Los dañinos efectos del jetlag

Bueno, pues ya estoy de nuevo en Europa, concretamente en Italia y más particularmente en Bolonia: otra vez, sí. Qué cansino todo.

Entre tanta ida y venida sigo más descolocado que un jugador de rugby en el teatro del Bolshoi. Como muestra, un botón: se me ha acabado el tiempo en California y no he podido mandarle a Bruto la postal de L.A. que me pedía (sorry!). Además sigo sin ser yo mismo, o quizás siendo demasiado yo mismo, y aún no me encuentro con fuerzas para retomar la blogosfera como es debido. Espero que me tengáis un poco de paciencia...

Mientras tanto, los efectos del jetlag hacen estragos. Intentando no dormirme antes de tiempo, apenas he dejado la maleta en el hotel he salido a darme un paseo y comprar un par de cosas que necesitaba. La calle, como dirían los del dúo Sacapuntas, estaba abarrotá. Andaba yo distraído entre los soportales cuando de pronto se me acercó un ser humano, de género masculino y de categoría merendable, ofreciéndome un papel. La conversación fue algo así:

- Hola, los de la asociación de Niños Con Tos hemos puesto una mesa informativa aquí y estamos recaudando ayudas. Quiero que sepas que si no nos das dinero todos los niños de esta foto morirán instantáneamente y de forma dolorosa.

- Lo siento, soy más pobre que las ratas.

- ¿Ah si? ¿A qué te dedicas?

- Soy Científico Loco y mi máxima ambición es Dominar, o en su defecto Sojuzgar, el Mundo.

- Ah qué bonito.... por cierto, me llamo Liantín ¿y tu? (clavándome la mirada en los ojos hasta casi hacerme sangre)

- Sufur, de los sufures de toda la vida.

- ¿De donde eres?

- La última vez que miré mi pasaporte, ponía que de España...

- ¿Y tienes pareja?

- ¿Eh? Eh... ¿eh? pchssi...

- ¿Y dónde está?

- Pues en su casa, digo yo...

- ¿No te la has traído?

- No, no, vengo solo por unos días...

- ¿Y te quedas en un hotel? ¿Solo? Seguro que te sale muy caro, si quieres, puedes quedarte en...

- Huy, que me tengo que ir urgentemente

- Ah vaya, un placer conocerte (dándome la mano)

- Si, si

- .....

- Oye, ¿no me piensas soltar la mano?

- Ah, si, claro... ciao.

Lo cachondo del asunto es que no fue hasta cuatro manzanas más adelante que no me di cuenta de que a lo mejor, solamente a lo mejor, el amigo Liantín quería intercambiar algo más que opiniones... O eso, o estaba dispuesto a darlo todo por los Niños Con Tos. En cualquier caso, qué lento he andado, por Dior: la culpa, claramente, es del jetlag de las narices...