Todos conocéis el misterio de los calcetines desemparejados: uno empieza con una colección de calcetines nuevecitos y en número decididamente par, y después de un par de pasadas por la lavadora, no se sabe muy bien cómo, acaba teniendo un único ejemplar de cada pareja. El otro se ha perdido en el misterioso y terrorífico Limbo de los Calcetines Extraviados.
Pues bien: me acaba de ocurrir lo mismo, pero con pijamas.
Llevo media hora "arrebuscando" en el armario, y nada: encuentro la parte de arriba de mi pijama gris y rojo del Diablo de Tasmania, y la parte de abajo de mi viejo pijama azul de franela. Dónde se han podido meter las otras partes, es un misterio cuya respuesta sólo el Espagueti Volador conoce.
Me temo que esta noche toca intercambio de parejas en mi cama. Suena más divertido de lo que en realidad es...
Pues bien: me acaba de ocurrir lo mismo, pero con pijamas.
Llevo media hora "arrebuscando" en el armario, y nada: encuentro la parte de arriba de mi pijama gris y rojo del Diablo de Tasmania, y la parte de abajo de mi viejo pijama azul de franela. Dónde se han podido meter las otras partes, es un misterio cuya respuesta sólo el Espagueti Volador conoce.
Me temo que esta noche toca intercambio de parejas en mi cama. Suena más divertido de lo que en realidad es...
5 comentarios:
EN BOLAS YA!
La lavadoras se alimentan de calcetines.
Si tu armario además lo hace de pijamas, tienes un problema, bonita.
Ay, Nils: cómo se nota que eres un andaluz de sangre caliente, sensual y concupiscente. Un castellano de pro nunca duerme en bolas, ni siquiera en pleno julio. Es algo totalmente contrario a nuestra naturaleza. En nuestras austeras casas de piedra y ladrillo dormimos en alcobas sin ventanas, bajo el peso de media tonelada de mantas de lana (de oveja churra) y acompañados de una bolsa de agua caliente. Los buenos castellanos nacen ya vestidos con boina y refajo. Somos la alegría de la huerta.
Y vaya si tengo un problema, Mochuelo. A este ritmo, calculo que en un par de semanas la grieta en la realidad que ocupa el fondo de mi armario se abrirá hasta el punto de empezar a succionar todo lo que la rodea y Santander se convertirá en un inmenso cráter arrasado. En mi opinión, la ciudad saldrá ganando bastante...
Cari, yo creo que en tu post se ha deslizado un pequeño error, yo creo que lo que te ha desaparecido no es pantalón del pijama, yo creo que lo que te han dado el cambiazo en el cuerpo que va dentro, jajaja.
Bueno, tb. puede ser que te hayas depilado, claro....Bezos.
Dios mío, la Oda al castellano que duerme con zamarra, parecés Doña Himena, ché:-)
Que qué digo, unos consejillos prácticos (de mi poco de sangre catalana por ahí): hay unos calcetines que venden, que pone "lunes", en los dos, y así todos los días de la semana (rollo emparejarlos, que a mí tb me ha pasado, la idea es un poco "lorena bobbit", pero bueno...Luego hay otros que llevan el borde amarillo, otros naranja -sólo una franja pequeñita, para que no pase eso-)...En fín, que lo del pijama es más grave...uhmmm...¿Tienes una asistenta kosovara por casualidad? ("by casuality" en inglés)...¿O eres el típico sabio despistado del que nos enamoraríamos así un poco todos? Dejo esas cosas en el aire, como las que nos quedan si no nos dormimos tapados, que es que Nils seguro que tiene calefacción central, pero claro...yo me imagino así un poco Cantabria, que la conozco más de verano...y que me cogí un pasmo en una boda una semana santa y...Que hay que taparse, que eso es el Norte, digan lo que digan (osea, "tell what they tell" en inglés):-)
Un abrazo.
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