Pues sí, al final logré volver a San Francisco y mi mayor pesadilla, no encontrarla a la altura de mis recuerdos, no se cumplió: la ciudad de la Bahía sigue siendo tal y como la recordaba, igual de luminosa, igual de vibrante, incluso un poco más rica. Al Silicon Valley le está yendo bien y, hasta que la burbuja estalle de nuevo en un par de años (según nos contó una analista que trabaja en la zona), a San Francisco le está lloviendo el dinero. Se está contruyendo un nuevo Bay Bridge al lado del viejo puente, terminaron las obras del Embarcadero (ahora la terminal marítima está llena de tiendas gourmet, qué peligro) y se está levantando nuevos rascacielos en la antiguamente cutre zona de Folsom street, lo que no impide que sus bares leather y clubs de sexo sigan funcionando como siempre.
Solo estuve tres días y medio en Frisco. Mi destino real era Davis, un campus de la Universidad de California creado en mitad de la nada, entre los campos de trigo, y alrededor del cual ha crecido un pueblo diminuto. Pero a pesar de las pocas horas que pasé en la ciudad, me dio tiempo a conocer sitios y hacer cosas que no había podido (o querido) hacer en el pasado.
Junto al osezno, exploré el distrito latino de Mission, fotografiando los increíbles murales callejeros que los artistas locales han ido dejando en los callejones más insospechados:
Seguimos las huellas de Hitchcock a los pies del Golden Gate, en Muir Woods y en la Misión Dolores, donde no se encuentra la tumba de Carlotta Valdez...
Fuimos una tarde a contemplar una de las vistas más famosas de San Francisco, pese a lo cual yo nunca había estado: el skyline de la ciudad desde el parque que está enfrente de las casas victorianas llamadas las "painted ladies":
Al quedarnos a dormir en la propia ciudad, pudimos hacer algo que yo no había hecho nunca: salir por la noche por el ambiente de la ciudad más gay del mundo. Lo que más cerca nos quedaba del hotel era, curiosamente, lo más durillo de la ciudad: los garitos de Folsom. Estuvimos en The Hole in the Wall, Blowbuddies y Powerhouse y, ya fuera de Folsom, por Castro y en el Nob Hill Theatre. Con la globalización de lo gay, el ambiente de San Francisco ya no tiene nada que no se pueda ver en Madrid, Londres o Berlín. La única diferencia es que en Madrid puedes tener la desgracia de cruzarte alguna vez con ese sapo autodenominado Martin Mazza, mientras que en San Francisco vimos a Tony Buff -ridículo nombre artístico, por cierto, y ridículo peinado- y, bastante de cerca, a Christopher Daniels.
Aprovechando que teníamos con nosotros al Castor y un coche alquilado, subimos a Twin Peaks, desde donde vimos casi cualquier cosa, menos a Laura Palmer. El tiempo fue magnífico, aunque el viento frío del Pacífico hacía de las suyas.
En el Golden Gate Park visitamos el jardín japonés, otra cosa que no conocía anteriormente. Delicioso, y los mochis estaban buenísimos:
Otra cosa que no podía faltar: subir a un rascacielos al anochecer para disfrutar de las vistas. El restaurante giratorio que había en el Hyatt de Union Square lo cerraron: menuda rabia. Pero desde la última planta del hotel se podía disfrutar gratis de una vista al oeste que quitaba el aliento. Subimos también al bar The View del Marriott, y nos salió bastante barato: estaba tan ocupado que ni llegaron a atendernos en todo el tiempo que estuvimos arriba.
Apenas tuvimos tiempo para el San Francisco étnico, aparte de pasar por Chinatown y la Little Italy:
Pasando al otro lado del Golden Gate, hicimos lo que todo el mundo: admirar el panorama desde los miradores de Marin County y bajar a tomar algo junto al mar en Sausalito, acordándonos de Otis Redding:
Aquí fue cuando el osezno se despidió de nosotros para volverse a España, y el Castor y un servidor nos fuimos, puentes mediante, hacia Sacramento y finalmente Davis...
6 comentarios:
Que envidiaza más grande. San Francisco es de las pocas ciudades norteamericanas que me encantaría visitar, y según pasa el tiempo las ganas aumentan. Las fotos son como siempre maravillosos; con tu permiso te robo las panorámicas y ponerlas de fondo en algunos de mis aparatejos.
¡Faltaría más, Star! Para eso las pongo en abierto. Además, si quieres alguna foto en resolución completa, no tienes más que escribirme y te la mando :-)
Muchas gracias guapo, tal vez lo haga :)
Ains...Hace unos años había tantos sitios que pensaba que iría a ver algún día en mi vida, y SanFrancisco estaba entre ellos, claro. Ahora, con esta puta crisis, cada vez lo veo más y más difícil.
Por supuesss, yo también habría hecho la ruta de "Vertigo" sin lugar a dudas.
A los pies de sus fotografías, pero creo que ya se lo he dicho tantas veces que debo resultar de lo más pesao.
"AAAAARRRRRGGGHHHHHH!!!!" -dijo,mientras se retorcía como un perro rabioso por el suelo,soltando espumarajos.....
Que envidia! Yo quiero ir!
Claro que no viste a Laura Palmer, està muerta. Pero tampoco viste al agente Cooper? Ese estaba mucho mejor!
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