septiembre 02, 2012

Memorias estivas 5: las edades del cretense



El hombre cretense (Κρητική άνθρωπος) es un mamífero omnívoro de la familia de los tremendáceos que habita en el Mediterráneo Oriental. Se caracteriza por su vistoso pelaje, sus rotundas formas y por la capacidad de hacer que un frappé le dure dos horas enteras. Se alimenta fundamentalmente de productos de la huerta y cordero, todo bien regado con τσικουδιά. A lo largo de su vida atraviesa tres estadios claramente diferenciados, separados entre sí por súbitas y dolorosas metamorfosis:

ESTADIO I: INFANCIA

La infancia o fase de larva del hombre cretense se parece bastante a la fase análoga de otros homínidos. El niño cretense se asemeja a su homólogo noruego, por poner un ejemplo, pero suele tener mejor color y pasárselo mucho mejor. Por desgracia es una época muy peligrosa, con un altísimo índice de mortalidad debido a la mala pronunciación de los turistas, que en proporciones alarmantes se confunden en el restaurante pidiendo παιδιάκια (niños) en vez de παϊδάκια (chuletillas de cordero).



ESTADIO II: DESPAMPANANCIA

Cuando el niño cretense alcanza una edad comprendida entre los quince y los veinte años, sufre una rápida metamorfosis. Atraviesa una fase de pupa, llamada así por la cantidad de heridas que les producen los granos que les salen en la cara, durante la cual se manifiesta un rápido desarrollo muscular y genital. El cretense entra de lleno en la despampanancia con la aparición de su rasgo corporal más distintivo: la barbita de pocos días.

Joven cretense en las fases iniciales de la despampanancia
El joven cretense es inseparable de su barba durante la mayor parte de la despampanancia, hasta el punto de que ciertos eruditos han llegado a hablar de la subespecie del Cretense Barbudo (Γενειοφόρος Κρητική); sin embargo esta terminología no es universalmente aceptada.

La barbita cretense, imprescindible
Este ejemplar está tan rico que se lame a sí mismo
Barbita y escote viril, una combinación muy de moda este año
Según estudios de la Universidad de Michigan, once de cada diez cretenses en despampanancia llevan barbita




El cretense despampanante se divide en dos subespecies: el Κρητική μεγαλόκουλος (o cretense de culo gordo) y el Κρητική λεπτόκουλος (o cretense culifino), siendo la primera subespecie la más abundante, mullida y vistosa.

Vista posterior de un μεγαλόκουλος en esplendor
El órgano más destacado del μεγαλόκουλος
Raro ejemplar de μεγαλόκουλος no barbado
Los labios como sofás, otra característica frecuente del μεγαλόκουλος
 
Un raro ejemplar de λεπτόκουλος hirsuto de pezón redondo
Durante los años más floridos de su despampanancia resulta muy difícil fotografiar al macho cretense, no porque sea tímido sino por sus horarios. Durante las horas diurnas y bien iluminadas el cretense se esconde ya sea en su casa, en el gimnasio o en la playa; los mejores machos alfa se lucen en las costas de Platanias intentando aparearse con la hembra nórdica, especie migratoria que frecuenta las arenas mediterráneas en los meses de verano. Es al atardecer cuando el cretense, ya duchado y con la barba recién recortada, sale a pasearse pero sobre todo a sentarse en las terrazas. A esas horas la iluminación es pobre y las fotos salen de pena.

El pasatiempo favorito del cretense, en todas sus fases vitales: sentarse en la terraza de un καφενείο durante horas
La playa, buen lugar para avistar cretenses, pero malo para fotografiarlos
Espalda de un ejemplar joven entrando en fase de despampanancia
Mεγαλόκουλος hirsuto de alto voltaje
Mεγαλόκουλος de piscina, que también existen
Evidentemente, no es griego: no tiene barbita, es totalmente artificial y además posa
Vigilante de la playa, modalidad μεγαλόκουλος de barba de un solo día
Subespecie: Κρητική αρκούδα (osete cretense)
Triste ejemplo de μεγαλόκουλος depilado de pubis sugerente
La barra de la sombrilla tapa lo mejor de él
Despampanancia en su plenitud

Chorrito
No es cretense, pero lo parece. Porque usteden lo estaban pidiendo, ¡aquí tienen por fin al osezno desnudo!

En cuanto a su vestimenta, ambos tipos de cretense en despampanancia tienden a vestir ropas frescas y bastante similares a las de otros seres humanos de su misma edad, independientemente de su origen:



Un elemento característico, no obstante, es la costumbre de llevar cruces al cuello, cosa que ya se ve raramente en otros lugares. Desconocemos si lo hacen por devoción o por no contrariar a sus madres.


