febrero 06, 2014

La Luz Cegadora

En aquellos tiempos felices, teníamos la costumbre de desayunar al menos una vez por semana en Camarero Guapo. No recuerdo cuál era el verdadero nombre del bar que llamábamos Camarero Guapo, y hasta donde yo sé a nadie le ha importado jamás ese dato: lo importante de Camarero Guapo era el ser humano que atendía tras la barra, un pedazo jato de pecho peludo como una cinta de velcro al que daban ganas de empotrar hasta el infinito and beyond. Yo siempre he sido muy de llevar la contraria: cuanto más machirulo es un tío, más ganas me dan de empotrarlo, mientras que con los querubines me entran ganas de ser empotrado.



Pero llegaron los malos tiempos de la crisis, y por algún motivo que no deja de tener su gracia los especuladores, timadores y políticos responsables de la misma lograron convencernos de que era culpa nuestra, que habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades. ¡Proletario malo! Establecimientos de toda la vida fueron cayendo como moscas y Camarero Guapo cerró, reabriendo semanas más tarde como franquicia horrorosa. Ahora, solo vemos muy de cuando en cuando al Camarero Guapo paseando por la calle con su novia, a la que no deseamos ningún mal pero a la que nos encantaría ver siendo devorada por mofetas y pisoteada por ponis asesinos.

Afortunadamente, cuando El Monstruo Espagueti Volador cierra una puerta, abre otra. El bar que llamábamos (y seguimos llamando) la Luz Cegadora (por la potencia de sus focos, que churruscan la calle con luz incandescente a las siete de la mañana) cambió de manos, dejando de estar atendido por una insulsa muchacha para caer bajo la protección de JJ. Desde entonces, la Luz Cegadora es doblemente luminosa y unas ocho veces más cegadora.

JJ tiene muchas ventajas sobre la anterior camarera. Para empezar, parece ser que tiene pene, aunque nunca he tenido el gusto de vérselo. Es un chico guapo y joven, pero con canas, cosa que me pone palote perdido. Tiene espaldas anchas y viste con ese tipo de camisa blanca de hostelería que trasparenta muy ligeramente, lo suficiente para intuir los pezones. Pero lo mejor de JJ son esos ojos (en número de dos) de color Elizabeth Taylor, absolutamente deslumbrantes.

La mirada de JJ posee una potencia media de unos noventa gigavatios, lo suficiente como para fundir el plomo, vaporizar búnkers y provocar que hombres y mujeres sientan unos deseos casi irrefrenables de desnudarse.  He de admitir que no soy capaz de sostenerle la mirada: cuando le pido los cafés, siempre acabo rojo como un tomate y mirándome la punta de los zapatos. ¡Yo, que ya no me corto en mirarles el culo abiertamente a los Vanessos en las duchas del gimnasio! Tal es el poder avasallador de los ojos de la Luz Cegadora.


El negocio parece estarle yendo bien (al menos, lo suficiente como para pagar la tremebunda factura eléctrica de los focos de la entrada), con una clientela fija de funcionarias de las administraciones públicas cercanas que se acercan para, después de un considerable arrebol y titubeo, pedirle cafés con bien de leche. Lo cual demuestra una vez más que no hay nada mejor contra la crisis que una buena dosis de hormonas. ¡Viva la Luz Cegadora!


8 comentarios:

Eleuterio dijo...

Queremos fotos de ese portento.

starfighter dijo...

Os veo como la Jurado, yendo a ese lugar con imponentes gafas de sol, para soportar tanta luz y ver mejor de manera discreta, y ropa suelta para que los sudores de la emoción no se noten. Apoyo la moción de Eleuterio, fotos ya!!!

Unknown dijo...

Seguro que las señoras funcionarias se retocan bien el maquillaje antes de ir a ver a ese chulángano.

Mocho dijo...

Y Sufur ladeó la cabeza hacia la izquierda mientras se humedecía los labios (superiores), se mordía provocativamente la uña del meñique y sus pestañas aleteaban cual pluma de gorrión un momento antes de decir con voz grave y sensual: ¿me puedes echar un poquito más de leche?

Acto seguido, el dedo que estaba en la boca subía a retirarse un acaracolado rizo de la cabez... ah, no, eso no, perdón.

Moriarty dijo...

¡Y la dirección del garito! ¡Queremos la dirección del garito!

Deric dijo...

Dan ganas de ir a esos baretos! A ver cuando invitáis!

rickisimus2 dijo...

1.- Queremos fotos
2.- Queremos la dirección

Christian Ingebrethsen dijo...

Hola, ya llevo un tiempo leyéndote y por fin me ha dado el venazo de comentar.

Habría que verte cada vez que tienes al de los ojos como faros delante jajaja. Ah, y me uno al clamor popular, como mínimo una foto de algún doppelganger suyo que pulule por internet.

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