diciembre 01, 2008

Back to reality

El fin de semana ha sido, pese a mis nervios iniciales, sencillamente perfecto.

En realidad, todo el viaje era un envoltorio para el verdadero regalo de cumpleaños. El musical favorito del osezno es El Fantasma de la Ópera, y yo llevaba tiempo queriendo llevarle a verlo in situ, como dios manda, en el Her Majesty's Theatre del West End londinense.


Nos encantó. En realidad para mí era la segunda vez -ya estuve en 2001-, pero siempre emociona ver las cosas en directo. Yo nunca he sido muy fan de Webber, pero si tengo que quedarme con alguno de sus musicales elijo sin dudarlo el Fantasma (a pesar de que tiene un segundo acto realmente flojo). Los intérpretes cantaron de miedo, el actor que hacía el papel de Raoul era guapísimo y los dos -el osezno y un servidor- acabamos llorando como nenazas.

Por cierto, ¿soy yo el único pervertido o hay alguien más que opina que el tema central del musical no es sino un orgasmo encubierto? Atención a la voz de la muchacha hacia el final de la canción:



Londres es una ciudad terriblemente interesante, pero muy difícil de fotografiar. La luz suele ser pésima. Pero caminar a finales de noviembre a lo largo de Támesis, refugiarse al calorcito de las tiendas y cafés de Regent Street, recorrer los cuidados parques del centro y ponerse morado de dulces es un ejercicio invernal altamente recomendable.


Como era previsible, pasamos la mayor parte del tiempo comiendo. Si Madrid huele a ajos, según la petarda esa que no quiero ni nombrar, Londres huele a patata, bacon frito y curry. Es una de esas ciudades que tiene un olor susceptible de ser cortado con un cuchillo y extendido sobre una tostada. En el hotel nos servían desayuno inglés completo -viva el colesterol- y el sábado por la tarde un afternoon tea con sus sandwiches, sus pasteles, sus tartas, sus scones, su mantequilla batida y sus confituras variadas. Ya solo con eso una familia normal habría tenido comida suficiente para todo el fin de semana. Pero nosotros además comimos y cenamos fuera todos los días.

Aparte del paseo y del condumio, la otra actividad típicamente londinense es ir de compras. En mi caso, libros. Siempre que voy a algún país anglosajón me gasto el sueldo en librerías. Me encantan esas tiendas de libros que ocupan un edificio de seis plantas enteros donde te dejan hojear los libros todo el tiempo que quieras, te puedes tomar un café mientras lees, y donde compruebas que la oferta editorial en inglés da diez mil vueltas a la que existe en castellano. Entre mis visitas a Waterstones y a Prowler superé con creces el límite de peso permitido para el equipaje de mano del avión. Menos mal que no fueron muy estrictos en el aeropuerto...


Tambien salimos un poco. El sábado anduvimos por el Soho, comprobando una vez más que los pubs gays ingleses se distinguen de los pubs heteros ingleses únicamente en que tienen a Kylie en vez del fútbol en la pantalla. Al osezno le entraron tres tíos, a mí ninguno: a estas alturas de la vida ya estoy hecho a la idea de que el guapo de la pareja no soy yo. El sexo, muy bien, gracias.

Con la satisfacción de que todo haya salido bien, de que al osezno le haya gustado y de tener un buen cargamento de buenos recuerdos para conservar, ahora toca volver al mundo real. Qué cortitos son estos fines de semana. Pero qué ricos...


5 comentarios:

Mocho dijo...

Jo, supertotal todo y tal y cual.

Y el Phantom, pese a que ya está más pasado que ni qué, que los teclados suenan a Mecano y que la mierda de pelícual que hicieron se lo acabó de cargar, es el musical por excelencia.

Aunque a mí Susnet Boulevard me encanta por lo excesivo que es, pero también es que de vez en cuando tengo mis salidas de dramaqueen.

Londón londónnnn

gaysinley dijo...

Jo como me alegro por tí (en particular) y por los dos en general... Envidia sana me dáis sobre todo por el musical, que no he tenido la ocasión y es uno de mis generos favoritos.

Y esas revistejas que camuflas debajo de los libros, so perraco... jajaja!

Que me alegro infinito, afortunados vosotros... Yo siempre lo he dicho, de mayor quiero un novio así, que me lleve a la bahía que me diga vida mía... jajaja!.

Tontunas a parte. Un besote pa los 2

Nils dijo...

jooooooooooooooo te hubiera encargado unas revistas gratuitas!

BIRA dijo...

Perfecto y completo, menudo regalazo que le has hecho! Estará que no cabe en sí.

Sabes? Me alegra comprobar, por tu tono al escribir, que estás con el ánimo más alto que en otros post anteriores. Si es que no hay nada como una escapadita romántica para que nos suban las defensas, jeje.

Besos

Anónimo dijo...

oye, pues qué perfección de fin de semana, no??? espero que le haya gustado el regalo, que ya veo que tu lo disfrutaste de lo lindo!!!

un bso grande

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