octubre 08, 2012

Woody Allen hace una película maja

Oh, sorprendente noticia: Woody Allen hace otra película maja.

Aprovechando que anoche habia nosequé de un partido de fúmbol, el osezno y un servidor tuvimos el placer de ir al cine sin tener que padecer hordas de adolescentes con granos comiendo palomitas e intentando copular en los asientos de última fila. Teníamos ganas de nuestra cita anual con Woody Allen, conocida en esta caso como "A Roma con amor": una de esas cosas que ahora llaman historias corales con la Pé (hemana de la Mó), Roberto Benigni, Alec Baldwin y otra serie de personas cuyo nombre no recuerdo.

Como ya he reconocido que soy un inculto cinematográfico, no esperen ustedes una crítica bien hecha de la película.

No hay nada como una buena ramera para hacerte un hombre, chaval

Ya saben que me encanta Woody Allen; también que (a diferencia de casi todo el mundo) prefiero sus obras escritas a sus películas; se trata de un director al que recurro fundamentalmente para sonreir. Sus obras más serias no terminan de conectar conmigo (debo ser el único ser humano vivo que dice abiertamente que Match Point no le pareció ni fu ni fa) y soy demasiado joven y poco "cinéfalo" como para conocer bien los años dorados de Annie Hall y demás. Mis favoritas son Poderosa Afrodita, Granujas de medio pelo y esa chispeante delicia que es La Maldición del Escorpión de Jade, y con eso lo digo todo.

La Fama cuesta

A Roma con amor es una película maja, sin pretensiones. Es bastante sencilla y aun así tiene buenos puntos (la delirante historia que protagoniza Roberto Benigni es magnífica, y lo del tenor en la ducha está muy bien aunque la idea no me resulte demasiado novedosa). Por lo demás, un poco lo de siempre: enredos sexuales y sentimentales, miedo a la muerte, bromas sobre psiquiatras, burlas hacia el pedantismo intelectual, personajes que dialogan con versiones suyas de cuarenta años atrás y muchas postales de Roma. El propio Allen reconoce abiertamente que sus películas europeas tienen mucho de panfleto turístico -no hace falta ser un lince para darse cuenta de ello- presentando versiones idealizadas de ciudades europeas para burgueses norteamericanos. Aceptando esto, y siendo además cierto que Roma es una ciudad increíble, la película me ha dejado con unas ganas locas de volver a pasear por el Trastevere.

Un ejemplo de reacción visceral incomprensible: esta actriz siempre me provoca un odio profundo que no soy capaz de explicar


Sali de cine, en definitiva, diciendo: qué majo todo. No esperen una obra maestra del séptimo arte, pero verán qué película tan maja.


3 comentarios:

MM de planetamurciano dijo...

¿Ni siquiera le puso palote "Otra mujer"? ¿Ni "Delitos y faltas"? ¿Ni "Hanna y sus hermanas"? Jo...
Estas pelis europeas de Allen son tan intrascendentes que sería incapaz de resumir el argumento de alguna de ellas porque no me acuerdo de nada; son como una bolsa de patatas fritas; da gusto cuando te las comes pero a las dos horas ni te acuerdas.
No es a usted al primero que leo tenerle mucha manía a Ellen Page, y la verdad no entiendo muy bien porqué.
Por cier; mire que si nominan otra vez a Pene por este papel...Lo que nos íbamos a reir.

rickisimus2 dijo...

Es de esas obras para salir con una sonrisa. ¿Te parece poco? Woody Allen tiene estas obras intrascendentes, pero con esos momentos (no necesariamente de comedia, aunque generalmente lo sean) en los que sale su chispa inigualable. Ya les gustaría a muchos poder tener de año en año alguna ocurrencia similar.

Ya había leído lo del plagio, uy, perdón, quería decir la intertextualidad, con ¡los Simpson! Me parece increíble que Woody Allen haga algo así.

Sufur dijo...

¡Ojo, que no he dicho que sea una mala película! La disfruté mucho, aunque menos que otras.

Como le decía, señor MM, tengo una laguna en la filmografía de Allen que cubre precisamente su época dorada. He visto y disfrutado sus primeras y delirantes películas (El Dormilón, Bananas, La última noche de Boris Grushenko...) y las que ha hecho desde mediados de los noventa hasta ahora, pero el periodo de los ochenta lo tengo aún por descubrir.

Se me olvidó mencionar otra de mis favoritas, Misterioso asesinato en Manhattan :-)

En cuanto a lo del "plagio o intertextualidad", amigo Rickisimus, no creo que sea ni una cosa ni la otra. Al fin y al cabo, la broma de cantar en la ducha es más vieja que la tos. Woody Allen es un maestro en el viejo arte de agarrar un tópico cultural y llevarlo al extremo... mi libro favorito suyo, Cómo acabar de una vez por todas con la cultura, es una obra maestra del género. Forma parte esencial de su humor y, aquí sí, yo me reconozco humilde plagiador suyo en eso :-)

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