julio 25, 2010

Verano gorrón

Sospecho que es algo que tiene que ver con mi rígida educación castellana: siempre he sido de la opinión que cada uno en su casa, y Dior en la de todos. Tengo entendido que en culturas exóticas, tales como las de los esquimales o las de las islas del Pacífico, existe un misterioso concepto llamado "hospitalidad", pero en mi pueblo se ve con muy malos ojos que la gente se dedique a invadir casas ajenas por cualquier periodo de tiempo que supere los veinte minutos. Esto es algo que me ha traído más de un disgusto en el pasado, como aquella vez que cierto chulo me invitó a quedarme a dormir en su casa y yo, antes de que mi cerebro pudiera reaccionar y percatarse de qué era lo que me estaba proponiendo en realidad, salté diciendo: "¡ni de coña!", echando a perder una noche de interesantes posibilidades... pero me estoy yendo por los cerros de Úbeda de mala manera. Adonde quiero llegar es que yo nunca he sido practicante de esa costumbre tan extendida del gorroneo-holiday. Desde que tengo uso de razón -y salario-, cada vez que he ido a visitar una ciudad en la que vivieran amigos, me he quedado en un hotel y he quedado con los amigos en terreno neutral.


Sin embargo, me consta que soy una excepción. El gorroneo-holiday, con todas sus variantes, tiene innumerables adeptos, como esa maripareja de amigos míos que se pasan el verano haciendo y recibiendo visitas en régimen de media pensión: procedimiento mediante el cual van conociendo toda España, mantienen viva una extensa actividad social y adornan su vida marital con todo tipo de variaciones, combinaciones y permutaciones (con y sin repetición) de lo más satisfactorias para todas las partes implicadas. Yo, sin embargo, sigo pensando que todo eso se puede hacer y disfrutar sin la necesidad de hacer cola ante la puerta del cuarto de baño por las mañanas.


Sea como fuere, para todo hay una primera vez y además este año no está el horno para bollos: por una vez, he hecho un esfuerzo para superar mi castellana repugnancia a la invasión de intimidad y me he dejado convencer para no una, sino dos visitas gorronas este verano: una en Grecia y otra en Orpesa: ¡sin que sirva de precedente, el osezno y yo nos vamos de gorroneo!

No las tengo todas conmigo, la verdad. No sé si los quinientos euros que nos vamos a ahorrar compensan la pérdida de libertad que supone tener que adaptarse a estar en casa ajena... no sé, no sé. En fin, ya se verá. ¡Todo sea por las vacaciones!



8 comentarios:

Nils dijo...

Yo creo que más que por zonas es por cultura familiar o así, porque en mi familia tampoco nos sentimos a gusto con el gorroneo. Este año yo tb lo voy a practicar, pero prefiero ir a hoteles, la verdad. En este caso, me cuesta menos porque ya nos gastamos una pasta en aviones como para rechazar las casas de mis amigos (salvo Cartagena, donde sí voy a hotel), pero si se puede evitar, mejor.

Nils dijo...

pues eso!

Justo dijo...

Ya nos contarás... Grecia bien vale una misa. Yo creo que todo depende, si vas con buenos amigos no es gorroneo, o yo no lo veo así... por ejemploa tu tierra siempre he ido a casa de una buena amiga.. también se trata de discernir si la invitación es con la boca grande o pequeña...

¡Forges es un maestro en este tema, por cierto! Cómo le inspira el verano...

Eleuterio dijo...

En tiendo tu idea de las hospitalidad pero una cosa es el garroneo y otra la invitacion porque tienen deseos de verte.
Vas a amar Chania, no dejes de visitar el museo antropologico recilando una iglesia.

Sufur dijo...

Yo es que soy un poco ultra con estas cosas, lo reconozco...

En cuanto a Chania, Eleuterio, ya la amo con locura: esta va a ser la cuarta vez que vaya... y no digamos el osezno, que vivió allí casi un año entero :-)

starfighter dijo...

Me pasa algo similar porque no me gusta privarme de la intimidad. Creo que todo depende de la frecuencia; si es uno que viene muuuy de vez en cuando y es amigo amigo pues vale pero cuando te los encuentras cada seis meses en tu casa entonces es gorroneo puro y duro. Este año creo que es la primera vez que nos vamos de gorrones a Galicia, y porque son amigos de mucha confianza, que si no ni por esas. Y eso que tenemos gente conocida por media Península.

Tú aprovecha y disfruta todo lo que puedas de Grecia y oropesa.

hm dijo...

Yo antes era muy remilgado con eso... pero al final, si hay confianza, claro, irte unos días es la mejor manera de conocer la zona... que el que está allí ya te ha hecho el trabajo de campo y sabes dónde tienes que ir.

Héctor Desterrado dijo...

Pues yo reitero lo dicho: dependiendo de la confianza, me meto en casa ajena o no. Y dependiendo de la confianza, acepto en casa propia o no. Aunque tengo que admitir que a mí, a decir verdad, me gusta tener gente en casa. Será lo que hace vivir ya solo por 8 años.
Por cierto, hará cinco años propuse un programa de televisión que jamás registré a un amigo: consistía en viajar alrededor del mundo gorroneando alojamiento. Yo lo bauticé "viajando por el coño", pero el concepto no se vio viable. Al poco tiempo, empezaba en Cuatro Pekin Exprés. De verdad, que poco ojo...

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