Se acercan unas elecciones que serán, en cualquier caso, un desastre para la izquierda, y también para el Partido Socialista. Tras las elecciones vendrán las palmaditas en la espalda del partido de Camps, Esperanza Aguirre y Mayor Oreja, y acto seguido los recortes en educación, en sanidad y en decencia humana. Es posible que durante unos meses, acabada la campaña, se deje un poco en paz a los inmigrantes porque ya no haga tanta falta inmediata tener un chivo expiatorio, pero durará poco. Se consolidará el asalto mediático de la derecha a las televisiones. En aras de un modelo económico con el que nadie nos ha preguntado si estamos de acuerdo, y con la potencia que da el enfado generalizado de millones de votantes frustrados, vamos a dar nuestro consentimiento a que se termine de desmontar el legado de cincuenta años de socialdemocracia europea.
Yo no quisiera que pasase.
¿Pero qué puede hacer un ciudadano cualquiera? Poco, muy poco. Por más que le doy vueltas, solo se me ocurren algunas pequeñas consignas que ni siquiera llegan a decálogo:
Yo no quisiera que pasase.
¿Pero qué puede hacer un ciudadano cualquiera? Poco, muy poco. Por más que le doy vueltas, solo se me ocurren algunas pequeñas consignas que ni siquiera llegan a decálogo:
- Vota, pero no a ellos. Nuestra, ejem, "democracia" es esquizofrénica: por un lado la única manera de influir un poco en la vida pública que tiene un ciudadano común es ejercer su derecho al voto cada cuatro años. Por otro lado, la política (no solo la española, sino la de todos los países occidentales) se ha vuelto cada vez más electoralista. Se ha perdido (si alguna vez la hubo, y parece que sí) la idea del hombre de Estado que mira a treinta años en el futuro y se la ha sustituido por una casta política que sólo mira a las próximas elecciones y que es capaz de hacer lo que sea por ganar un puñado de votos. Están mercadeando con nuestros votos. Hay que cambiar esto, y para eso hay que conseguir dos objetivos: a) quitar de enmedio a los actuales líderes políticos y b) reformar la Ley Electoral. Y, salvo que decidamos acabar como en Libia, la única forma de hacerlo es con el voto. Votar en blanco es un gesto que tal vez resulte dignísimo en Escandinavia, pero en España tiene exactamente el mismo efecto que una pataleta infantil. Admítelo: a tu alcalde, al presidente de tu Comunidad, al Presidente del Gobierno y, lo que es peor, a sus homólogos en la oposición se la suda que metas un papel en blanco en una urna: al final son votos para ellos igualmente. Votar en blanco, en este país, es lo mismo que decir "voto a caballo ganador, pero me da vergüenza decirlo". Abstenerse es aún peor. Por todo esto me despierta bastante simpatía el movimiento #nolesvotes: vota a alguien que pueda (aunque solo sea por pura sorpresa), introducir algún cambio. Eso si, mi consejo es que no votes a la Falange...
- Mantente informado. Cada vez somos más (porque yo por desgracia no me libro) los que, ante lo mal que pintan las cosas, seguimos la estrategia del avestruz. ¿Cuánta gente conocéis que diga orgullosamente "yo ya no veo telediarios ni escucho la radio ni leo periódicos, solo veo series de televisión y me entero de las cosas por Facebook"? Picotear información por internet está bien y en ocasiones descubres cosas que los medios de comunicación oficiales callan, pero existe un peligro serio en encerrarnos en una burbuja en la que solo entra la información que nos agrada. Un ciudadano responsable tiene que esforzarse no solo en estar al tanto, sino en contrastar y criticar lo que le dicen.
- Sé legal. El fatalismo español, unido a una tradición centenaria de picaresca typical Spanish, nos lleva a una situación en que vemos como normal que "todos roben". La idea generalizada es: tanto los de derechas como los de izquierdas roban cuando están en el poder, pero al menos los de derechas "generan riqueza". Dejando aparte que me encantaría que alguien me explicara qué porras significa esa frase hecha de "generar riqueza", tenemos que cambiar nuestra manera de pensar. No podemos propagar esta cultura nuestra de tolerancia ante la corrupción. Y para ello, aparte de protestar cada vez que un político adjudica una obra a un amigo o acepta regalos por hacer un trabajo, tenemos que predicar con el ejemplo. La culpa de la corrupción la tenemos todos. No tenemos legitimidad para criticar la corrupción si insistimos en emplear trabajadores sin contrato, en pagar "en B" siempre que podamos, en evadir impuestos o en aceptar regalos por hacer un trabajo por el que además nos están pagando un sueldo. Existe en este país la idea de que el que cumple las normas es tonto, y el que se las salta es "un crack". Esto que voy a decir va a ser tremendamente impopular, pero ahí va: no solo no deberíamos evitar estos comportamientos, sino que deberíamos denunciarlos cuando los observamos.
- Sé social. ¿Alguno de vosotros cree realmente ser autosuficiente? ¿Sois capaces por vuestros propios medios de cultivaros los alimentos, recogerlos, elaborarlos y tratar los desperdicios, podéis construir escuelas, tenéis la capaciadad de fabricar quinientros metros de fibra óptica para vuestro internet y sabéis administraros la quimioterapia cuando enfermáis de cáncer? Somos capaces de vivir porque lo que decía Margaret Tatcher no es cierto. Hay que cuidar lo común y usarlo con responsabilidad: desde el medio ambiente a la Seguridad Social. Y no aceptar que nadie lo deteriore y mucho menos en nuestro nombre. Esto incluye, por muy poco popular que suene, pagar impuestos religiosamente... y exigir que se empleen de forma correcta.
- Indígnate. No seas pasivo. No seas conformista. No te calles. Vives en un país en el que, por ahora, puedes hablar de casi todo. Expresa tu opinión, aunque solo sea de una manera tan lamentable como escribiendo en un blog tan poco leído como éste. Manifestarse en este país es casi exactamente igual de efectivo que votar en blanco: también se la suda. Pero sale más en los periódicos. Y puedes hacerlo más a menudo que una vez cada cuatro años.
6 comentarios:
¡¡Chapeau!! ;)
Bravo. No vivo en España pero siento muchas de las cosas que describes.
Una fabulosa declaración de intenciones con la que estoy completamente de acuerdo y de la que podríamos partir para cambiar algunas cosas. Todas estas ideas se oyeron en las calles durante estos días, desordenadas y sueltas, eso sí, y es algo que contribuye a sentirte precisamente más social. Al comprobar que hay mucha gente que piensa lo mismo aparece una sensación de cambio real, pero luego sales de la plaza y oyes un montón de comentarios rancios y malinterpretaciones como la de que los jóvenes piden el voto nulo. Y, por supuesto, llamas a casa y compruebas que tus padres, a pesar de estar indignados, siguen creyendo en el voto útil.
Pero lo que quiero decir es que, a pesar de que de momento se trate de una ilusión, y de que la ley electoral no ayuda nada, sería bastante absurdo e irresponsable presentarse ante las urnas y regalar un tranquilamente un voto a la alternativa menos mala. Si nos libramos de una vez del miedo puede que nos vayamos despertando unos a otros.
Usted nunca defrauda. Se ponga en el tono que se ponga.
¡ Sufur presidente !
Leo esta entrada y me parece maravillosa pese a ke hoy sabemos lo ke sabemos.En serio; maravillosa es poco...
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