junio 13, 2010

Violencia desatada

Ayer pase un par de horas soltando adrenalina y sudor con los colegas. De la experiencia aprendí las siguientes enseñanzas para la vida:
  1. Que da igual llevar lentillas para ver mejor, si al final las gafas de protección se te van a empañar todo el rato.
  2. Que tengo exactamente la misma puntería que un calabacín relleno (de marisco).
  3. Que ahora entiendo un poco mejor el fetiche de la ropa militar.
  4. Que, a pesar de las películas, es complicado saltar, girar en el aire y simultáneamente disparar a varios blancos móviles a la vez, aniquilándolos a todos sin recibir un solo rasguño. Cuánto daño ha hecho Matrix...
  5. Que acribillar a un compañero de trabajo mientras gritas "¡muere, maldito, muere!" es algo extrañamente sastisfactorio.

2 comentarios:

rickisimus2 dijo...

De tu entrada se deduce que:
1.- Se te empañaban las gafas protectoras;
2.- Que no tienes puntería y te "mataron" en seguida;
3.- Que te pusiste brutote con alguno de tus compañeros de juergas "paintballeras";
4.- Que te crees todo lo que sale en la tele;
5.- Que te traicionó tu subconsciente y estás muy contento de ello.

Eleuterio dijo...

Nunca lo hice pero mi cuñada le regaló a mi hermano para sus treinta años una jornada de "paint-ball" para ellos y sus amigos.

Dicen que la pasaron muy bien.

¿Hubo buenos contornos de colegas en la ropa militar dignos de declarar?

LinkWithin

Blog Widget by LinkWithin

Adoradores