diciembre 13, 2009

Vidas de Santos (y Santas) I

Hermanos y hermanas,

Visto el insospechado éxito de mi anterior entrada sobre religión (digo "insospechado éxito" porque no esperaba que nadie leyera algo tan largo y pesado), he visto un nuevo filón. En consecuencia, tengo el placer de inaugurar en este, vuestro blog, una sección que muchos millones de lectores me han venido pidiendo desde tiempo inmemorial: el Rincón del Hagiógrafo. En esta sección iremos recordado la vida y obra ejemplar de algunos de los santos más excelsos que adornan nuestros altares y piras sacrificiales. Y qué mejor manera de empezar que con una de mis santas favoritas:


Santa Raúla de Poggibonsi

La vida de Santa Raúla de Poggibonsi está llena de fascinantes anécdotas de devoción. Ya desde muy pequeña, no mediría más de un metro sesenta, la joven Raúla demostró una afición desmesurada por los alfileres, que cogía del cesto de las labores de su madre, a la sazón taquimecanógrafa y costurera en prácticas. Mientras otras niñas de su edad se dedicaban a coleccionar sellos y fotos de Alan Ladd, Raúla acaparaba alfileres de distintos tipos, los ordenaba primorosamente por tamaño y grosor y los empleaba para sus obras de caridad, amén de realizar otras actividades propias de una santa en ciernes: entrar en trance, levitar, oír voces. A la tierna edad de cuarenta y seis años realizó su primer milagro: encontrar una aguja en un pajar. Concretamente, sentándose encima de ella. A partir de ese momento la fama de su santidad comenzó a extenderse por el pueblo, concretamente a la misma velocidad con que se expandían sus gritos de dolor.

Raúla estaba dispuesta a ser virgen contra viento y marea, y a tal efecto utilizaba sus alfileres, amenazando con pinchar a cualquier hombre que se le acercara. En sus "memorias", publicadas de forma póstuma por la Sociedad Italiana de Fabricantes de Imperdibles, Santa Raúla se jactaba de haber llegado a la edad de noventa años sin haber estado jamás a menos de ciento setenta yardas de un ser humano de sexo masculino. Cierto es que Santa Raúla no fue nunca una muchacha especialmente agraciada. A decir verdad, podría haberse convertido en una esbelta chica de mejillas sonrosadas de no haber sido por su extremada obesidad y su sempiterno problema de soriasis. El aliento a ajos crudos tampoco ayudaba especialmente.

Al estallar la Guerra Raúla, como tantas otras chicas de su edad -esto es, rondando la sesentena-, lo dejó todo por su patria. Su especial vocación pronto la llevó a servir a su país alistándose en el Cuerpo Logístico. Su tarea, titánica, consistía en realizar manualmente los agujeritos en las regaderas especiales de plástico del ejército, con las cuales se regaban las petunias del cuartel. En esa dura época fue cuando Raúla conoció a otras mujeres como ella, agujereadoras compulsivas, con las que más tarde formaría su Congregación. Una Congregación a la altura de esta gran (enorme) mujer, que nos fue arrebatada de forma milagrosa a la edad de noventa y seis años. Los detalles de su muerte están envueltos en las brumas de la leyenda: al parecer Sor Alcayata, la mano derecha de Santa Raúla en los años de su vejez y heredera única de todos sus bienes terrenales, encontró su cuerpo una fría mañana de Agosto, ensartado plácidamente por miles de afiladas agujas. La teoría más extendida es que la santa, en místico arrebato, cayó sobre uno de sus sacos de agujas y rodó sobre ellas de forma totalmente accidental durante varias horas, hasta morir desangrada.

En memoria de tan santa mujer la Congregación Rauliana de Castas Perforatrices, pues ese es el nombre completo de la orden, continuó su tarea por todo el mundo. El carisma especial que Dios ha concedido a la orden es el de la perforación en todas sus formas, y las devotas hermanas se dedican a recorrer farmacias, supermercados, gasolineras y máquinas expendedoras pinchando condones a distro y siniestro. Es gracias al paciente empeño de estas alegres y voluntariosas monjitas que se produjo el "baby boom" de los sesenta, época dorada de fecundidad y fe que ojalá se repitiera en este mundo ateo e incrédulo que se está imponiendo a nuestro alrededor. Ya sólo por eso las Perforatrices tienen más que ganado el eterno reconocimiento del papa Ratzinger.

Pero no terminan ahí las tareas de la Congregación. Como representantes terrenas de la santa patrona de los agujeros, las Raulianas Perforatrices están allá donde un ser humano sufra en el acto de taladrar cosas. Sin ir más lejos, todos los años se producen amistosas disputas entre las hermanas a la hora de asignar los destinos misioneros: todas están deseando ir a alguna de las plataformas petrolíferas en alta mar que atiende la Congregación para ocuparse de las necesidades espirituales de las docenas de hombres rudos que pasan allí meses a miles de kilómetros de sus mujeres. Y todas vuelven satisfechas y con la plácida sonrisa en la boca de quien sabe que ha hecho un buen trabajo.

Recemos tres Avemarías en honor a santa Raúla, patrona de los agujeros. Amén.

9 comentarios:

Thiago dijo...

Cari, y estas "Raulinas Perforatrices" no tienen una sección digamos masculina o incluso gay? Pues yo estoy dispuesto a ingresar en dicha orden como Superior Perforatriz, con el añadido, además, de que yo de dote, aporto mi "perforadora" jajajjaa

Bzos.

Eleuterio dijo...

Deberías escribirte algo sobre Santa María Goretti, que esa sí es una vida de psadilla...
Con decirte que a mis primas le contaban su vida y a la tierna edad de seis años se le reían en la cara a las monjas del colegio religioso al que iban, tan increíbe es la vida de esa santa...

Frase de Santa María Goretti: "Señor, antes de que VD. me viole, me tiro al río y me muero" contaban las monjas emocionadas y las guarras de las niñas gritaban: "¡Que se deje violar, qué estúpida!"

raulito dijo...

Mi nombre realmente es Raúl y no tengo nada que ver con esa hijeputa santa...pero si me encanta perforar cuanto agujero pueda....
solo en sentido de hablar, por supuesto..
muy bueno este artículo, me encanta la imaginación y creatividad...sigue, que va muy bién
saludos,
raulito
http://fromtop2bttm.blogspot.com/

Sufur dijo...

Algún día hablaré de las Redentrices, Thiago, que es un grupo gay real de Santander...

La realidad supera a la ficción, Eleuterio... aunque en este caso concreto debería decir que una ficción supera a otra ficción :-)

Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia, Raúl... de cualquier modo, me alegra saber que compartimos una hermosa vocación :-)

Nyc dijo...

Lo digas como lo digas, perforatriz suena guarrísimo ;)

starfighter dijo...

Castas y Perforatrices son dos términos antagónicos, o una cosa o la otra, y como dice Nyc suena guarrisisisimo XD

hm dijo...

Sufur, no sé si sabes que para la próxima elección me voy a presentar a Papa... el reconocimiento de las "Perforatices" será lo segundo que haga (lo primero será canonizar a Rocío Jurado, claro)...

... lo tercero, lo primero será pasar revista a la Guardia Suiza.

Mocho dijo...

Tranquilo, ésta tampo la he leído.

Pero toma, aquí tienes tu regalo de navidades: CLIC

Sufur dijo...

Me encanta, Mocho. ¿Me regalas la versión deluxe, con redecilla de diamantes?

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