Visto el éxito que tiene el tema de los calzoncillos, dejadme que os cuente una cosa.
Algunas de las personas que me han visto dar una charla en un congreso me han comentado que en ocasiones hablo y actúo de una forma casi chulesca, agresiva, que para nada pega con mi habitual carácter dulce, gentil y bonachón. Quienes más me conocen piensan que se trata de una forma exagerada de compensar mi nerviosismo y mi enorme inseguridad ante la audiencia, y tienen toda la razón.
Cada uno tiene sus formas de enfrentarse a la ansiedad de hablar en público. Uno de lo consejos que más veces se oyen es el de imaginarse desnudos a los miembros de la audiencia. Eso a mí no me funciona: o bien me deprime (la mayoría de las veces), o bien me pone aún más nervioso (en contadas ocasiones). Por eso ni lo intento. Curiosamente, lo que me suele funcionar es justo lo contrario: imaginar que soy yo quien está desnudo, o casi.
Me explico. El truco que uso es el siguiente: el día de la charla, después de ducharme por la mañana me pongo los calzoncillos más morbosos que tenga a mano. Hoy, sin ir más lejos, me he puesto estos:
La cosa puede quedarse ahí o puede ir aderezada con algún otro complemento más o menos fetish: puede ser una brazalete de cuero, un cockring o simplemente puede que valga una camiseta provocadora. Y luego por encima me pongo ropa normal, como si no pasara nada.
Porque no se trata de que lo vea nadie, sino de saberlo yo mismo.
Se trata de sentir esa excitación y ese subidón de testosterona que me da mi pequeño fetichismo. Pensar que estoy prácticamente en pelotas y recordar esa sensación de macho alfa que, en el pasado y en determinados ambientes selectos, he sentido justo antes de un encuentro sexual bien cerdako. Ya no soy el tímido conferenciante con complejo de inferioridad, sino el follador que como te descuides te va a romper el culo a la primera de cambio.
A mí me funciona, qué queréis que os diga. Solo que a veces me paso de testosterona...
La moraleja es la siguiente: una de las mayores ventajas de practicar una sexualidad alternativa es que, al no haber roles tan definidos por la cultura imperante como en el mundo hetero, uno tiene más fácil explorar muchas facetas de comportamiento sexual diferentes: podemos jugar a ser activos o pasivos, andróginos o hipermasculinos, dominantes o sumisos, célibes o promiscuos, agresivos o dulces, conquistadores o conquistados, apolíneos o dionisíacos, sádicos o masoquistas, o ninguna de estas cosas sino algo nuevo y diferente, y cambiar de una sub-personalidad a otra con cierta fluidez dependiendo del momento. Todas estas facetas son partes de nosotros que aprendemos a cultivar y a activar o desactivar según la situación.
Y si conseguimos llevar esa fluidez desde el cuarto oscuro a la luz del día, nuestra vida gana en riqueza y en flexibilidad: somos capaces de sacar más cosas de nosotros mismos. ¡Y aún hay gente que dice que el sexo solo sirve para procrear!
Porque no se trata de que lo vea nadie, sino de saberlo yo mismo.
Se trata de sentir esa excitación y ese subidón de testosterona que me da mi pequeño fetichismo. Pensar que estoy prácticamente en pelotas y recordar esa sensación de macho alfa que, en el pasado y en determinados ambientes selectos, he sentido justo antes de un encuentro sexual bien cerdako. Ya no soy el tímido conferenciante con complejo de inferioridad, sino el follador que como te descuides te va a romper el culo a la primera de cambio.
A mí me funciona, qué queréis que os diga. Solo que a veces me paso de testosterona...
La moraleja es la siguiente: una de las mayores ventajas de practicar una sexualidad alternativa es que, al no haber roles tan definidos por la cultura imperante como en el mundo hetero, uno tiene más fácil explorar muchas facetas de comportamiento sexual diferentes: podemos jugar a ser activos o pasivos, andróginos o hipermasculinos, dominantes o sumisos, célibes o promiscuos, agresivos o dulces, conquistadores o conquistados, apolíneos o dionisíacos, sádicos o masoquistas, o ninguna de estas cosas sino algo nuevo y diferente, y cambiar de una sub-personalidad a otra con cierta fluidez dependiendo del momento. Todas estas facetas son partes de nosotros que aprendemos a cultivar y a activar o desactivar según la situación.
Y si conseguimos llevar esa fluidez desde el cuarto oscuro a la luz del día, nuestra vida gana en riqueza y en flexibilidad: somos capaces de sacar más cosas de nosotros mismos. ¡Y aún hay gente que dice que el sexo solo sirve para procrear!
12 comentarios:
Echo de menos los links en la frase: "podemos jugar a ser activos o pasivos, andróginos o hipermasculinos, dominantes o sumisos, célibes o promiscuos, agresivos o dulces, conquistadores o conquistados, apolíneos o dionisíacos, sádicos o masoquistas, o ninguna de estas cosas sino algo nuevo y diferente, y cambiar de una sub-personalidad a otra con cierta fluidez dependiendo del momento".
¿En serio tienes esos calzoncillos tan chulos? QUÉ MOLONES!!
Palabrita. Bueno, la combinación de colores es exactamente la opuesta. En cuanto a los links... tendrás que imaginártelos, hoy ando cansadillo ;-)
¡Bravo! La idea es muy buena, pero yo no me creo casi nada de lo que veo (o imagino en una pantalla). Los viejacos estamos un poco inmunizados para estas cosas (pero la palabra calzoncillos me gusta (más que jockstrap)).
Visto lo visto y leído lo leído, te pediría que si conferencias en Madrid me avises.. me encantaría comprobar la ropa interior que te has puesto, y ayudarte a relajarte, jaja..
No creerse nada es muy sano, Allau. Es otro de los ejercicios mentales que hago cada vez que me siento intimidado por la supuesta excelencia de la gente en los congresos.
Te avisaré, Justo, aunque he de decir que Madrid, por desgracia, no suele estar en el circuito de conferencias internacionales, al menos en mi campo... :-(
Cerdo eres. Y más cerdo te pondrás en cuanto te llegue cierto envío...
El día que te dé un vahído y te lleven a urgencias (donde te quitarán la ropa) me voy a reir.
Morboso!
Completamente obnubilado por la frase que subraya Nils, que es que es verdad, y por lo que comentan todos los demás.
A ver, yo la conferencia me la trago, aunque si hay mucha fórmula en pizarras o diapositivas probablemente no me enteraré, pero me pasa lo mismo que en los toros...A mi me interesa cuando visten al Torero...
Toquetear a un conferenciante científico en el "previo" no, porque se arruina la preparación de la conferencia y todo eso...pero de maletilla o "mozo de espadas" digo que me dejarán (as) entrar ¿No?
¡Guarrillo!:-) ¡Ese corpiño segoviano y esas jotas tenían que notarse, aunque vayan disfrazás de la ionosfera!
:-)
Besotes
A ver cuándo llega, Eleuterio! :-)
Yo siempre he aspirado a ser humorista, Peri. ¡Eso que describes sería un gran golpe de escena!
Si vinieras a una conferencia de las mías, Ripley, te dormirías en seguida. Por mucho vestido de torero, somos todos más feos y más sosos que nadie. La mona, por mucho que se vista de seda...
Morbo y filosofía a partes iguales. Me encanta.
Habrá que escribir uno de esos libros tan de moda, en plan "Platón y un ornitorrinco entran en una sauna"...
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