Una de mis pequeñas ambiciones cotidianas es esta: llegar a convertirme en un interesante gay maduro que organiza en casa y de forma periódica selectas cenas para los amigos. Me imagino sorprendiendo y deleitando a mis íntimos con platos exquisitos y esmeradamente presentados, en un ambiente de refinada pero cuidadosamente informal elegancia, a lo largo de sublimes cenas aderezadas con música y una conversación chispeante, inteligente, divertida, que capture el meollo de todo lo humano y lo divino, para que al final todos alaben mi exquisito gusto y mi espléndida generosidad como perfecto anfitrión.
Naturalmente, eso no será sino una tapadera: una forma de perfeccionar mi técnica con el fin de poder preparar mejor otro tipo de cenas. Veladas en las que invitaré a jóvenes y suculentos pimpollos, ansiosos de imbuirse de la sabiduría de un hombre maduro, y a los que deslumbraré con mi experiencia de la vida, mi conocimiento de las ciencias y las artes, mi gusto enrarecido, mis modales decadentes y mi arrolladora personalidad. La cuidada elección de las recetas, la música suave pero intelectualmente enriquecedora, mi bien modulada voz hablando de materias que oscilan entre lo mundano y lo metafísico, la luz suave y sobre todo el vino, mucho vino, conseguirán el efecto que mis carnes fofas a esas alturas de la vida ya no podrán inspirar: seducir al efebo de turno para follármelo, que es de lo que se trataba al fin y al cabo.
Pero claro, el plan tiene unos cuantos defectos.
Para empezar, ser sofisticado y elegante no pega demasiado con tener que pasarte tres horas dándole al estropajo después de cada cena. Amén de que el detergente para platos estropea muchísimo las manos, dónde vamos a parar. Por lo tanto, es fundamental para el éxito de mi plan tener un buen lavavajillas en casa... cosa que no tengo en Santander, pero sí aquí en Londres. Es algo que voy a echar muchísimo de menos, y de ahí el título de la entrada de hoy.
Los otros detalles insignificantes que pueden echar al traste mi plan son que ni sé cocinar, ni soy culto, ni sofisticado, ni interesante, ni elegante, ni nada de eso. ¡Otro plan genial que se va al carajo!
Naturalmente, eso no será sino una tapadera: una forma de perfeccionar mi técnica con el fin de poder preparar mejor otro tipo de cenas. Veladas en las que invitaré a jóvenes y suculentos pimpollos, ansiosos de imbuirse de la sabiduría de un hombre maduro, y a los que deslumbraré con mi experiencia de la vida, mi conocimiento de las ciencias y las artes, mi gusto enrarecido, mis modales decadentes y mi arrolladora personalidad. La cuidada elección de las recetas, la música suave pero intelectualmente enriquecedora, mi bien modulada voz hablando de materias que oscilan entre lo mundano y lo metafísico, la luz suave y sobre todo el vino, mucho vino, conseguirán el efecto que mis carnes fofas a esas alturas de la vida ya no podrán inspirar: seducir al efebo de turno para follármelo, que es de lo que se trataba al fin y al cabo.
Pero claro, el plan tiene unos cuantos defectos.
Para empezar, ser sofisticado y elegante no pega demasiado con tener que pasarte tres horas dándole al estropajo después de cada cena. Amén de que el detergente para platos estropea muchísimo las manos, dónde vamos a parar. Por lo tanto, es fundamental para el éxito de mi plan tener un buen lavavajillas en casa... cosa que no tengo en Santander, pero sí aquí en Londres. Es algo que voy a echar muchísimo de menos, y de ahí el título de la entrada de hoy.
Los otros detalles insignificantes que pueden echar al traste mi plan son que ni sé cocinar, ni soy culto, ni sofisticado, ni interesante, ni elegante, ni nada de eso. ¡Otro plan genial que se va al carajo!
14 comentarios:
Demasiado trabajo para tirarse un efebo, de verdad. Además, hoy en día creo que las únicas conversaciones interesantes, comida y cultura que les interesan las pueden encontrar en una peli de Manhunter, Bel Ami o Falcon, no te digo más.
Bueno, al menos de ese tipo de peliculas si que tengo culturaza... ;-)
Ah, y que conste: a mi me encantaba cuando de joven alguien intentaba hacerme esa jugada. A veces hasta les funcionaba y todo!
Estoy seguro de que les funcionaba contigo TODO EL TIEMPO.
Lavavajillas nunca tuve pero todos dicen que es genial.
Y a cocinar se aprende, vamos. ¿O es el osezno el que cocina en tu casa?
A mi me precuparia mezclar en un mismo pensamiento formas de conseguir follar con mozuelos y lavavajillas, no se me resulta raro, raro, raro, aunque bien pensado, ¡que coño! las cosas bien planeadas siempre salen mejor (o eso dicen que a mi no me funciona nunca).
Anonimo del las Cantabrias
Uy, yo ese mercado lo he trabajado mucho y tiene razón... el rollo cultural funciona muy bien, incluso con no tan jóvenes... a mi me viene muy bien después de la típica charla en la que aparectas que te interesa algo su vida, ver algo que le interesa o le puede interesar y soltar una perla... es importante que el tema o el entorno no inviten a profundizar (en el tema me refiero...), eso siempre te permite aprovechar conocimientos escasos en un tema siempre que sean rebuscados y sobre todo, evita que en vez de como una luz de occidente te vea como un peñazo.
Usted conoció en Dinamarca a alguien que decidió acostarse conmigo después de un comentario mío sobre el imperio Austro-húngaro (que era un tema que le atañía).
clique aquí, ande, madre
yo quiero ser invitado a esas cenas de preparación!
Qué va, Eleuterio: que yo recuerde, hubo una vez en que no funcionó :-P
Anónimo de mis entretelas: con un poco de imaginación y organización, casi todo se puede mezclar con el sexo. Recuerda si no la Tarta De La Abuela de Joey en Friends...
Dí que sí, Hm, ¡para que luego digan que la Historia no tiene usos prácticos!
Mocho: ¿cómo te has colado en mi casa para hacer esa foto?
Seguro que son más divertidas las otras, Nils, jajaja
Todo quedaría mucho mejor con un chacho (masculino de chacha) que vestido tan solo con un delantal atendiera la mesa y la recogiera al final. Y si su plan fallara -el de tirarse al efebo o no tanto- que lo pudiera consolar al terminar la cena.
¡Tú si que sabes, Peritoni! Ni la Preysler en sus mejores tiempos :-P
A ver, creo que saldría más barato o que te venga un catering y te lo sirva o pagar a un chapero; al final hay que soltar cuartos.
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Commercial Dishwasher
He estado a punto de borrar el último spamcomentario, pero luego me he dicho... qué absurdo, ¿no? :-P
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