Mi primera boda gay, "Chispas"

Así son las cosas, y de alguna u otra forma se las contaremos. Me encuentro en Logroño,  tierra de leyenda y fantasía, para asistir (como invitado) a mi primera boda gay.

Y me dirán ustedes: qué antiguo.  Pues sí: nueve años de matrimonios deliciosamente contra natura en este país, y aún no haber ido a uno. Eso se debe a 2 motivos 2: que en el fondo tengo demasiados pocos amigos gays,  y que las boda me dan urticaria. 

Pero todo se hace por un amigo.  Se casa uno de los bloggers más rubios, más guapos y más frikis que existen,  y eso no es moco de pavo.  Qué febriles motivos pueden llevar a un ser humano a poner su relación con otro ser humano bajo contrato sujeto al Código Civil es algo que se me escapa completamente,  pero si a mi amigo esto le hace feliz yo estoy feliz de compartir su alegría. 

La boda va a ser esta tarde y por supuesto habrá reportaje. Prometo comentar lo que más interesa a los españoles cuando se habla de una boda: la cantidad y calidad de las croquetas. 

Va a ser curioso como poco: aún no ha empezado y ya he podido identificar entre los asistentes, gracias a la magia de Facebook, a un ex de un ex mio. Los físicos estadísticos que estudian las leyes del "pequeño mundo" deberían dedicar una o dos tesis a este tipo de bodas. Seguro que la red de conexiones de quien ha follado con quien es más tupida que el bigote de Ana Botella tras una semana sin tratamiento depilante. Va a ser entretenido...