abril 12, 2010

La maldición de la heterosexualidad (una entrada polémica y tirando a misógina)

El lugar: el comedor de un coqueto hotel rural.

La situación: ocho mesas, cada una de ellas ocupada por la correspondiente pareja. Siete parejas heterosexuales, más el osezno y un servidor. En cada mesa, una suculenta cena para dos y una botella de vino.

Ocho botellas de vino. Una de ellas, un tinto crianza de Navarra. Las otras siete, Lambrusco rosado.



Pongo a Dior por testigo que en este blog intento no ser demasiado polémico ni verter opiniones que puedan ser consideradas excesivamente radicales. Pues bien, en el siguiente párrafo voy a saltarme esta regla. Aviso que puedo herir sensibilidades:

El Lambrusco, sobre todo en su variedad rosada y espumosa, es una puta mierda pinchada en un palo. Con la de buenos vinos italianos que hay en el mercado, escoger un Lambrusco es como seleccionar de entre todos los vinos españoles un Don Simón caducado. Es como vistar Berlín, la ciudad de los museos, y acabar visitando el que está dedicado al azúcar. En Italia los adolescentes que quieren pillarse un pedo barato pueden elegir entre beber alcohol de farmacia o Lambrusco. Suelen preferir lo primero. Cuando veo a una persona beber Lambrusco, suelo pensar: he aquí a alguien que se parece tanto a un bon vivant como Carmen de Mairena se parece a Audrey Hepburn. Desde aquí, con todo cariño, mando mi más absoluto desprecio hacia todos los cretinos consumidores de Lambrusco, y toda mi admiración hacia los publicistas capaces de hacer que semejante meado de gato se venda por todo el mundo en cantidades industriales.

Pese a lo anterior, si en una cena hay mujeres de edad comprendida entre los veinte y los cincuenta años las probabilidades de que se pida Lambrusco son aterradoramente altas.

Mirando a mi alrededor, a todas esas caras desencajadas de hombres fingiendo que les gustaba el Lambrusco, con la esperanza de complacer a sus mujeres y así acabar mojando esa noche, me alegré como nunca de ser maricón.

15 comentarios:

Nils dijo...

aún recuerdo con una carcajada la vez que estaba en el restaurante de un hotel de cinco estrellas y una parejita en la mesa de al lado le pidió al sumiller lambrusco... éste le dijo muy amablemente que no tenían ese tipo de vino, pero que le aconsejaba un rosado de Navarra... jajajaja pobre hombre y qué catetos los otros. Muerte al lambrusco!

starfighter dijo...

Reconozco que de vinos entiendo lo mismo que de física cuántica. Pero antes que un lambrusco prefiero siempre un vino del país, así que totalmente de acuerdo.

Anónimo dijo...

Dios Santo!,
cada vez te pareces mas a Fraiser

http://www.youtube.com/watch?v=seraQF_INUc

P.

Otto Más dijo...

Iba decir lo mismo sobre Frasier, jajaja! Incluso el vino con casera es mejor que el lambrusco... Pero bueno, dentro del horror creo que de lo malo malo es peor pedirse una cocacola :-)

Unknown dijo...

si...

... ultimamente estás un poco en plan 'exagerado'

Mocho dijo...

¿Y eso es ser radical y polémico?

Nada más ver la botella de pelambrusco se me han abierto las puntas, pensaba que os habíais bebido las siete botellas de lambrusco vosotros. Qué susto.

Hace poco montamos el numerito en el hasta entonces único restaurante del polígono cuando al camarero se le ocurrió sugerirnos lambrusco. Mi querido amigo Almatosa, que a decibelios no le gana nadie, se puso a despotricar y a decir que era química con gaseosa. Al instante salió la dueña a decirnos que nos había oído desde la cocina y a ofrecernos la carta de vinos. Incluso sugirió que había lambruscos decentes (distintos a los de 1,90 euros en el Ahorramás).

Las que son ordinarias, piden lambrusco. Si son ordinarias pero se quieren hacer las finas, piden Mateus Rosé, que la botella es muy mona.

Los vinos gaseosos se sirven fresquitos, entran muy fácilmente y pegan mucho porque se tiende a beber de más. Es decir, son ideales para echar un polvo. Y eso vale tanto para maricas como para señoras que.

clic

Eleuterio dijo...

No tengo el displacer con el Lambrusco.
Estuve en Mallorca en el verano pasado y nos puso tan beodos la dama que promocionaba los vinos - fue antes de la cena, con el estómago vacío - que le compramos 18 botellas de vino blanco, tinto y rosado, vino de la isla.
He de decir que están muy bien, nos encantan. Recomiendo.
(De acuerdo a lo que dice el post parace que cualquier vino es mejor que el Lambrusco).

Leralion dijo...

Jajajaja, después de leerte me da vergüenza admitir que soy una nenaza y me gusta el Lambrusco, por lo que en ese caso no sacrificaría demasiado. Aunque habiendo crianza de Navarra... "marditos" gays y su buen gusto.

Sufur dijo...

Qué ilusión, siempre he querido ser un buen snob y veo que lo voy consiguiendo :-)

Y no sufras, Leralion: a tí se te perdona por aquello de la juventud. Si de aquí a diez años sigues dándole al Lambrusco, tendremos una conversación muy seria tú y yo... :-)

MM de planetamurciano dijo...

Criticar el Lambrusco no creo ke sea polémico; es una verdad como un templo.
Lo de asociarlo a las mujeres ya me parece un poco más peregrino

Peritoni dijo...

JAJAJAJAJAJAJAJa Completamente de acuerdo contigo!!!, la de veces que he pensado cosas horribles viendo a esas parejitas con su botella de lambrusco!!

Me quito el sombrero ante ti y tus hirientes comentarios.

Deric dijo...

jajajajaja
Cuanta razón tienes! Y te lo dice un consumidor de lambrusco al que, encima, le gusta, eso sí, siempre tinto. Pero donde esté un buen Rioja, un buen Penedés o un Priorat...

rickisimus2 dijo...

¡Si es que no hay nada como el mariconismo para tener buen gusto!
XDD

Sufur dijo...

Admitimos pulpo como animal de compañía, Deric: el lambrusco rosso es más potable que el rosé. Aun así, hay vinos mucho mejores que vienen de la Emilia. Sin ir más lejos, hacen unos Sangiovese casi tan buenos como los toscanos :-P

PD. Me ecanta dármelas de entendido cuando en realidad no tengo ni puta idea ja je ji jo ju

hm dijo...

Pues la verdad, me parece un sacrificio asumible beber un lambrusco para echar un polvo...

Otra cosa es que se pueda acusar al lambrusco de crímenes contra la humanidad.

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