marzo 04, 2016

Malas novelas

Me gusta, de vez en cuando, leer malas novelas.

Hay dos tipos de malas novelas: las que entretienen, y las que no. En realidad, lo mismo ocurre con las buenas novelas, solo que si te atreves a decir que una buena novela te aburre soberanamente, vienen los intelectuales y te lapidan.

Leer malas novelas es muy caro. El precio de las malas novelas se dispara a partir del momento en que cumples cuarenta años. En torno a esa mágica edad te das cuenta de verdad que tu tiempo es finito, que has alcanzado y probablemente superado el ecuador de tu vida, y que por mucho que lo intentes no te va a dar tiempo a leer todas las cosas que te gustaría antes de palmarla. Una vez entrados en este estado de ánimo, resulta cada vez más difícil no pensar que leer una mala novela es una soberana pérdida de tiempo.

Yo me resisto todo lo que puedo a este pensamiento.

Últimamente he leído dos malas novelas.

La primera ha sido una gran sopresa. No me esperaba que fuera a ser mala. La escritora de ciencia-ficción Lois McMaster Bujold me tiene mal acostumbrado: normalmente sus novelas me suelen parecer bastante buenas. A la Bujold le gusta aderezar sus space operas con interesantes reflexiones sobre política, género, sociología y bioética. Sus personajes, sobre todo Miles Vorkosigan, su clon-gemelo-hijo Mark y su madre Cordelia, son memorables, y el estilo de sus diferentes novelas abarca desde la más desaforada aventura de batallas espaciales a la novela detectivesca, siempre -hasta ahora- con buen ritmo y derrochando inteligencia. 

Pues bien, la última novela, Gentleman Jole and the Red Queen, me ha parecido un truño soberano.


¡Es que no pasa nada en toda la puñetera novela! Tal vez sea porque la Bujold ha agotado las historias que podía contar el universo de los Vorkosigan. Miles ya es adulto, está casado y tiene hijos, ha heredado el título y resposabilidades de Conde a la muerte de su padre, y su vida ya no ofrece más aventura que la de cambiar pañales. Su madre, la viuda Cordelia Naismith Vorkosigan, intenta decidir cómo enfocar los sesenta u ochenta años que le quedan de vida (proviene de un planeta, la Colonia Beta, donde la biotecnología asegura periodos de vida de unos ciento cincuenta años en muy buenas condiciones de salud). Y decide descongelar unos óvulos y espermatozoides de su matrimonoio que tenía congelados desde hace cuarenta años para tener unas cuantas hijas, usando por supuesto replicadores uterinos artificiales, que con setenta años ya no se siente con ganas de pasar por embarazos. Y a todo esto, el almirante Jole, antiguo secretario y amante del difunto marido (junto al cual y Cordelia formó un triple matrimonio clandestino, ya que la conservadora sociedad del planeta Barrayar no concibe aún las familias de más de dos cónyuges), vuelve a la vida de Cordelia, y casi inevitablemente se reaviva un amor entre los dos. Y a lo largo de doscientas páginas ocurren los siguientes acontecimientos: ninguno.

Los dos puntos posiblemente provocativos de la novela, que son la posibilidad abrir la paternidad a edades avanzadas gracias a los avances tecnológicos y las relaciones abiertas, sinceramente, no me parecen para tanto. Y como gérmenes de una historia, está visto que no dan para novela. Hay unos instantes de sorpresa en las primeras páginas cuando los lectores de la serie descubrimos que el Conde Vorkosigan eran bisexual y vivía una historia de amor a tres bandas con su marido clandestino y su mujer legal, pero sólo porque nada en las anteriores novelas lo sugería siquiera. Y que una mujer viuda de setenta años, pero que aparenta cincuenta como mucho, y que espera llegar a los ciento cincuenta, decida ser madre usando células congeladas es algo que dista mucho de ser impactante, al menos en una novela de ciencia ficción.

Vamos, que me he aburrido bastante leyendo. Qué decepción.

La otra novela mala, que me acabo de terminar hace media hora, es una a la que tenía ganas moderadas de echar mano desde hace lo menos quince años. La vi por primera vez en una estantería de una librería marica en San Francisco y me llamó la antención por la combinación de géneros que proponía: erótica gay y novela de fantasía.


Qué portada más cutre, ¿verdad? Es tan grimosa que dan unas ganas irresistibles de ver qué hay dentro, como cuando uno ve a una paloma atropellada en la carretera y le entran ganas de ir a mirar cómo son sus tripas pajariles.

El argumento, calidad literaria y atmósfera me han recordado mucho a otra novela miérder de fantasía que he leído hace no mucho: la trilogía del Aprendiz Oscuro de Trudi Canavan. En aquella trilogía, una moza proletaria pero con un inesperado talento innato para la magia era reclutada para aprender las artes místicas y descubría, gracias al Amor, una forma prohibida de practicar la magia, algo que al final resulta ser de lo más conveniente porque gracias a eso llega a tiempo de salvar la ciudad de caer en manos de unos malos malísimos.

En Apprenticed to Pleasure, Ander, a la sazón un joven músico huérfano que trabaja en un burdel, descubre de forma accidental que no solamente existe la magia oficial que practican los brujos del malvado zemindar, y que se basa en la tortura y en el dolor, sino que existe una orden secreta de valientes rebeldes que practican un tipo de magia basada en cosas bonitas, esto es, en follar mucho. De la mano (y otras extremidades) del sabio (y suculento) mago Thane y sus alegres (y despampanantes) ayudantes, Ander descubre que el amor es más fuerte que el odio y que a golpe de mamadas, enculadas y corridas puede ayudar a sus semejantes a librarse del yugo del maligno zemindar. Y además de paso se echa novio, aunque no se casan ni nada.

Una birria de novela, pero me ha entretenido bastante más que Gentleman Jole and the Red Queen. Y además ha dado para un par de pajas. 

Supongo que ahora va tocando ya ponerse a leer algo más serio, para contentar a los intelectuales y a mi Pepito Grillo interior. Me entra la duda: Hitchens, Sacks o Eagelton? Decisiones, decisiones...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

No sabía que habían libros con carátula de película porno y argumento de película porno también, jaja. Ya casi mejor esperar a su adaptación al cine, no?

Saludos.

Allau dijo...

Leéte "Oso" (Impedimenta, 2015) de Marian Engel, la novela que no te esperarías en la vida.

Sufur dijo...

¡Tomo nota!

Deric dijo...

La verdad, con la de cosas interesantes que hay para leer...

PasaElMocho dijo...

La portada es talmente early nineties !!!

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