mayo 02, 2016

L.A.M.

Imagínate un mercadillo de los domingos, solo que en vez de estar al abierto ocupa tres plantas de un edificio de negocios en plena City londinense: algo lógico, teniendo en cuenta lo repelente del clima británico. Allí, en un ambiente relajado y amigable, con buena música, bebidas a mansalva y con abundantes raciones de tartitas y cupcakes monísimas y caseras hechas por los propios comerciantes, distintos puestos exponen artesanías que esforzados talleres de toda la Gran Bretaña han estado preparando con todo su amor durante el invierno. La gente es amable, sonriente, cálida y apenas te pega latigazos de vez en cuando, todo de muy buen rollito.


Se trata del London Alternative Market (L.A.M.), la feria-mercado mensual de estilos de vida alternativos, fetichismo, BDSM, leather y demás parafilias de Londres. Allí podrás encontrar de todo: fustas, látigos, arneses, mordazas, plugs, sondas, electrodos, ceras, disfraces de poni, agujas, guantes para el fisting, caretas, corsés, piercings y todo el material imaginable para zurrar, apalear, abofetear, atar, escarificar, electrocutar, inmovilizar, asfixiar, chamuscar, marcar, sodomizar, pinchar, someter, estrujar, retorcer, torturar, sofocar, estrangular, aplastar, estirar o flagelar a tus amigos.




El L.A.M. se celebra cada primer domingo de mes y comienza con el mercadillo, continúa con una serie de workshops y cursillos de variada índole y acaba con una afterparty en la que la gente puede probar sus nuevos juguetes con los amigos, todo ello por supuesto atendido por un exquisito cátering, té y pastitas al más puro estilo inglés, en un edificio señorial, con unas mazmorras de lo más cucas y con una sala de reuniones para los workshops de lo más cinematográfica:


No es que sea mucho mi tipo de ambiente. Aunque siempre he tenido un cierto fetichismo estético con el cuero y curiosidad por jugar a ser la parte dominante de una relación BDSM, en la práctica nunca he llegado a más que al ocasional abuso verbal de llamar "puta zorra viciosa" y lindezas por el estilo a algún casado cuando éste me lo ha pedido (y los casados, no sé por qué, suelen ser de pedirlo mucho). 

Pero como de todo hay que probar, y teníamos unas cuantas horas antes de marcharnos al aeropuerto, allí que me llevó el señor osezno, que ha sido mi sherpa en esta visita londinense. Me encanta dejarme llevar.

Cosas que me llamaron bastante la atención: lo principal, el buen rollo que había. Los comerciantes eran todo amor y te contaban con profusión de detalles las distintas torturas escalofriantes que se podían realizar con sus palas conductoras de la electricidad, manteniendo siempre una gran sonrisa y con esa completa naturalidad con que la frutera de toda la vida te comenta que esta semana le han llegado unas fresas estupendas. Por no hablar de las tartas glaseadas, los bizcochos en forma de potro de tortura y las muffins caseras. También me llamó la atención el ver este tipo de cosas en un ambiente casi completamente heterosexual: uno ya está acostumbrado a ver tipos encuerados escupiéndoles a la boca a otros tipos encuerados,  pero es menos habitual para mí ver toda la enorme variedad de parafernalia por y para mujeres. Y ese fue el tercer motivo de sorpresa: ver una mayoría de asistencia femenina tanto entre los comerciantes como en la clientela.  No sabía que hubiera tantas mujeres interesadas en retorcerles las pelotas, literalmente, a sus amantes.


No nos quedamos a la afterparty. Como decía antes, teníamos que ir hacia el aeropuerto, y aunque no tuviéramos que haberlo hecho dudo que hubiésemos tenido el valor de quedarnos. Una cosa es tener curiosidad y asomar un poco el hocico, y otra muy distinta tirarse a la piscina...





5 comentarios:

Christian Ingebrethsen dijo...

Me resultaría muy curioso ir a un mercado aunque al igual que tú no sé si sería capaz de tirarme a la piscina o no.

Moriarty dijo...

¡Un traje de ama con sacudecolchones! No puedo evitar imaginarme a doña Jaimita arreándole con él a don Pantuflo Zapatilla.

Sufur dijo...

Je je je, ¡lo mismo pensé yo!

DiegoC dijo...

¿No fue Oscar Wilde el que dijo que la mejor manera de evitar una tentación es caer en ella?

Sufur dijo...

¡Suscribo la idea, DiegoC!

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