Mención aparte merecen los cretenses que se dedican al mundo de la canción popular, que o bien nunca entran en despampanancia o bien se rigen por principios estéticos ajenos al resto de los mortales:

Debe ser duro ser feo en una isla de despampanantes. Dedicarse al mundo de la canción puede ser una salida digna en estos casos
Una especie de Carlos Baute cretense: distinto idioma, misma grima

ESTADIO III: "DECADANCIA"

Quienes acusan a los griegos en general y a los cretenses en particular de vagos no tienen ni puta idea. El cretense tiene una idea muy clara de lo que es el trabajo duro: es esa cosa que es necesario hacer para poder disfrutar de tiempo de ocio. El cretense típico se mata a trabajar a destajo en jornadas intensísimas a fin de poder dedicar luego el máximo tiempo a sus aficiones: sentarse en el καφενείο durante horas, estar en la calle y, si se tercia, inseminar noruegas. La combinación de esta ciclotimia laboral, el sol del Mediterráneo, el μελτέμι y la sal marina hacen estragos en la piel del cretense. Otro gravísimo factor de deterioro es la bárbara e insana costumbre del matrimonio, que acaba con la belleza del varón a un ritmo vertiginoso. El cretense se casa temprano y, tras una breve pero gloriosa fase de PQMF, en pocos años se convierte en esto:

Cretense de veintisiete años de edad. Dentro de setenta años, tendrá exactamente el mismo aspecto

En su decadancia, el cretense puede adquirir dos clases de forma: el μεγαλόκουλος tiende a convertirse en una especie de ciruela pasa de tamaño XXL mientras que el λεπτόκουλος, más ascético y espigado, se asemeja cada vez más a un trozo de mojama arrugada. Una vez alcanzada sulamentable forma decadante, y gracias al poder antioxidante de la dieta mediterránea y los cafés interminables. el cretense se mantiene en un estado estacionario que se extiende numerosas décadas, hasta el punto que bisabuelos, abuelos, padres e hijos resultan totalmente indistinguibles entre si. En cualquier caso, es en esta época de su vida cuando el cretense es más feliz, porque puede dedicarse en cuerpo y alma a su pasión: sentarse a vegetar en la calle.

Grupo de cretenses de edades comprendidas entre los treinta y los trescientos años. Para distinguir unos de otros es necesario talarlos por la mitad y contar el número de anillos que tienen
Cretense μεγαλόκουλος de treinta y dos años con inclinaciones espirituales
Especimen de λεπτόκουλος en decadancia, de grado de rugosidad medio
Así se le queda la cara a un λεπτόκουλος después de tener su segundo hijo
Finalmente, acabada ya su larga fase de decadancia, el cretense se va arrugando más y más y confundiéndose con el paisaje, hasta llegar a convertirse en un tronco de olivo (en el caso del esfakiano rural típico) o un paragüero (en el caso del moderno cretense urbanita), lento proceso que suele tardar entre diez y cuarenta lustros en completarse. Con estos residuos los nuevos cretenses fabrican crucifijos y κομπολόγια con los que dejar perplejos a los turistas. De esta manera, el gran ciclo de la vida se perpetúa en la gran isla griega, para satisfacción de casi todas las partes implicadas.

PD. Se admiten votaciones...

10 comentarios:

Peritoni dijo...

Vaya clase magistral!
Me encantan los cretenses en su segunda etapa, las despampanancia.
Y me conformo con el depilado aunque atente contra los cánones por ello.

Lo de la metaforfosis en paragüero meha dejado muerta literalmente! JAJAJAJAJAJAJAJJAJJA

P.D. Lo de demostrar que no eres un robot es cada día más complicado, lo juro.

Eleuterio dijo...

Sé exactamente dónde fue tomada la foto número 16 porque allí hemos parado mas de una vez para contemplar especímenes (yo) o para tomar Ice Café (mi chico).

Sumamente asombrado estoy de tu audacia para sacar fotos de malas bestias sin que se den cuenta y/o te peguen....deberá ser que das miedo y respeto a los bigardos.

starfighter dijo...

Menuda clase de antropología mediterránea. Y digo mediterránea porque eso mismo, calcadito letra a letra, se puede aplicar a los turcos y otras nacionalidades del entorno. Es llegar a la treintena y entrar en decadencia total.

Eleuterio dijo...

No, Star, es casarse y despiporrarse y dejar de estar buenorro. Lo he visto en Benidorm y en Conil de la Frontera.

Triste destino hetero.

rickisimus2 dijo...

¡Qué maravillas! La verdad es que eso de la fase de despampanancia es todo un hallazgo antropológico.

Me alegra saber que no soy el único a quien le cuesta demostrar que no es un robot.

DiegoC dijo...

Joder,acabo de descubrir que mi monitor de gimnasio favorito es cretense.....

Peritoni dijo...

Dicho de otra manera: LOS HUMANOS NO SOMOS ROBOT Y NO QUEREMOS DEMOSTRARLO CADA VEZ! (que lo demuestren ellos)Ea!

MM de planetamurciano dijo...

De este post saco al menos pa siete u ocho masturbaciones. Maremía qué barbas...

Sufur dijo...

Viciosillos... :-P

Sufur dijo...

Por cierto, me parece fatal que nadie haya comentado del osezno...

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