mayo 27, 2009

Vidas Ejemplares de Políticos (II)



Hoy: Doña Tibia del Peroné, Eurodiputada


Doña Tibia, marquesa consorte del Peroné, cero veces Grande de España, era una política de abolengo e impecable pedigree. Tenía el orgullo de pertenecer a un importante partido conservador, y como tal defendía a capa y espada el núcleo de valores éticos, morales, religiosos y familiares propios de la gloriosa tradición católica y occidental; de entre todos esos valores, con el que más se identificaba era con el de la sinceridad. La honestidad de doña Tibia del Peroné estaba fuera de toda duda. De hecho, cuando decía cosas tales como "no estoy en política para enriquecerme yo, sino para enriquecernos yo, mi familia y mis amigos" lo decía con toda sinceridad, cuando afirmaba que "habría que expulsar a todos los cistercienses de España" lo hacía completamente convencida y cuando prometía que "si salgo elegida, venderé los órganos de vuestros primogénitos a las multinacionales farmacéuticas para que hagan experimentos con ellos", hablaba completamente en serio.

Fue precisamente esa total sinceridad la que le causó problemas con ciertos sectores de su partido. En aquella época pusilánime de corrección política y buenismo generalizado, las declaraciones de doña Tibia podían herir las sensiblidades de los débiles, los tontos y los cobardes. Como el 90% de los votantes potenciales del partido se incluían en al menos una de esas categorías, la dirección del partido consideró que era mejor acallar de alguna forma a esta audaz mujer pública. Pero dado que doña Tibia tenía grandes apoyos entre algunos barones del partido y ciertos medios de comunicación, era imposible deshacerse de ella sin más. Por ello, la cúpula optó por el clásico recurso de la defenestración hacia arriba: ascender al elemento problemático hasta una posición en la que molestara lo menos posible. La decisión fue tomada y doña Tibia se vió obligada a aceptar el puesto de cabeza de las listas electorales para las elecciones del Parlamento Europeo.


Llegaron las elecciones y el partido, como era previsible, consiguió votos más que suficientes para enviar a doña Tibia y todo su séquito a Estrasburgo. Otra mujer de menor envergadura se había hundido al verse relegada a ese cementerio de fósiles políticos que es la Eurocámara, pero ella no iba a rendirse fácilmente. Prueba de ello es este fragmento de su brillante discurso de investidura que reproducimos a continuación:
"Se equivocan profundamente quienes me tildan de euroescéptica. Por supuesto que creo en Europa. Yo diría más aún: no sólo creo en ella, sino que estoy convencida de que limita al norte con el mar Ártico, al este con Asia, al sur con África y al oeste con el Océano Atlántico. Y porque creo en la existencia de Europa considero que es mi deber destruirla lo antes posible. Como todos ustedes saben, la mejor forma de corromper una institución es desde dentro, de modo que quiero agradecer esta oportunidad que me han brindado los votantes para formar parte de este detestable Parlamento..."
Asesorada por su equipo de colaboradores, lo primero que hizo doña Tibia al aterrizar en Estrasburgo fue buscarse el patrocinio de un lobby. Los lobbies buenos (traficantes de armas, redes de prostitución organizadas, narcotraficantes) ya estaban todos pillados. Los lobbies intermedios (ingenieros de obras públicas, volcadores de fruta franceses, confesores reales) también tenían el cupo lleno. Incluso la mayor parte de los lobbies de baja categoría (taxidermistas, hipocondríacos, fabricantes de matasuegras) estaban ocupados en ese momento. Al final, doña Tibia tuvo que apañárselas para conchabarse con el lobby de Empaquetadores de Cheetos. A pesar de esa condición inicialmente adversa, la habilidad y el tesón de doña Tibia fueron suficientes para conseguise un sobresueldo más o menos fijo de unos veinte mil euros al mes en concepto de pago de servicios políticos prestados al lobby y otras prebendas varias.

Las condiciones de vida eran durísimas. Como el resto de eurodiputados, doña Tibia trabajaba y vivía en Estrasburgo de martes a jueves, y el resto de la semana se dedicaba a echarse laca, teñirse el pelo de rubio y mandar espiar a gente. Tanto ir y venir en asientos de Primera Clase entre Estrasburgo y Madrid le causaba a doña Tibia frecuentes episodios de estrés que le obiligaban a tomarse periodos de baja laboral, plenamente remunerados, de entre dos semanas y siete años de duración.

Doña Tibia, si tenía algún defecto, era el de no ser muy ducha en idiomas. Solo hablaba castellano y, en la intimidad, algo de sánscrito. Eso no le impidió ser nombrada Portavoz de su grupo parlamentario. Llevaba los discursos escritos en un papel que obligaba a leer a un becario y durante la ronda de preguntas se limitaba a encojerse de hombros y mirar hacia el techo de la sala con las manos en los bolsillos. Se ganó fama de negociadora dura e inflexible, en buena medida debido a que jamás se dignó a negociar nada en absoluto.

Doña Tibia del Peroné murió una fría mañana de octubre, mientras le hacían la manicura, de disgusto al enterarse de que una de sus diecisite hijas se había declarado lesbiana e iba a casarse con una agente de seguros que ni siquiera tenía apellido compuesto. Sus restos mortales reposan en el panteón familiar del cementerio de Nuestra Señora de los Flagelos Puntiagudos, bajo el siguiente epitafio:

Aquí yace doña Tibia de Peroné,
esposa, madre y eurodiputada fiel,
junto con sus caballos, carruajes y esclavos predilectos.
Recen Tres Avemarías y Dos Padrenuestros
por el eterno descanso de su alma.

Descanse en paz doña Tibia del Peroné, eurodiputada de bien. Amén.


2 comentarios:

Thiago dijo...

jjaja pues a mi doña Tibia (tibia, ni chicha ni limoná) me parece que por su cardado está entre Dª Rosa Diaz y Dª Esperanza Aguirre, solo que doña Tibia, además, es sincera.

Mandemos a Dª Tibia a Europa, que aqui se quede Dª Camps, que a ese con pagarle un traje ya nos llega... jaja

Bezos.

hm dijo...

Jajajajaja, me meo, me meo, jajajaja y lo del epitafio: "...junto con sus caballos, carruajes y esclavos predilectos..." es genial, jajaja

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