Aparte del obvio, que es no tener que ir al trabajo aunque acabes trabajando igualmente, este día tan señalado tiene aplicaciones insospechadas.
Está la de poder comer churros como un loco y sin remordimientos porque es el día grande de las fiestas del barrio, han puesto la churrería a dos pasos y sientes que hay que participar de alguna manera en el ambiente de celebración.
Está la de tener un día sin tele: con tal de no acabar viendo en un descuido las imágenes de los desfiles militares, lo mejor es no encender en ningún momento la pantalla. Eso deja una cantidad interesante de horas para leer o hacer otro tipo de actividades saludables.
Está la de salir a desayunar por segunda vez a alguna cafetería tranquila y maravillarte ante los nombres que alguna gente pone a sus redes wifi:
Y está la de conocer a tus vecinos. Todos los años en esta fecha, a eso de las diez de la mañana pasa por mi calle una banda de músicos uniformados tocando trompetas y tambores; los gatos, que son mamíferos sensatos, salen corriendo a toda pastilla pero los humanos, que somos mamíferos idiotas, nos asomamos todos como memos a la ventana para ver pasar la banda. Eso está muy bien porque por una vez ves a tus vecinos de enfrente.
La media de edad de mi barrio se sitúa en algún punto entre el Pleistoceno y el Holoceno. La inmensa mayoría de mis vecinos tienen el tipo de aspecto que tendría Carmen Sevilla si no se hubiera cambiado de bata ni de rulos desde la Segunda Guerra Púnica. Por eso ha sido una sorpresa ver hoy, asomado a la ventana del segundo derecha, un ser humano de género masculino de mediana edad y aspecto bastante potable: un osete agradable de ver.
Me ha parecido fatal su actitud: eso de dejarse ver solo una vez al año, y encima totalmente vestido. es muestra de un egoísmo intolerable. Si yo estuviera bueno, haría todo lo posible por asomarme a mi ventana semidesnudo todas las veces posibles: creo que es lo mínimo que los guapos pueden hacer como gesto de generosidad hacia sus semejantes y como forma de embellecer nuestras ciudades y pueblos. Y por eso quiero hacer este llamamiento: ¡si estás bueno, lúcete!
8 comentarios:
No estoy de acuerdo en no ver el desfile, ¡sobre todo el paso de la legión! ¡Ufffffff!
Yo trabajaba antes en Castellana y como siempre curraba el día del Pilar me tocaba sortear a cada docena de soldados megabuenorros que llegaba a la redacción fino filipino...
Debería hacerse mirar su pasión compulsiva con los churros...
Yo vería los desfiles si los legionarios fueran desnudos, que los pobres deben pasar un calor, que me dan penita.
Apoyo rotundamente la campaña, diga donde hay que firmar y que hay que hacer para que llegue a buen fin. Y convertirla en permanente y no sólo en verano.
Bueno, me uno a los que suspiramos por los que desfilan, jeje.. aunque yo nunca veo el desfile, me da pereza.
¡Pero me encantan tus alternativas! Sobre todo la de esos que están en la cama, jaja.. has estado un tiempo fuera de casa, y seguro que haces nuevos descubrimientos aparte del osete, porque los del pleistoceno también tendrán hijos o nietos, ¿no?
Un besote
Es cierto, hay que mostrarse más. Mientrenador no deja de hablar conmigo mientras se seca su cuerpo desnudo y perfecto. Me parece muy caritativo que así lo haga.
Por supuesto que veo las cuatro horas del desfile:-), hablo con los legionarios, y les animo a que invadan países enemigos: Sobre todo Francia y Alemania:-).
Creo que deberían (por sorpresa), irse todos a Bruselas e invadir la C.E.E: Así en vez de "intervenirnos" ellos, les intervendríamos nosotros. Sacar a la Merkel y a Sarkozy del poder en una operación "Nuevo Amanecer" molaría.
A mi los legionarios no me van, porque como se tiran a la cabra, desconocen el condón.
Planes alternativos me viene muy bien.
Bs.
Yo es que como soy de Melilla, soy muy de desfiles... el año que viví en Madrid me lo tragué entero (el desfile).
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