diciembre 13, 2011

Sufur, el detestable

Una de las cosas más incómodas que le pueden ocurrir a una pareja es tener ritmos circadianos contrapuestos.

Las dos personas más odiadas de mi antiguo Colegio Mayor eramos un tal Paulino y un servidor. Paulino era un teleco absolutamente idiota a quien yo perdonaba su estulticia por tener el detalle de estar muy bueno y usar bañadores diminutos en los meses en que funcionaba la piscina. Yo era el tonto del pueblo. El motivo por el que nos odiaban, sin embargo, no era nuestra inepcia sino nuestro buen despertar. Éramos los únicos que bajábamos a desayunar a las siete y media de la mañana llenos de vitalidad, con la mirada despejada y una sonrisa de oreja a oreja que provocaba en todos a nuestro alrededor gruñidos de incredulidad y del odio más desaforado. De alguna forma, ambos conseguimos sobrevivir a todo un lustro de intentos de asesinato matutino y ahora, felizmente, podemos decir que por fortuna llevamos quince años sin saber nada el uno del otro. 

Pese a todo aún sigo arrastrando la maldición de ser un early bird



 
Peor aún, porque he descubierto que mi ritmo diario es bimodal. Comienzo el día como una moto, me voy desinflando a lo largo de la mañana, paso un par de horas absurdas en torno a las cuatro de la tarde y luego vuelvo a estar lleno de energía hacia las ocho o nueve, momento en el que o bien aprovecho para matarme en el gimnasio o si no me tienen que separar del trabajo a escobazo limpio. La energía me dura más o menos hasta las doce de la noche, momento en el que tengo un nuevo bajón que tiende a boicotear mis cada vez más escasos saraos de fin de semana.

Aquí es donde entra el conflicto con el osezno, que es más de levantarse a las diez de la mañana y acostarse a las diez de la noche, si le dejan.

De modo que nos encontramos frecuentemente con esta escena:

06:50. Suena el despertador. Sufur abre los ojos, con la ya clásica alegría matutina, y se incorpora como Drácula saliendo de su ataúd. El osezno se da la vuelta murmurando algo que suena como "Grñgrnnnrgghhh".

06:55. Vuelve a sonar el despertador. Sufur intenta arrimar cebolleta contra el osezno, quien le aparta con un dulce "ñññrgghjhhhsjhkkgh".

07:00. Vuelve a sonar el despertador. Sufur ya lleva un rato levantado y zascandileando por la casa, mientras que el osezno se lamenta más o menos así: "ggghhhhhhzzzzz".

07:05. El osezno se levanta gradualmente, como los zombis de Walking Dead, y haciendo más o menos los mismo sonidos. 

07:15. El osezno se ducha, sin cantar ni nada. 

07:35. Sufur trota hacia la calle. El osezno le sigue tambaleándose.

07:40. Hora de decidir dónde se desayuna. Sufur dice "donde tú quieras". El osezno responde: "mrrruaghbrrrr grrrr".

07:50. Zumo de naranja, cruasán plancha y, sobre todo, mucho café. El osezno empieza a ser persona, como indica su acertado comentario: "gñgñgñgñppptxzzzz".

08:05. Caminamos hacia el trabajo. Sufur se embarca en una animada conversación unidireccional, léase monólogo, acerca del bosón de Higgs.  El osezno calla, mira atentamente las baldosas del suelo y piensa cómo podría asesinar a Sufur y deshacerse del cadáver sin dejar pistas.

08:30. Sufur llega a su trabajo donde, curiosamente, toda su energía empieza a desvanecerse como por arte de magia...







10 comentarios:

Mocho dijo...

te entiendo perfectamente, chico, aunque mi problema es que yo soy como el osezno de lunes a viernes y como sufur los fines de semana.

Blackmount dijo...

pero eso es bueno. mira que Ben Franklin dijo que el pájaro madrugador consigue gusano (Que rico gusano!)

MM de planetamurciano dijo...

Todos somos el osezno! Es usted el raro, más que un pitufo rosa...Hasta las diez de la mañana veo una sonrisa y me dan unas ganas de asesinar...

Eleuterio dijo...

Yo soy como el osezno siempre. Empiezo la mañana dormido, canto dormido en el ensayo, recupero fuerzas para el gimansio, luego de la ducha me despierto, preparo el almuerzo y cerca de las cinco de la tarde estoy con todas las pilas para la función hasta que me acuesto a la una de la mañana.

Y mi chico adora las mañanas, levantarse temprano. En las vacaciones, en el hotel, ya sabe: NUNCA hablarme de los planes del día hasta después del desayuno.

rem dijo...

Veo que sois buenos clientes de la hostelería satanderina, trabajáis coméis y desayunáis fuera! que vidorra sin platos para fregar...

Yo tengo un grave problema para despertar, pero una vez pongo el pie en el suelo ya estoy en marcha, sonrisa no verás en mí que soy más soso que nadie, pero energía tengo, aunque la suministro a lo largo del día... tampoco tengo puntos de hiperactividad... ahora que lo pienso soy un aburrido.

Me marcho a fregar los platos ñef...

Moriarty dijo...

A las ocho de la mañana tenía yo, años ha, clase de historia de la filosofía medieval, con un profesor también muy mañanero él, pero que, además, intentaba transmitirnos su alegría vital por estar despierto a esas horas y comentando a Tomás de Aquino.

Saludos. Por cierto, le desafío a usted a que encuentre un enlace guarro para la próxima vez que menciones el bosón de Higgs.

@ELBLOGDERIPLEY dijo...

Uy, creía que en el "early bird" iba a haber otro enlace:-).
¿Madrugar tanto con este frío? ¿Sin camiseta o calcetines Damart-Thermolactil? Uffff...

Robin Shilvadin dijo...

Es que si no... qué rollo. Si vivierais vidas similares, estaríais todo el día cebolleta va, cebolleta viene y trabajando. Así, al menos, tienes algo que contarnos ;)

Sufur dijo...

Es que nos encantan las bacterias, amigo Rem :)

Sr_Skyzos dijo...

Ritmos circadianos cambiados. Yo soy de dormir siete horas, me levanto a las siete de la mañana y aguanto hasta las doce. Mi Santo es de los que reventaría la cama y luego se acuesta a las dos...

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