junio 25, 2009

Redes sociales

El aceite de ricino
ya no es malo de tomar.
Se administra en pildoritas
y el efecto es siempre igual.
Hoy las ciencias adelantan
que es una barbaridad
!Es una brutalidad!
!Es una bestialidad!

Lo dicho, las tecnologías adelantan de lo lindo y parece que quien no tiene un iphone, no va a comprar el tabaco guiado por un GPS y no aparece en internet no es nadie. Esto se aplica por supuesto al megaguay mundo de las redes sociales, y el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Pero por favor, que apunte hacia otro lado, no me vaya a hacer una brecha.

No soy ninguna excepción. En mi descarga he de decir que soy un caso leve a moderado: tengo mi lista de lectores del blog, una cuenta en twitter que me abrí animado por Nils y que no uso nunca, un flog que llevo dieciocho meses sin actualizar y un perfil de facebook más blindado que Fort Knox. A esto hay que sumarle una cuenta de messenger en la que no he agregado un solo amigo nuevo desde la muerte de Catalina de Médicis, una cuenta del gmail chat que sólo uso para hablar de cosas de trabajo una vez cada año bisiesto y un perfil de skype que me sirve para llamar a casa a precios razonables cuando estoy en el extranjero. Los perfiles de gaydar, bakala, bearwww y similares, que tan buenos momentos me dieron, llevan años cerrados y ya ni siquiera juego al rol en red.



Aun así, aún mantengo cierta presencia virtual y de vez en cuando me encuentro con sorpresas o con ocasiones inesperadas para reflexionar. Un ejemplo de ambas cosas es lo que me ocurrió el otro día.

Cacharreando con el facebook, se me ocurrió ponerme a buscar antiguos compañeros de la época del Colegio Mayor y la Universidad. Tampoco busqué demasiado -mi interés en aquellas personas, salvo en honrosos casos muy contados, es meramente arqueológico-, pero no me fue difícil encontrar a unas cuantas viejas glorias.

Entre ellos, un viejo amigo del cual no había tenido casi ninguna noticia durante una década, hasta que, hace casi exactamente un año, coincidí con él en una boda. En dicha boda nos sorprendimos el uno al otro con exactamente el mismo tipo de información inesperada, descubriendo que compartíamos una serie de, ejem, intereses comunes y quedándonos ambos con la sensación de "qué rara que es la vida, leñe". Desde entonces habíamos recuperado un cierto grado comunicación de baja intensidad consistente en el clásico recurso de mandar emails más bien escuetos para felicitar cumpleaños y demás fiestas de guardar.

No, señor Idea, no pienso decirte de quién hablo, por si ibas a preguntarlo.

Pues bien, le envié una solicitud de amistad facebook y al poco me llegó su aceptación. Él estaba conectado, le mandé un mensaje instantáneo para saludarle, él me respondió... y nos quedamos charlando hasta las tantas de la madrugada.

Me contó lo mucho que ha cambiado su vida, me habló de la difícil relación de la que acaba de salir, me confió sus tristezas y yo intenté darle toda la escasa compañía y apoyo que se puede dar a través de una ventanita de pantalla de ordenador a quinientos kilómetros de distancia.

Y todo esto, ¿a qué viene?

Pues a que hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad, y tiene cojones la cosa. Cinco años viéndonos todos los putos días y nunca hablando más que de banalidades, y ahora en una noche, una vida después y con todo un país entre medias, nos abrimos el corazón sin ni siquiera vernos la cara el uno al otro.

Decidme si no es un poco raro.




17 comentarios:

Mocho dijo...

Iba a soltar una barbaridad muy guarra, pero me contengo.

Sufur dijo...

no te contengas, Mocho, ya nadie se escandaliza porque seas un ordinario... :-P

Sufur dijo...

Pero, de todas formas, la respuesta es NO

Nils dijo...

Te acabo de enviar un mail para obligarte a cambiar una de las frases de tu entrada, ea!

starfighter dijo...

No creas, no es tan raro. Es lo que tiene la armarización voluntaria o no, y otras cosas conocidas y demasiado largo de exponer, aparte que eran otros tiempos. Después de diez años de colegueo y amistad, me enteré que un amigo de la carrera tenía intereses comunes a los míos. Quien lo iba a decir...

hm dijo...

Cosas veredes... mi ex de hace diez años se va a casar con una tía...

Nyc dijo...

A veces la distancia que da una pantalla de por medio (y quinientos km) puede facilitar que se abra el corazón, somos así de raros

rickisimus2 dijo...

Eso es como los psiquiatras que tumban en un diván a sus pacientes. Los ojos de una persona mirandote directamente impide que nos sinceremos.

