noviembre 11, 2013

Fin de semana en Castro

¡Ah, Castro, la legendaria meca gay de San Francisco! Nosotros, los pobres que no podemos pagarnos un viaje transoceánico, tenemos que conformarnos con sucedáneos menos exóticos.

Estuvimos en Castro Urdiales pasando un fin de semana de aislamiento. Tanto el osezno como yo estamos preparando clases y nos viene bien desconectar de la rutina diaria, alejarnos de la televisión, el teléfono y las caras conocidas, y hacer algún que otro retiro para trabajar a solas, saliendo lo justito para comer algo y dar algún paseíto suave.

Teníamos que gastar un bono-regalo de Smartbox para una cena gourmet que nos había regalado mi cuñado, y que estaba a punto de caducar (el bono, no el cuñado). En Castro hay un restaurante de los adheridos a la red de Smartbox, y allá que nos fuimos, a cenarnos un chuletón a la piedra del tamaño de Minnesota. Lo justito para mi hipercolesterolemia.

Para no distraerme, ni siquiera me llevé la cámara. Aun así hice fotos. Estoy intentando aprender y a hacer y postprocesar fotos medio dignas con el móvil, tarea ardua dada la mala calidad en el detalle fino y las grandes deformaciones que suele imponer una óptica tan plana y compacta como la de un teléfono. He aquí parte del resultado, a ver qué les parece:







3 comentarios:

Mocho dijo...

Acaba Vd. de recordarme que Tx y yo tenemos un regalo trampa de esos de caja mágica: una escapada rural de... ni más ni menos que ¡¡¡1 noche!!! Puro exceso.

Unknown dijo...

El móvil tiene sus limitaciones, pero si se da con el momento y el lugar adecuados se pueden hacer cosas bastante dignas.

MM de planetamurciano dijo...

¿Cstro Urdiales es el pueblo cantabrón que los vascos consideran suyo?

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