Bueno, pues se acabó el puente. Un puente lluvioso de cuatro días da para bastante: para leer, para retozar, para dormir, para cocinar, para comer como cerdos, para intentar quemar parte de las calorías acumuladas en el gimnasio, para salir, para tener resaca... incluso para ver la televisión.
La televisión, para aquellos que no hayan oído hablar nunca de ella, es una especie de mueble electrodoméstico que suele situarse en el salón de las casas (no siempre: una pareja de amigos míos decidieron que pasan más tiempo en la cama que en el salón, y la pusieron en el dormitorio). La televisión tiene muchas utilidades, siendo las pricipales entre ellas: colocar encima muñecas de sevillanas, constatar que la Pesteban cada día está más horrorosa, poner documentales de La 2 para echar la siesta, ver el júrgol y —tal vez su función más importante— favorecer la paz familiar matando todo intento de conversación. Sorprendentemente, de pascuas a ramos parece tener el efecto contrario y ocasiona conversaciones.
Tal fue el caso del otro día. Aquella habría sido una fría y aterradora mañana de martes si no hubiese sido una acogedora tarde de sábado. Era uno de esos momentos perezosos de estar tirados de cualquier manera en el sofá, con el más absoluto desprecio por las cervicales, viendo la tele, con los gatos tumbados sobre nuestras barrigas.
La televisión, para aquellos que no hayan oído hablar nunca de ella, es una especie de mueble electrodoméstico que suele situarse en el salón de las casas (no siempre: una pareja de amigos míos decidieron que pasan más tiempo en la cama que en el salón, y la pusieron en el dormitorio). La televisión tiene muchas utilidades, siendo las pricipales entre ellas: colocar encima muñecas de sevillanas, constatar que la Pesteban cada día está más horrorosa, poner documentales de La 2 para echar la siesta, ver el júrgol y —tal vez su función más importante— favorecer la paz familiar matando todo intento de conversación. Sorprendentemente, de pascuas a ramos parece tener el efecto contrario y ocasiona conversaciones.
Tal fue el caso del otro día. Aquella habría sido una fría y aterradora mañana de martes si no hubiese sido una acogedora tarde de sábado. Era uno de esos momentos perezosos de estar tirados de cualquier manera en el sofá, con el más absoluto desprecio por las cervicales, viendo la tele, con los gatos tumbados sobre nuestras barrigas.
En la tele, la programación habitual, o sea: nada interesante. La opción menos mala a aquellas horas era una reposición de esa serie ñoña de adolescentes con bisturí que inexplicablemente gusta a tanta gente: Anatomía de Grey. Como el argumento no daba mucho de sí tuvimos que entretenernos recurriendo a un viejo tópico de conversación que tenemos en casa: la Tabla de Quesos.
Me explico. Según el osezno, los hombres son como los quesos: unos gustan más, otros gustan menos, pero en general casi todos tienen algo comestible. De ahí su costumbre de comparar a los chulazos con quesos. Su costumbre va más allá del mero "ese tío está como un queso": es capaz de asignar a cada hombre su tipo de queso concreto. Por ejemplo, de los típicos guaperas insulsos de cartón piedra dice que son quesos de Burgos. Así pues, el sábado estuvimos elaborando la tabla de quesos de Anatomía de Grey.
Por ejemplo el prota de la serie, un tal Patrick Dempsey, es para el osezno un caso claro de queso brie. Yo no estoy totalmente de acuerdo: a mi me parece más bien un cheddar inglés (apto para sándwiches, pero poco interesante por sí mismo). Pero en fin, el experto en quesos es él, no yo. El actor que hace el papel de O'Malley, siguiendo con la clasificación, es un queso de nata. Y Justin Chambers, el mamífero de la foto de la derecha, tiene el honor de ser un queso azul, pero no especialmente fuerte. Un roquefort vale. He de decir que con el pelo rapadito el yo le subiría la nota al chico hasta llegar a gorgonzola, por lo menos.
La cosa no acaba ahí. Hay más series. Prison Break, por ejemplo, donde sale el follable Dominic Purcell. Según el osezno éste se aproxima a Torta del Casar, lo que equivale a la puntuación máxima en la Tabla de Quesos. Pero no llega porque le falta vello corporal. Dejémoslo entonces en parmigiano reggiano.
Para el osezno solo hay un actor actual —excluyendo a los actores porno— que sea verdaderamente Torta del Casar: Hugh "Lobezno" Jackman. Yo no estoy completamente de acuerdo, pero la Tabla de Quesos es algo intrínsecamente oseznil y he de limitarme a transmitir sus puntuaciones.
Y a todo esto, ¿qué queso soy yo, según el osezno? Por lo visto, un queso feta griego, de cabra por más señas. No sé cómo tomármelo, si como un cumplido o todo lo contrario... Mi impresión personal del feta es que se trata de un queso con aspecto de soso, pero que luego sorprende al morderlo... Así que ya sabéis: para cualquier ensalada, contad conmigo.
8 comentarios:
A mí el queso feta me encanta. De todos modos, no entiendo mucho de quesos y no sabría seguir la tabla de equivalencias del Osezno. Podrías poner una con todos los tipos para que nos hagamos una idea... seguro que algún becario habrá que te la haga mientras catas quesos...
viva el I+D+i!
En relación al señor Jackman creo que es uno de los actores más eróticos que conozco; es verlo en la pantalla (y saberlo talentoso, simpático, cantante y bailarín) y es empezar a gritarle ese tipo de cosas que evito comentar en presencia de mi madre.
Tu osezno tiene razón con Hugh.
A mí, el feta me encanta...tómalo como cumplido y no le preguntes más...
A mi es que los quesos me gustan todos, pero si son fuertotes mejor. Me encanta el apestoso Münster. Hala, encárgale al osezno que me encuentre un hombre a su altura.
El queso griego está muy bueno, así que será un piropo
qué buena lección de quesos!
Estoy de acuerdo con la puntuación de Lobezno.
Creo que a ti te hace un cumplido porquè el feta es sorprendente como tu dices, parece soso a la vista i cuando lo comes, es intenso.
¿Ningún alérgico a la lactosa en la sala?
Jajaja,hay que ver lo relativo que es todo,para vosotros una tarde apacible es ver tumbados con UN GATO ENCIMA,Anatomia de Grey.Para mì serìa una tortura,y no sé qué es peor,que me eches encima un gato o ver esa serie?.
Sobre quesos,un FORMAGGIO SARDO STAGGIONATO DI CAPRA,serìa un garrulo que conocì yo una vez,que era como muy primitivo,con ese olor inequìvocamente a macho descuidado,rudo y que va por la vida sin ser consciente que hay hombres que se sienten atraidos por otros hombres.Despues de probarlo te pica el paladar,me refiero al queso,claro.Jejeje
Publicar un comentario