octubre 14, 2009

Duda oftálmica

Yo, como detective privado, no tendría precio: rápido como la tortuga, silencioso como el trueno, avispado como la mula y, sobre todo, de mirada perspicaz como la del topo. Vamos, que Rompetechos, a mi lado, parecería un águila real. Privado de mis gafas soy incapaz de reconocer un rostro a más de cinco metros de distancia. No solo eso, sino que por algún motivo misterioso si me quitan las gafas no sólo me quedo medio ciego, sino también medio sordo: al no captar el lenguaje corporal de quien me habla, me pierdo de la misa la mitad.

Estoy resignado ante mi sino. Soy gafotas desde mi más tierna infancia y, después de todos estos años, no me concibo sin mis cristales. Me siento cómodo con ellos. Forman parte de mí. Sin gafas me siento desnudo. Si me las quito, me veo raro y me ven raro: toda una vida de mirar a través de unos cristales me ha dejado esa perpetua mirada de miope que, una vez adquirida, jamás le abandona a uno.

Y, sin embargo, estoy planteándome probar las lentillas. Es algo que siempre me ha echado para atrás, en parte porque mi madre tuvo una experiencia horrorosa con ellas y en parte porque tengo fobia a tocarme o que me toquen los ojos: una de esas reacciones reflejas que nadie sabe de dónde porras vienen, pero que fastidian lo suyo. Sin embargo, estoy dispuesto a hacer una prueba, a ver que pasa. Ando considerando los pros y los contras.




Los argumentos en contra de las lentillas son sencillos: mi ya mencionada fobia a acercar dedos a ojos, que soy de ojo seco -salvo cuando me pongo tontorrón- y el asunto presupuestario. Como una parte importante de mis achaques oculares es el astigmatismo, necesito lentillas especiales -toroidales-, que son significativamente más caras que las normales. Y yo, que por no nadar ni siquiera nado en la piscina, no nado precisamente en la abundancia.

Los pros son un poco flojos. En realidad, creo que no necesito las lentillas. Desde luego, no me las pondría por estética -cinco de cada seis encuestados dicen que parezco ligeramente menos feo con gafas que sin ellas-, ni por cuestiones de salud. En realidad, sólo les encuentro utilidad para cosas muy concretas, tales como
  1. Hacer deporte. Como hago poco de eso -el gimnasio no cuenta, ya que se puede hacer perfectamente pesas con las gafas puestas-, este argumento es de escaso valor.
  2. El voyeurismo. Estoy convencido de que el tiempo que paso en los vestuarios sería mucho más entretenido si pudiera ver con nitidez lo que me rodea.
  3. La fotografía. Con mi cámara, al igual que sucede con la mayoría de las réflex, es necesario arrimar el ojo al ocular para saber lo que se va a fotografiar. Esto presenta dos problemas: si uno pega demasiado la cara a la cámara, suele mancharse las gafas. Además, el ocular suele tener una pieza de goma que ayuda a proteger las gafas de rayaduras, pero hace tiempo que yo perdí esa pieza. Si usara lentillas, no tendría que preocuparme ni por las manchas ni por los rayones.
  4. Follar. Tiene que ser interesante poder ver con nitidez los detalles del maromo te estás tirando, sobre todo si te da por visitar ciertos ambientes en los que las gafas sobran claramente, y también tiene su utilidad poder captar el tipo de maniobras que se están realizando... Claro que la cosa puede ser contraproducente, ya que la miopía galopante ayuda mucho a idealizar a la gente, y bien puede ocurrir que lo que pensabas que se parecía a esto en realidad sea esto otro, en detrimento de la erótica del momento.
  5. Para que no te aplaste las gafas de un manotazo un amigo borracho en mitad de una noche absurda. Me pasó una vez.
Teniendo en cuenta, sin embargo, que 1) hago poquísimo deporte, 2) no me corto de ponerme las gafas en el vestuario, 3) he aprendido a mantener la cámara algo separada de mi jetuño, 4) cada vez follo menos y 5) la última vez que salí de borrachera aún reinaban en Francia los merovingios, al final el único motivo medianamente válido se reduce a este: hacer algo nuevo con mi vida de vez en cuando. Un poco pobre, la verdad.

Vamos, que todavía me lo tengo que pensar un poco. Any suggestions?

12 comentarios:

Mocho dijo...

Que sí, que yo me compré lentillas de usar y tirar y son comodísimas para el verano, para los viajes, para poder lucir gafas de sol, etc.

Ahora, ¿por qué no me las pongo nunca? ¿Eeeeh?

Lo de tocarte el ojo al principio da un yuyu que te mueres, pero con el tiempo acabas tirando la lentilla al aire y cazándola con los párpados, ya verás.

Blandas, superblandas, megablandas, de un día de uso. Ni las notas.

starfighter dijo...

Esta entrada parece un calco de mi vida: la misma situación me la planteé hace varios años, y padeciendo astigmatismo igualmente además de ser un míope galopante. Cuando mi economía lo permitía no me apetecía, y me lo pensé cuando no podía económicamente (¡viva la coherencia!). Y también me da yuyu lo de tocarme los ojos, redios. Aunque siempre me surge la misma duda: todos los oculistas que conozco usan gafas. Curioso...

Johny Idea dijo...

Si no recuerdo mal, cuando nos conocimos hayá por el pleistoceno, yo todavía tenía lentillas (y de las blandas, que son más cómodas). Pero si no recuerdo mal, tú me has conocido siempre con gafas.

