septiembre 19, 2011

Domingo Rosa

Todos los años por estas fechas de septiembre el Albert Kennedy Trust organiza, junto con la mayoría de locales de ambiente gay del área de Soho, el Soho Pink Sunday: un día de celebración en el que parte de la recaudación de los bares y pubs va a parar a la fundación antes mencionada. O, como me decía un comerciante de la zona hoy, la cuestión es tener una excusa para beber más alcohol.

Me cuenta Milton, un colombiano bastante agradable al que he conocido en el Duke of Wellington, que el Pink Sunday solía ser una especie de segundo Orgullo Gay en el que las calles centrales de Soho se llenaban tanto que para poder entrar en ellas hacía falta calzador o directamente apisonadora, pero que ahora la cosa está bastante de capa caída. Será por la crisis, digo yo. Pero a mi de todas formas me ha parecido todo bastante animado.

El momento central del día es la Carrera de Drag Queens (y Kings) que, saliendo desde la plaza de Soho, baja por Greek Street hasta la calle Bateman y luego vuelve a la plaza a través de Frith St. ¡Una risa! Lástima que mañana es lunes...















Apéndice, escrito ahora porque anoche me caía de sueño.

Mira que ya son años (muchos, muchos) en este valle de lágrimas, pero aún me sigo sorprendiendo de muchas cosas.

Ejemplo: la belleza postiza. Estás en un pub de caballeros tomándote una cerveza a solas, y eso es la invisibilidad más absoluta. Nadie te hace ni puto caso. Y no es solo que seas más feo que picio (que también): al chulazo que está solo ocho metros más allá le está pasando exactamente lo mismo. Lleva ahí cuarenta minutos, cada vez se le nota más nervioso y desesperad, y a su alrededor hay un vacío como el que forma la grasa alrededor de la gota de jabón en los anuncios de lavavajillas. Bueno, tú te has fijado en él, y le has descubierto a él te echándote un par de miradas de reojo cuando creía que no mirabas, pero aquí la Actitud (así, con mayúscula) es lo primero: mirada perdida al frente, hieratismo de momia egipcia, y a fingir todos que estamos en una isla desierta.

Pero luego, por algún motivo inesperado, te pones a hablar con un chico guapo, y de repente se levanta la capa de invisibilidad. Ahora de repente eres guay y ya te detectan y todo son miraditas picaruelas y sonrisitas y saluditos y qué buen rollito tenemos todos. Es como en esos estudios que salen de vez en cuando en el periódico y que supuestamente ha hecho alguna universidad seria, según los cuales las mujeres encuentran más atractivos a los hombres casados: si alguna petarda ha escogido a este tío, algo bueno deberá tener...

Pero qué locos estamos todos, copón.

5 comentarios:

Peritoni dijo...

Ay, les mariques somos una raza a parte de todo jomío...

rickisimus2 dijo...

"Están locos estos romanos"... efectivamente los humanos nos complicamos la vida muchísimo.

El Dr dijo...

Y mira q cuando he estado yo en londres, veias que las cosas en cuanto a la tecnica de ligue en Espña son completamente diferentes... sobre todo con las feminas. Ellos van borrachos como cubas, y son las tias las q se avalanzan... Comoestaba emparejado todas las veces que fui, no pude comprobar mucho como va la cosa con los tios, pero... curioso, si XD

Deric dijo...

carrera de drags sin plataformas???? eso que es????
Me quedo con el chulazo calvito de la barba!!! mmmmm

Sufur dijo...

Jogoso, ¿eh, Deric?

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