Siempre que vengo a Pisa procuro escaparme un ratito para poder pasar unos momentos a solas con mi siciliano favorito.
Salgo pronto del trabajo para poder acercarme a ese sitio de la via Garibaldi donde sé que encontraré a mi siciliano. Cuando lo tengo ante mí no puedo evitar admirar cada uno de los detalles que se ofrecen a mis sentidos: su magnífico aspecto, su dureza externa que contrasta con su interior suave y dulce, su olor inconfundible, su tacto que presagia placeres sin límite.
Y al poco tiempo estoy disfrutándolo, todo el siciliano para mí. Cuando me llevo ese grueso cilindro a la boca todo mi cuerpo vibra de anticipación. En seguida me dedico exclusivamente al placer que tengo entre mis labios, y no paro hasta que mi boca se inunda de espesa y rica crema blanca.
Qué le voy a hacer... ¡soy un adicto a los cannoli! Y en la pasticceria siciliana de via Garibaldi hacen los mejores a este lado del río Arno...
Qué le voy a hacer... ¡soy un adicto a los cannoli! Y en la pasticceria siciliana de via Garibaldi hacen los mejores a este lado del río Arno...
6 comentarios:
jaj no sé pq, tal vez pq es un recurso que yo uso mucho, esperaba una sorpresa así al final, cari, jaaja ¿el cilindro? eh? jajaj Y cuál era la fórmula par hallar el volumen del cilindro, cari? jajaja
Bezos.
Semos predecibles, cari... Por cierto, la fórmula es V=πr²h, jejeje :-)
¡¡¡ Ahhhhh, mi reino por un cannolo !!!
A estas horas, y vista la pinta que tiene, por uno de esos MA-TO
¡Qué asco, cuánta azúcar! ¡Hubiera preferido una foto porno con sus jugos expuestos!
(No me apedrees, pero no me gustan los dulces.
Ahora si me hablas de una mariscada o una buenna pizza, ya es otra cosa).
Jeje qué me voy a enfadar, Eleuterio... ¡mucho mejor para los que sí nos gusta el dulce! Más azúcar para nosotros :-)
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