millón seiscientos mil kilómetros de anchura y que rota con una velocidad de mil doscientos kilómetros por segundo alrededor de una estrella enana de tipo G2 colocada en el centro del anillo. Semejante estructura tendría una una superficie interna unos tres millones de veces superior a la de la Tierra. En dicha superficie interna la fuerza centrífuga causada por la rotación del Anillo crearía una aceleración similar a la de la gravedad en la superficie de nuestro planeta: si ponemos una barrera lo suficientemente alta en los bordes del Anillo, éste podría mantener una atmósfera similar a la nuestra y albergar una variedad casi infinita de formas de vida. Colocad a mitad de camino entre el Anillo y la estrella central una serie de placas rectangulares, girando más rápidamente que el Anillo en sí, y tendréis una manera de provocar una sucesión de "días" y "noches" para los habitantes de la estructura.
Ahora imaginad que alguien ha construido algo así y que sois los primeros humanos en acercaros a ese Mundo Anillo.
Ahora imaginad que alguien ha construido algo así y que sois los primeros humanos en acercaros a ese Mundo Anillo.
Este es el planteamiento inicial de todo un gran clásico de la ciencia-ficción: Mundo Anillo (Ringworld, 1970), del escritor norteamericano Larry Niven. Leí por primera vez Mundo Anillo cuando era un adolescente con granos; posteriormente fui leyéndome casi toda la obra de Niven -algunas novelas relacionadas con el mismo universo ficticio de Ringworld, otras muchas no- con creciente deleite. Hace unas semanas me hice con la edición española de Protector (1973), otra novela que ya me había leído hacía años en inglés, y se me despertó el gusanillo de releer a Niven; después de Protector me hice con la antología de relatos breves Crashlander, ahora me estoy leyendo el original inglés de Ringworld, y aprovechando que este fin de semana que viene iré a Segovia me pondré a rebuscar entre los libros que aún conservo en casa de mis padres a ver qué más encuentro.
Toda buena obra de ciencia-ficción tiene que cumplir tres requisitos. Primero, tiene que ser divertida: la ciencia-ficción es ante todo un entretenimiento. En segundo lugar, tiene que ser capaz de estimular la imaginación: transportar al lector a escenarios y situaciones alejados de su vida cotidiana. Para cosas cotidianas ya tenemos la novela costumbrista. Y, last but not least, debe hacer pensar.
Las obras de Niven cumplen con creces estos tres requisitos. Cuenta historias interesantes, con una prosa sencilla e inteligente y dosificando la acción sin llegar a saturar. Crea mundos apasionantes, de un exotismo desbordante, pero manteniendo cierta verosimilitud científica. Y en la base de la mayor parte de sus relatos hay siempre alguna idea sobre la que rumiar. Por ejemplo, Protector plantea de una forma muy original la cuestión del libre albedrío, Neutron Star es un delicioso relato corto científico que gira en torno (y nunca mejor dicho) al concepto de la fuerza de marea, Safe at any speed es una demostración consciente de cómo el exceso de gadgets supertecnológicos es un veneno para el propio escritor de ciencia-ficción, La paja en el ojo de Dios (con Jerry Pournelle) tiene como uno de sus temas principales la presión demográfica...
Todos estos elementos se encuentran en estado puro en Mundo Anillo. Un escenario grandioso, alienígenas, un protagonista más inteligente que heroico, ecologías desbocadas, rosetas de Klemperer, ciudades abandonadas, misterios sin resolver... y, curiosamente, un Ojo en el Cielo. Muy recomendable.
Las obras de Niven cumplen con creces estos tres requisitos. Cuenta historias interesantes, con una prosa sencilla e inteligente y dosificando la acción sin llegar a saturar. Crea mundos apasionantes, de un exotismo desbordante, pero manteniendo cierta verosimilitud científica. Y en la base de la mayor parte de sus relatos hay siempre alguna idea sobre la que rumiar. Por ejemplo, Protector plantea de una forma muy original la cuestión del libre albedrío, Neutron Star es un delicioso relato corto científico que gira en torno (y nunca mejor dicho) al concepto de la fuerza de marea, Safe at any speed es una demostración consciente de cómo el exceso de gadgets supertecnológicos es un veneno para el propio escritor de ciencia-ficción, La paja en el ojo de Dios (con Jerry Pournelle) tiene como uno de sus temas principales la presión demográfica...
Todos estos elementos se encuentran en estado puro en Mundo Anillo. Un escenario grandioso, alienígenas, un protagonista más inteligente que heroico, ecologías desbocadas, rosetas de Klemperer, ciudades abandonadas, misterios sin resolver... y, curiosamente, un Ojo en el Cielo. Muy recomendable.
4 comentarios:
Mañana mismo me lo pido que hace un montón que no leo CF de la buena.
He visto que hay ingenieros, un trono e hijos del mundo anillo. ¿Es una saga? ¿Son todos recomendables?
No empezó como una saga, pero ya sabes cómo es el mercado editorial... después escribió Los Ingenieros del Mundo Anillo (muy recomendable también), el Trono del Mundo Anillo (pasable) e Hijos del Mundo Anillo (pché)... aun así, si puedes, ve a por todos jeje
Ohhhhhhh, aún recuerdo cuando leí Mundo anillo, que gustazo. En cambio, he de confesar que no he leído ninguna de las continuaciones; a ver si me pongo al menos con la de los ingenieros. Y La paja en el ojo de Dios también está genial. Excelente gusto, sí señor :)
Curiosamente, este verano releí Mundo Anillo y la semana pasada terminé de leer Ingenieros de Mundo Anillo.
Los adquirí este verano porque son clásicos que no pueden faltar en una biblioteca de cifi. Claro, que también compré Hijos de Mundo Anillo y no sabía que existía Tronos.
Pensé que las secuelas no estarían a la altura del original, pero coincido con Sufur: Ingenieros también es muy recomendable. Los otros no los he leído.
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