Aprovechando que por fin el tiempo atmosférico parece aproximarse a lo que uno esperaría del calendario, que ninguno de los dos nos sentimos en la obligación social ni espiritual de asistir a ninguno de los aquelarres dominicales —léase indistintamente "misa" o "Madrid-Barça"— y que nos apetece no mover un músculo después de una semana agotadora, parece que el plan para hoy consiste en quedarse frente a la caja tonta —habrá que ir pensando en cambiarle el nombre a algo así como superficie tonta— y cepillarse una temporada entera de alguna serie.
La candidata ideal es Héroes, temporada 3. La serie prometía mucho en su primera temporada, se convirtió en un culebrón absurdo en la segunda y ahora se mantiene en un ni fú ni fá del que no termina de despegar. Y, pese a todo, se deja ver.
El problema que parecen tener muchas series norteamericanas de un tiempo a esta parte se resume en esta frase repetida una y otra vez por personas mayores de treinta años a lo largo y ancho del mundo:
A ver si nos entendemos. Está genial que los personajes de una obra de ficción, al igual que en la vida real, vayan evolucionando y cambiando a lo largo del tiempo. Eso da profundidad psicológica, añade interés y ayuda a que el espectador se enganche. Lo que resulta excesivo es esta tendencia patológica de los guionistas (o de los productores y directivos de las cadenas, porque no vamos a echarle toda la culpa a los pobres escritores) a hacer que los protagonistas cambien de bando varias veces en el mismo capítulo. Resulta absurdo, confunde y te deja con la sensación inconfundible de que alguien te está tomando el pelo. La obsesión el giro argumental se ha salido de madre.
Esto me recuerda a ese capítulo de los Simpsons en el que Moe se convierte en actor y, en venganza contra su despido, empieza a airear en público (con la ayuda de Homer) las tramas futuras de la telenovela en la que participa:
Pues bueno, sustitúyase aquí "eróticas consecuencias" por "desquiciante giro de los acontecimientos" y eso resumirá el argumento de un buen número de series actuales.
Y hablando de eróticas consecuencias, no puedo terminar un post sobre Héroes sin dedicarle un espacio a Zachary "cejacas" Quinto en su papel del malote —salvo cuando un Giro Absurdo del Guión dice otra cosa— Sylar, un feo-guapo al que dan ganas de matar... a polvos.
Ah, sí, en mundohetero por lo visto quien pega fuerte es la animadora...
La candidata ideal es Héroes, temporada 3. La serie prometía mucho en su primera temporada, se convirtió en un culebrón absurdo en la segunda y ahora se mantiene en un ni fú ni fá del que no termina de despegar. Y, pese a todo, se deja ver.
El problema que parecen tener muchas series norteamericanas de un tiempo a esta parte se resume en esta frase repetida una y otra vez por personas mayores de treinta años a lo largo y ancho del mundo:
"Pero éste... ¿no era de los buenos?"
A ver si nos entendemos. Está genial que los personajes de una obra de ficción, al igual que en la vida real, vayan evolucionando y cambiando a lo largo del tiempo. Eso da profundidad psicológica, añade interés y ayuda a que el espectador se enganche. Lo que resulta excesivo es esta tendencia patológica de los guionistas (o de los productores y directivos de las cadenas, porque no vamos a echarle toda la culpa a los pobres escritores) a hacer que los protagonistas cambien de bando varias veces en el mismo capítulo. Resulta absurdo, confunde y te deja con la sensación inconfundible de que alguien te está tomando el pelo. La obsesión el giro argumental se ha salido de madre.
Esto me recuerda a ese capítulo de los Simpsons en el que Moe se convierte en actor y, en venganza contra su despido, empieza a airear en público (con la ayuda de Homer) las tramas futuras de la telenovela en la que participa:
Moe: ¿Y qué es lo que tienes que decirnos, oh Angel del Futuro?
Homer: [vestido como un ángel] Vas a morir en un accidente de esquí aéreo.
Moe: ¡Qué trágico! Cuéntame más.
Homer: La fiesta de embarazada de Gabriella será invadida por terroristas... con eróticas consecuencias.
Moe: ¡Oh, qué inesperado! Dime más.
Homer: [leyendo del libro de guiones] Bueno, la Hermana Bernardette abandonará el convento y fundará un equipo de béisbol femenino... con eróticas consecuencias.
Moe: ¡No me digas!
Homer: Después, la hermanastra del Doctor Galloway montará un plan para hacerse con el dominio de la Internacional de Perfumes y Vinos... con eróticas consecuencias.
Pues bueno, sustitúyase aquí "eróticas consecuencias" por "desquiciante giro de los acontecimientos" y eso resumirá el argumento de un buen número de series actuales.
Y hablando de eróticas consecuencias, no puedo terminar un post sobre Héroes sin dedicarle un espacio a Zachary "cejacas" Quinto en su papel del malote —salvo cuando un Giro Absurdo del Guión dice otra cosa— Sylar, un feo-guapo al que dan ganas de matar... a polvos.
Ah, sí, en mundohetero por lo visto quien pega fuerte es la animadora...
7 comentarios:
De Heroes vi el piloto y no me picó el gusanillo. Y leídas las críticas me da que más nunca me va a picar. ¿Una temporada en un día? Eso sí que es sobredosis XD
no he visto nunca Héroes...
¡Dios, qué bueno está Mr. Quinto!!!! y pobrecitos de los heteros, que no ven más allá de la insulsa rubia ésa, por favor!! me los vas a comparar, hombrepordiós!!!
No soy de mirar series, pero cuando empiezan a acumular temporadas es difícil que un personaje pueda tener una evolución verosímil.
Es curioso, además en una serie de ciencia ficción, que a pesar de que uno va dispuesto a tragárse todo lo que le digan, llega un momento en que dices, hasta aquí hemos llegado. La suspensión de la verosimilitud tiene un límite, y parece que están dispuestos a pasárselo siempre
la verdad es que prometia pero me cansé al 3r capítulo de la 1a temporada...
Por muy míticas que sean, nunca he visto ni Heroes ni Perdidos, la verdad. Y es que como tu dices, todas esas series parten de una idea muy buena... pero eso es todo, una ideal Luego la exprimen tanto que se convierte en un disparate tras otro, y si tiene exito mas.
Bezos
Publicar un comentario