Tengo una relación de amor-odio con el frío.
Me gustan los días fríos de invierno. Salir bien abrigado a la calle, procurando no resbalar sobre las aceras heladas, y caminar a paso vivo sintiendo el aire limpio y cortante en la cara, petrificándome la nariz al respirar... siempre y cuando el resto del cuerpo vaya bien protegido, especialmente la cabeza.
La previsión del tiempo da para esta noche temperaturas de -20º en las zonas de montaña de Cantabria. En Santader dicen que es posible que llegue a helar, aunque lo dudo. Esta mañana el viento frío consiguió romper en grandes trozos la capa de nubes y el mar se puso de ese color entre verde y gris que sólo el Cantábrico es capaz de reflejar en los meses del frío. Si mañana amanece de nuevo así sacaré la cámara buena y me iré a capturar la luz de diciembre, aunque se me pelen de frío los dedos. Espero poder sacar alguna instantánea mejor que ésta que he tomado hoy con el móvil:
Pero lo que más me gusta del frío es saber que se queda fuera de casa. Cuando compramos la casa, una de las primeras cosas que hicimos fue instalar un buen sistema de calefacción para momentos como estos. Me acuerdo de lo que era pasar el invierno en la casa de mi abuela, todo el día encerrados en la cocina porque era la única habitación caliente de la casa, y por la noche salir corriendo por el pasillo con la bolsa de agua caliente para meterse volando en una cama semicongelada... despertarse por la noche con ganas de ir al baño pero quedarse con las ganas por no aguantar el frío... esas cosas se recuerdan con nostalgia precisamente porque son agua pasada: en su momento, no tenían ni un miligramo de romanticismo.
El único momento del día en el que experimento un sentimiento casi religioso es cuando llego de la calle a casa, mojado y aterido, y al abrirse la puerta me recibe la cálida sensación de un hogar caldeado a unos cómodos y constantes 20º. Es entonces cuando me entrarían ganas de dar gracias a Dios, si tal ser existiera. En su lugar, doy gracias a la compañía eléctrica, pero con poca devoción porque bien que me clavan por el servicio.
Así que mi conseja de hoy es: disfrutad de un buen paseo en el frío, que revigoriza una barbaridad, y disfrutad del calorcito de vuestras casas. Mucha gente no tiene tanta suerte.
El único momento del día en el que experimento un sentimiento casi religioso es cuando llego de la calle a casa, mojado y aterido, y al abrirse la puerta me recibe la cálida sensación de un hogar caldeado a unos cómodos y constantes 20º. Es entonces cuando me entrarían ganas de dar gracias a Dios, si tal ser existiera. En su lugar, doy gracias a la compañía eléctrica, pero con poca devoción porque bien que me clavan por el servicio.
Así que mi conseja de hoy es: disfrutad de un buen paseo en el frío, que revigoriza una barbaridad, y disfrutad del calorcito de vuestras casas. Mucha gente no tiene tanta suerte.
de postre, una de las canciones más gélidas
de mi biblioteca mp3
9 comentarios:
tú no sabe lo difici que e calenta un salo de sei metro daltura
Mi apartamento es diminuto pero hasta que pusieron una calefacción como la gente también pasé frío.
En el apartamento anterior - ¡en el centro de la ciudad!- debía calentar con...
leña.
Y si no hacía el fuego antes de irme al teatro dejándolo a media máquina, llegaba a las once de la noche a un apartamento con 10 grados de temperatura, cuando afuera hacian -4°.
Decididamente, no es mi idea del confort.
Sí, mi casa no es buen ejemplo de calefacción. Y este año que he tratado de instalar uno bueno... pues se ha negado la fuerza viva de mi casa.
lo bueno del minipiso que alquilo es que se acondiciona en nada... salvo en verano, que no hay aire acondicionado...
voy a hacerte caso y darme un garbeo por la calle y volver al calor del hogar... a ver si cuando regrese me encuentro los chicos calefactores de tus fotos en casa para darle aún más calor.
Me encanta el tiempo de frío...pero donde yo vivo eso no ocurre muy frequentemente. Lo único que no me gusta es que en el frío todos los chicos andan tapuñados y no se les puede ver solo la cara. Hay que adivinar si tienen bonito cuerpo.
En mi casa no se pone la calefacción nunca...aunque esta noche se espera el primer frente frio...lleva dos dias lloviendo. quizás baje a los 40 grados...que para nosotros es bastante
bueno el blog suyo...que la pase bién
saludos,
raulito
http://fromtop2bttm.blogspot.com/
¿40 grados F, Raulito? Eso son calores tropicales... ahora mismo acá afuera hace, en esa escala bárbara, 23 grados de los suyos... como para no poner la calefacción jeje. Y esta es la zona templada del país...
Y hablando de países templados: yo siempre había pensado que en Alemania se cuidaban más esas cosas, Eleuterio... al menos yo siempre que he estado me he churruscado de puertas para adentro y congelado de puertas para afuera :-P
Es que tú vives en el calor, Rickisimus.
Dí que sí, Nils, hay que ver el lado bueno de vivir en un piso pequeño :-)
¿Encontraste algún chico calefactor, Deric? Recuerda que compartir es una virtud muy apreciada...
Mocho: culpa tuya por empeñarte en vivir en Versalles
Yo lo odio con toda mi alma (al frío); será porque en casa no hay calefacción, que por el sur, cuando se construyó el bloque en el que vivo, eso no se llevaba nada :(
Aquì en Milano vivimos en un congelador en estos dìas,el otro dìa nevò,y esa nieve se ha helado,y sigue sobre el suelo,cubriendo de blanco los parques y plazuelas,y manana se espera màs nieve ,esta vez a lo "Shining",y nosotros salimos a las 3,30 del 22,caminito de Bèrgamo,para coger el aviòn que nos lleve hasta Sevilla.
Hace frìo con cojones,dicho mal y pronto.Y aquì en nuestra "mansardetta" no tenemos calefacciòn,pero bueno,vivimos en 25m2,y Jeff que es brasileiro pues se pone incluso leotardos para salir,yo soy un "rudo" andaluz jeje,amante del frìo,pero ahora que no està él,lo reconozco y estamos atrapados en casa de tu abuela,y no encontramos su cocina....
Por cierto,20 grados no te parece mucho,para derrochar energìa?
Otra apreciaciòn,los hombres del Mocho estàn màs buenos que los tuyos,jejeje
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