Ahí estábamos los tres: B., P. y un servidor, aguantando estoicamente la cola para registrarnos en el congreso. La fila ondulaba como las olitas del mar, avanzando lentamente hacia la mesa de recepción: meta soñada por todos los participantes donde ineficientes muchachas iban entregando a cada uno el certificado de haber pagado las fees, el bono para la cena oficial, la tarjetita de identificación -como si hicieran falta en este negocio, donde nos conocemos todos- y una mochilita con el logo de la ESA (nota mental: cuando fracase como científico, puedo abrir una tienda de mochilas, vendiendo todas las que he ido acumulando a lo largo de los años). Ahí estábamos, repito, cuando llegó monsieur X (nombre figurado).
Monsieur X (nombre figurado) es un individuo que en mi lista de personajes detestables ocupa un puesto intermedio entre el tipo que inventó ese plástico que cubre los CDs nuevos, que no hay forma humana de abrir sin recurrir a uñas y dientes, y Hitler. En un periquete, con un ágil quiebro de cadera, monsieur X (nombre figurado) se las apañó para situarse a nuestro lado, colándose veinte puestos en la lista, interrumpir nuestra conversación e, ignorándonos descaradamente a B. y a mí, ponerse a hablar en francés con P. Mi abuela, que en paz descanse, habría dicho: "qué maleducado", pero claro, mi abuela era una pobre e ignorante campesina que no sabía nada de la vida, mientras que monsieur X (nombre figurado) es todo un doctor que estudió enfrente de la Sorbona. Después de un insistente carraspeo por mi parte, monsieur X (nombre figurado) reparó en nuestra insignificante presencia y nos dió la mano. Tras hacernos obsequio de sus huellas digitales, el personaje volvió a su radiante esfera, dejándonos a B. y a mí abandonados a nuestros recursos.
"Menuda cara tenías al darle la mano a monsieur X (nombre figurado)", me dijo B. "Por un momento pensé que ibas a sufrir una combustión espontánea".
La parte de mí que se ocupa de enseñar Física Cuántica pensó inmediatamente en corregir a B.: la imagen más adecuada sería la de una aniquilación de un par partícula-antipartícula. Pero la parte de mí que entiende las metáforas decidió que era mejor permanecer calladito. Pero el asunto me hizo pensar, sobre todo después de que B. me dijera que estaría bien que escribiese algo acerca de las combustiones espontáneas en el blog. Eso, ahora que lo pienso, convierte a ésta en mi segunda entrada por encargo. ¡Hurra!
La combustión espontánea es un fenómeno que, por desgracia, se da muy raramente. Sin embargo, ¿se ha parado alguien a pensar alguna vez cómo mejorarían nuestras vidas si ocurriera con mayor frecuencia? Vale, es cierto que probablemente serían considerablemente más cortas, pero, ¿y la cantidad de disgustos que nos ahorraríamos? Infinidad de situaciones cotidianas mejorarían una barbaridad con una buena dosis de SHC: ¿que te está intentando dar un sablazo el gorrón de la oficina? ¡Zas! Llamarada y santas pascuas. ¿Que cierto individuo va a testificar en contra tuya en el juicio por trata de mofetas? Leña al fuego. ¿Que el polvo de anoche al despertarse empieza a llamarte "cariño"? ¡Fogonazo al canto! ¿Que hay mucha cola ante la caja del supermercado? Hogueras de San Juan instantáneas y a voluntad. Gracias a la combustión espontánea, nuestras calles se verían rápidamente limpias de indeseables, de criminales, de patanes y de estorbos: en definitiva, de gente.
Y es que, ¿quién no ha fantaseado alguna vez con que el monsieur X de turno quedase reducido a las ya clásicas botas humeantes? El que esté libre de pecado...
Monsieur X (nombre figurado) es un individuo que en mi lista de personajes detestables ocupa un puesto intermedio entre el tipo que inventó ese plástico que cubre los CDs nuevos, que no hay forma humana de abrir sin recurrir a uñas y dientes, y Hitler. En un periquete, con un ágil quiebro de cadera, monsieur X (nombre figurado) se las apañó para situarse a nuestro lado, colándose veinte puestos en la lista, interrumpir nuestra conversación e, ignorándonos descaradamente a B. y a mí, ponerse a hablar en francés con P. Mi abuela, que en paz descanse, habría dicho: "qué maleducado", pero claro, mi abuela era una pobre e ignorante campesina que no sabía nada de la vida, mientras que monsieur X (nombre figurado) es todo un doctor que estudió enfrente de la Sorbona. Después de un insistente carraspeo por mi parte, monsieur X (nombre figurado) reparó en nuestra insignificante presencia y nos dió la mano. Tras hacernos obsequio de sus huellas digitales, el personaje volvió a su radiante esfera, dejándonos a B. y a mí abandonados a nuestros recursos.