Para unas cosas, las lentillas son muy cómodas, como hacer deporte, ver a la gente en la piscina o en la playa (que no bañarse con ellas) y, como bien dices, para usar la cámara de fotos.

A los inconvenientes, tienes que añadir los días de viento (no sabes lo incómodo que es sentir la tierrecilla cuando llevas lentillas), que no te libras de los manotazos en los días de borrachera (ponte tú a buscar una lentilla borracho). O, ¿qué decir de la sensación cuando se mueve la lentilla y se te queda metida por arriba, debajo del párpado? Me pasó al menos dos veces, que recuerde. Una, de forma expontánea se me subió arriba. Otra, jugando a balonmano me dieron un codazo por debajo del párpado inferior. La sensación fue que se me había vuelto el ojo del revés. Todo el mundo miraba espantado y no dejaba de preguntarme si estaba bien y, cuando conseguí colocar la lentilla, la gente insistía en seguir preguntando. Al llegar a casa vi que tenía una brecha en el pómulo, justo debajo del párpado. No me di cuenta porque no sangró casi. Pero intentar colocar la lentilla con sólo el agua de una botellita para lavarse las manos y sin que se cayera al suelo, fue peor que el golpe.

Resumiendo, principalmente por comodidad, uso gafas. Si quieres ver el mundo, ahorra y opérate la vista. Conoces gente que lo ha hecho y le ha ido bien.

Johny Idea dijo...

Expontánea... ¡ala! ¡que vurro!

Anónimo dijo...

Sugerencias, lo que se dice sugerencias, pues no las hay.
Pero una duda si: La mirada del Mortadelo que linkas, a mi, me parece mas de hipermetrope que de miope...

P.

rickisimus2 dijo...

Pues yo me hice las lentillas hace 8 ó 10 años. Fue un capricho puro y duro. Al principio solamente las usaba el fin de semana por aquello del ligoteo. Pero cada vez me resultan más cómodas y las uso más. De hecho he pasado épocas en que solamente usaba las gafas por la noche en casa y por la mañana al levantarme y el resto del día las lentillas.

Unos me dicen que son más cómodas las de usar y tirar, pero una oftalmóloga me recomendó usar lentillas normales (blandas) no desechables por la calidad de los materiales empleados.

Ventajas: estéticas, ponerte las gafas de nadar en la piscina y ver todo de maravilla, que no se empañen las gafas al entrar al vestuario, que no se mojen los cristales los días que llueve que no se rompen las gafas si te echas una minisiesta ciendo la TV, ves al maromo sin necesidad de las incómodas y antiestéticas gafas en determinados momentos, etc

Desventajas: tienes que viajar con un chisme más (portalentes y líquido, este de menos de 100 ml si vas en avión) y las gafas de toda la vida, los días de viento estás mucho más sensible (te has acostumbrado ya a la protección de las gafas), perder una lentilla (como me ocurrió en Estambul) y tener que usar gafas el resto del viaje, se resecan los ojos en viajes largos en avión, etc

Lo primero que me hicieron en la óptica cuando fui a hacerme la primera prueba de las lentillas fue a tocarme el ojo y comprobar que no pasaba nada. Después me pusieron lentillas que tienen de prueba durante 1 hora el primer día, dos horas el segundo día, etc. El primer día te las ponen ellos, pero los siguientes días te enseñan a ponértelas. Recuerdo la sensación de ver todo mucho más nítido, mucho mejor y ¡sin gafas!

Cuando vieron que no tenía rechazo, no me daban alergia, etc y que las aguantaba bien unas cuatro o cinco horas, ya me hicieron las mías.

En resumen, para mi es algo recomendable.

rickisimus2 dijo...

¡¡¡Vaya ladrillazo que he escritooooo!!!

Sr_Skyzos dijo...

Mira, yo llevo lentillas desde los 16 años, y sí que es verdad que cada vez me las pongo menos; porque trabajo en un sitio cerrado con una cantidad de polvo (con perdón) alucinante y me reseca mucho el ojo. Pero te diría que lentillas sí.

Cuando he ido a la piscina, playa, balneario y tal, las llevo puestas. Cada vez que salgo también me las pongo (porque las veces que salía con gafas, éstas acababan en medio de la pista sin mí) y que da gusto eso de cambiar de imagen de vez en cuando.

Y para el ojo reseco, lágrima artificial. Si para el otro utilizas lubricante, ¿por qué para éste no?

Bruto dijo...

¡Póntelas! de verdad, a mí me han cambiado la vida, no te lo pienses, al fin y al cabo, por probar no pierdes nada, y en la óptica antes de hacértelas te tienen unos días de pruebas, si ves que no te va, lo dejas, pero si te gusta, adelante. Y de verdad, para lo de follar es que hay como una diferencia abismal, te lo digo por experiencia...

MM de planetamurciano.com dijo...

Un día, en esa clase prticular ke dice usted ke me va a dar, le explico lo eróticas ke pueden llegar a ser una gafas.
El premio me lo estoy pensando...

Nils dijo...

sólo por ver nitidamente a quién te tiras, merece la pena ponerse lentillas

Kassandra Nasty dijo...

¿Y por qué no el láser? Es permanente; por no tocar, ni siquiera te tocan el ojo durante la operación; en unos años, en comparación con usar lentillas, lo amortizas; y es como muy moderno, muy de "voy a hacer un buen cambio en mi vida"...

¡Todo ventajas!

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