Johny Idea dijo...

1.- Si no me has contado lo del interfecto, es algo que no me concierne y no preguntaré por ello.

2.- En el asunto de referencia, opino como Nyc y Rickisimus2: la distancia y usar no mirarse a la cara pueden haber influido. Claro, que saber que tenéis intereses comunes después de tanto tiempo y que coincidistéis en una época y en un lugar donde el ambiente era como era, puede ayudar.

ACLARACIÓN:
El ambiente al que me refiero es el de un colegio mayor masculino, donde coincidí con Sufur hace más de diez años. Independientemente del tema de la homosexualidad, había unos "hideputas" redomados que se creían muy guays y que no se mezclaban con la basura. Y digo basura porque al canario Piolín y a mí nos preguntaron una vez que qué hacíamos mezclándonos con la basura. Usaron esa palabra un par de pretendientes a guays dentro de la sociedad colegial. Me callo la respuesta que dimos, pero decir que si fui considerado guay, gris o basura en el colegio mayor nos la trajo al pairo a Piolín y a mí. Lo único que me ha importado siempre es lo que opinan las personas con las que me relaciono y lo que piense el resto de mí, me da exactamente igual.

Por suerte o por desgracia, yo no he tenido la necisidad de salir del armario (excepto las veces que he entrado en uno a limpiarlo). Cada uno de vosotros habrá tenido su propia experiencia y dilemas, pero puedo imaginarme cómo sería declararse gay en un ambiente como el de ese colegio mayor. Para ser justos, en aquella época un gay era para mí algo ajeno y lejano. Sí, existían, al igual que las supermodelos o la reina de Inglaterra.

Sufur cambió ese aspecto de mi vida y me hizo ver que tiene muy mal gusto para las supermodelos: mira que tener un poster de la "Chifer" para despistar... (sí, nunca me gustó la Claudia).

Johny Idea dijo...

Nota: donde dice "usar no mirándose a la cara" debe decir "usar un ordenador y no mirarse a la cara".

Thiago dijo...

Pues si, es curioso. Muchas veces echas de menos otro tipo de comunicación que la meramente cibernética, pero sin embargo la gente le suelta a un desconocido o no que esta al otro lado de la red toda su vida..

Sin contar cari, que muchos se hacen pajas en publico por la red y en la calle no se las harían ni delante del frutero, ya ves, jaja

bezos.

Sufur dijo...

Lo dicho: qué raro todo. Y espero que no te hayas molestado, Johny: en la mencionada boda yo hice gala de osezno mientras que el interfecto me contó lo suyo en un rincón, así que deduzco que aún no está muy por la labor de que el asunto trascienda... a estas alturas de la vida, por Dior...

Sufur dijo...

Ah, y no veas cómo me averguenzo en retrospectiva de lo de la Schiffer... casi tanto como de que de jovencito me pusiera cachondo ese hortera integral de David Hasselhoff en "el Coche Fantástico": más bajo, no se puede caer :-(

Peritoni dijo...

No sé, no sé, a mi chico le gustaba el Chema, el panadero de Barrio Sésamo...jajajaja

Respecto a lo otro, pues sí, los tiempos han cambiado un montón en tan poco tiempo... mi Piki y yo nos conocimos y nos enamoramos gracias a este chisme, si no ni nos habríamos conocido, fíjate.

Johny Idea dijo...

Por supuesto que no me ha molestado. Si no lo habías dado a conocer es porque el interfecto no quiere darse a conocer. Por tanto, es algo que no me incumbe.

gaysinley dijo...

Pues a mi me parece entrañable, internet da sorpresas gratas y esta es una de ellas...

Y no me parece raro, más rara es a veces la vida real... en cuanto al poco apoyo que crees que le puedes dar, es cierto que esto no deja ser algo virtual, pero te aseguro querido amigo, que aunque haya una distancia de 500 km y sólo una ventanita en la pantalla, a veces puedes sentir el apoyo, cariño y comprensión de un amigo como si estuviera aquí al ladito. Y otras veces estás delante de un café contándole algo muy importante y sientes una lejanía inmensa en ese escaso metro que te distancia de él.

Esta es una de las bonitas historias que tiene internet, así que no la subestimes...

Un besazo. Alber

Anónimo dijo...

Qué cosas tiene la vida, la lejanía es a veces el ingrediente que le le da el toque mágico a una relación y en cambio estar cerca de alguien a veces es estar en las antípodas de dicho sujeto... Estoy de acuerdo con todos vosotros. Ah! y lo de la "chifer" le ha dado el toque graciosillo en mi lectura de vuetras entradas Sufur jeje. Un besín. Silneica

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