"Menuda cara tenías al darle la mano a monsieur X (nombre figurado)", me dijo B. "Por un momento pensé que ibas a sufrir una combustión espontánea".
La parte de mí que se ocupa de enseñar Física Cuántica pensó inmediatamente en corregir a B.: la imagen más adecuada sería la de una aniquilación de un par partícula-antipartícula. Pero la parte de mí que entiende las metáforas decidió que era mejor permanecer calladito. Pero el asunto me hizo pensar, sobre todo después de que B. me dijera que estaría bien que escribiese algo acerca de las combustiones espontáneas en el blog. Eso, ahora que lo pienso, convierte a ésta en mi segunda entrada por encargo. ¡Hurra!
La combustión espontánea es un fenómeno que, por desgracia, se da muy raramente. Sin embargo, ¿se ha parado alguien a pensar alguna vez cómo mejorarían nuestras vidas si ocurriera con mayor frecuencia? Vale, es cierto que probablemente serían considerablemente más cortas, pero, ¿y la cantidad de disgustos que nos ahorraríamos? Infinidad de situaciones cotidianas mejorarían una barbaridad con una buena dosis de SHC: ¿que te está intentando dar un sablazo el gorrón de la oficina? ¡Zas! Llamarada y santas pascuas. ¿Que cierto individuo va a testificar en contra tuya en el juicio por trata de mofetas? Leña al fuego. ¿Que el polvo de anoche al despertarse empieza a llamarte "cariño"? ¡Fogonazo al canto! ¿Que hay mucha cola ante la caja del supermercado? Hogueras de San Juan instantáneas y a voluntad. Gracias a la combustión espontánea, nuestras calles se verían rápidamente limpias de indeseables, de criminales, de patanes y de estorbos: en definitiva, de gente.
Y es que, ¿quién no ha fantaseado alguna vez con que el monsieur X de turno quedase reducido a las ya clásicas botas humeantes? El que esté libre de pecado...
10 comentarios:
Pero se hace algo de provecho en los congresos esos a los que váis? Jejejeje
PD si no funciona la combustión espontánea, siempre queda el recurso de los lanzallamas
no me creo que lo más interesante de la jornada del congreso fuera la cola para apuntarse...
Me temo que no está muy en boga eso de la combustión espontánea (yo sólo sé de una y pasaba en una novela de Dickens).
Pero para un físico no tendría que ser problema, ¿verdad?
También está el bonzo inducido, es decir, si no se quema a lo bonzo voluntariamente, le hipnotizas o le atas.
La combustión espontánea parece demasiado rápida y suave según para qué cosas. Prefiero métodos más sutiles y dolorosos, que algunos se los merecen de por vida ;)
¡Fwooosh!
Las veces ke de pekeño con ser como Carrie y abrasar a to kiske ke se metiera conmigo.
Perdona, cari, bonita... pero yo que no soy científico, mas bien soy de letras, creo que te has equivocado...
Tu no buscasa una combustión espontánea (nombre figurado) según yo entiendo. Yo creo que tu lo que quieres es un incendio controlado (nombre figurado) o bien una espada ignífuga (nombre figurado y metafórico). PUes según mi corta inteligencia (nombre figurado) lo que realmente entenderiamos por combustión espontánea (siempre hablando en nombre figurado) sería realemnte que Mister X (nombre figurado, y eso si que lo he pillado, jaajaj) se autoquemara el mismo en el momento más imprevisible.
y hasa aquí puedo desarrollar mi teoría (por llamarle de alguna forma: figurada) jajaja
Bzos.
Ya salió el del "pero", pero para fomentar los buenos hábitos higiénicosanitarios y, ya que la gripe A nos acosa, deberías haber hecho incapié en que, tras estrechar la mano de monsieur x (nombre figurado) te habías lavado las manos tal y como recomiendan las autoridades sanitarias. Me parece una vergüenza tu falta de tacto...
Siempre se puede mejorar... una combustión parcial... y que cuando lo hospitalicen coja una infección de las gordas y las bacterias lo devoren en medio de grandes dolores y alarido...
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