Por un lado, la empresa municipal de transportes modernizó su flota instalando unas pantallas de televisión en los autobuses urbanos en las que proyectar información de interés cultural municipal:
Por otro lado, los ya conocidos y muy celebrados recortes presupuestarios han logrado en un tiempo récord que las actividades de interés cultural de Santander hayan desaparecido casi por completo:
Por último, un avispado empresario local ha comprado los apolillados derechos de cierto grupo musical infantil que hacía furor en mis tiempos mozos y ha reeditado la fórmula creando un grupo con el mismo nombre y las mismas canciones, mas obviamente con nuevos (e igual de repelentes) integrantes:
Unas cosas se han juntado con las otras y el resultado es que ahora tenemos promoción continua y a todo volumen, sonido dolby surround, del mencionado grupúsculo preadolescente.
El primer día sonríes al descubrir la ocurrencia y piensas melancólicamente cómo van y vuelven, cíclicamente, las modas, y te preguntas cuándo volverá a estar de moda el estilo Excalibur:
El segundo día sonríes mientras recuerdas tiempos más sencillos y felices.
El tercer día te sorprendes a tí mismo tarareando la cancioncita cuando vas al baño.
El cuarto día la cosa empieza a resultar un poco cansina.
Pasadas un par de semanas desearías poder quitarte la jodida melodía de la cabeza.
Pasados veinte días eres incapaz de concentrarte para leer en el bus.
Pasadas tres semanas y media estás deseando quedarte en el trabajo hasta altas horas de la madrugada con tal de evitar poner un pie en el maldito medio de transporte.
Pasado un mes sientes la crispación aumentando de forma incontenible en tu pecho y experimentas un profundo odio hacia el mundo en general y hacia los autobuses en particular.
Pasadas cinco semanas te hermanas con Herodes, empiezas a difrutar imaginándote los cadáveres ensangrentados y descuartizados de los puñeteros críos, deseas una hecatombe radioactiva que acabe con este cáncer que llamamos humanidad y te entran ganas de hacer una auténtica locura, como qué se yo, abrirte un plan de pensiones o algo.
Y esto no ha hecho más que empezar...
8 comentarios:
No te tengo piedad. Los Parchís estuvioeron de moda también en Argentina y a mis primas les encantaban.
No podíamos entender cómo alguien podía llamarse Gemma. Y Tino nos parecía bobo y soso. El más pequeño, muy tonto. Pero los hits los conocíamos todos.
"No podíamos entender cómo alguien podía llamarse Gemma".
¡¡¡ ES BUENÍSIMO !!!
¿Y cuál es la canción? ¿La de Par Chis Chis Chis?
A mí me resultaba muy desasosegante que en mi caja de Juegos Reunidos Geyper el juego cuatricolor viniera escrito como "Parcheesi". Un espant.
Tú eres la ficha roja? : P
Entre eso y la policía dando caña, te digo que volvemos a treinta años atrás. Cualquier día de estos sacarán el brazo incorrupto de Paca la culona y nos montan un mártir más.
Por cierto. Odiaba a los Parchís. A muerte. Te estás ganando el cielo. Si lo hubiese...
Eso te pasa por ir en transporte publico, con lo ideal que es Santander para ir en bicicleta, con su tiempo primaveral todo el año, sus calles sin cuestas, su trafico civico y civilizado, sus peatones igualmente civicos y civilizados, sus fuerzas de seguridad mas civicas y civilizadas aun. Tranquilo que seguro que pronto cambian la publicidad por otra mucho peor.
Yo siempre fui la ficha roja.
Un besuco.
A. de las C.
Es demasiado horrible para comentar demasiado... se trata de esa canción que empieza con "hoooolaaaa amigooooos, quéeee tal estaaaaaaais..". Estremecedor
Te quejas de vicio. ¿Tú no has estado nunca en Valencia por fallas, verdad?
Ahora en serio: unos buenos tapones en las orejillas, de esos que usan los obreros en ambientes extremadamente ruidosos, pueden ser la solución.
Saludos.
¡Ay, Sufurcillo, pero si la mejor publicidad se la estás haciendo tú! Jajajaj... mira que ahora me han entrado unas ganas locas de oír la canción.. porque en Telemetro no la ponen, y en los autobuses urbanos no tenemos tele -menos mal, porque si no nos saldría la Espe con sus inauguraciones-.
Lo mío sí tiene delito, porque llevaba a mi hermanita a las películas de Parchís, jaja..
Me ha hecho muchísima gracia también lo que cuenta Eleuterio, no sabía que Gemma fuera un nombre raro en Argentina.
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