septiembre 24, 2009

First Contact

"Hola, me llamo Sufur el Grande, pero podéis llamarme Sufur el Magnífico o Sufur el Terrible, lo que más os guste. Durante este curso seré el profesor responsable de la asignatura de Física Cuántica y hoy, siguiendo mi costumbre, por ser el primer día toca Examen Sorpresa. Sacad papel y bolígrafo, escribid vuestro nombre y apuntad: primera pregunta..."


Ésta es la presentación del curso con la que fantaseaba esta mañana mientras venía, medio muerto de sueño, en el autobús. Por algún motivo el despertador no ha sonado, o no lo hemos oído sonar (y mira que tiene un timbre que parece la sirena de un barco mercante), y solo de chiripa el osezno se ha despertado a tiempo para que pudiéramos salir de casa a todo correr, con la cama sin hacer, a medio desayunar y sin afeitar. No hay nada como presentarse a la primera clase del curso depués de haberse pegado un carrerón y sudando como un puerco.

Fantaseaba con esa presentación, pero en lugar de eso he hecho la clásica introducción de 20 minutos contando cómo va a ser el curso y, lo que más importa a los alumnos, cómo les voy a evaluar. Entran en juego los nuevos criterios docentes y como resultado hay que tratar a personas de veinte años o más (generalmente, más) como si tuvieran doce. Otro motivo de celebración y alegría sin límites para todos.

El grupo tiene buena pinta, así visto de lejos, pero no debo engañarme. Profesores de otros años me han avisado: debajo de esa apariencia de chicos de ciencias buenos, se oculta una panda de auténticos gañanes. Debería haber hecho la presentación dura, lo sé... Pero soy un pusilánime.

Así me va en la vida...





10 comentarios:

Bruto dijo...

En mi dfacultad el primer día de clase los profesores se presentan, nos dicen eso de "prima non datur et postrera dispensatur" y se largan, y todos tan contentos. Así nos va, que luego llegan enero y mayo y no hemos dao' na' de na'.

Johny Idea dijo...

¿Tenéis que tener en cuenta la asistencia a clase?

Por la UCLM se está extendiendo el uso de que el examen sólo vale el 45% de la nota final. El resto sale de porcentajes como asistir al 80% de las clases, trabajos y tutorías. Vamos, que ya no sacas matrícula con un 10 en el examen.

Y ocurre tanto en ciencias como en letras (no en todas las asignaturas, pero esto crece como los champiñones).

¿Qué se hizo de eso de "para molestar, te vas a la cafetería, que no tienes por qué venir a clase"? ¿Y de que si haces tus prácticas correctamente, al igual que tu examen, apruebas la asignatura independientemente de los apuntes que tomaras o los libros que consultaras?

Tampoco puedo quejarme porque yo pasé por la universidad, pero la universidad no pasó por mí (vamos, que sólo soy un bachiller o un "licenciado vidriera").

Sufur dijo...

Yo creo que eso es algo universal, Bruto...

No nos engañe usted, Sr. Idea, que ambos sabemos que le da usted varias vueltas a muchos titulares de universidad en muchas cosas. Lo de la asistencia a clase me parece una vergüenza y un escándalo. Son cosas a las que obligan los planes de Bolonia, y me parecen una forma lamentable de infantilizar al estudiante universitario... por no mencionar lo injusto que resulta para quienes no pueden asistir a clase por tener que compatibilizar trabajo, obligaciones familiares u otras asignaturas. A mí el plan docente me obliga a calificar un 60% el examen final y un 40% de evaluación continua. Pero ya me las arreglaré yo para que si alguien saca sobresaliente en el examen tenga sobresaliente en la nota final...

starfighter dijo...

Deberías haber dicho lo de "la resistencia es fútil", poner el examen sorpresa y largarte. Se habrian acojonado... un poco, al menos, jejeje.

Cuando estaba en la carrera, si venía un profesor hueso disfrutaba porque sabía que iba a ser duro pero justo. Al menos los veías venir y sabías a qué atenerte. Odiaba los que venían en plan coleguitas, superguay y jijijaja, porque esos eran luego unos cabrones y te la clavaban sin miramientos.

Nyc dijo...

A nosotros en la carrera (en quinto además), hubo una "lista" que intentó colarnos lo de dar nota por asistir a clase, y nos descojonamos delante de ella (evidentemente, retiró la "propuesta"). Y te estoy hablando de cuando Bolonia, posiblemente ni existiera, a pesar de ser la universidad más antigua de Europa (occidental, para los picajosos).
Yo de mis profesores valoraba que se tomaran en serio su trabajo, y que nos tomaran en serio a nosotros, que no sé cuál de las dos cosas es más difícil.

Johny Idea dijo...

Con excepción del "Cerillos" de Montes en la Politécnica de Madrid, comparto lo del profesor hueso pero justo. Por mi experiencia, además suelen ser los que mejor explican.

Los porcentajes que he dado son de la asignatura que tiene que dar mi hermano, el filósofo (ya ha conseguido lo de profesor doctor adjunto o como se diga). Me parece flipante. Aunque no lo comparto, todavía veo más lógico que el examen tenga un porcentaje más alto que la asistencia, pero que no llegue ni a la mitad...

Respecto a lo de compatibilizar trabajo con asistencia: "Para eso está la UNED". Eso le dijeron a una amiga aquí, en Bololandia.

Nils dijo...

tienes todo el cuatrimestre para ser malvado...

rickisimus2 dijo...

Ya sabes lo que escuché una vez en la radio a un ilustre catedrático:

"los profesores universitarios pasan por tres épocas según el tiempo que hayan pasado dando clase. Se puede decir que son las etapas de los tres Sanchos:

1.- primera etapa: los años en que se empieza a dar clase como joven profesor. Es la etapa de Sancho el Cruel;

2.- segunda etapa: la más larga. Cuando se domina plenamente la asignatura y se tiene mayor perspectiva, se es exigente, pero justo. Es la etapa de Sancho el Fuerte;

3.- tercera etapa: en la que el profesor está próximo a la jubilación y pasa de todo. Es la etapa de Sancho Panza."

¿En qué etapa estás tú?

Sufur dijo...

Supongo que en la de Sancho el Cruel, aunque físicamente me parezca más a Sancho Panza...

hm dijo...

Anda que si yo hubiese tenido que asistir a clase para sacarme la carrera... que habria sido de mis sesiones de mus de seis horas...

Si llegas a hacer lo del exámen sorpresa te habrías convertido en mi ídolo.

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