febrero 22, 2011

Cínico

Tengo la impresión de que el proceso de envejecimiento consiste más o menos en lo siguiente: empiezas siendo un joven idealista que cree en hermosos cuentos de hadas (tales como que el amor puede sobre todas las cosas o que el Mercado, dejado a su bola, evoluciona por si solo hasta crear un Mundo Mejor), pero a medida que pasan los años vas ganando (o perdiendo, según se mire) en cinismo, descreimiento y mala leche. Desconozco si con la edad avanzada ocurre algún tipo de proceso que de la vuelta a la tortilla y permita recuperar la visión del mundo que mi compañero (y sin embargo amigo) P denomina "de lalalá", pero me da por pensar que si éste existe, debe ser totalmente indistinguible de lo que viene denominándose demencia senil.

Pensaba en todo esto hace un rato, mientras almorzaba con el osezno en uno de los restaurantes a los que solemos ir cuando no nos da tiempo a ir a comer a casa. Últimamente, casi nunca nos da tiempo a nada. Mientras nos metíamos entre pecho y espalda un menú del día cada uno, pasé por uno de mis momentos CLAP: a nuestro lado una pareja, compuesta por un chulazo y una especie de fémina de algún tipo (no me fijé demasiado en ella), charlaban. Bueno, hablaba él, porque en la media hora que le padecimos no paró de decir estupideces ni para meterse en la boca una triste cucharada de alubias.

No tardé ni un minuto en categorizarle en uno de mis estereotipos favoritos: el del tipo que intenta camelarse a una chica fingiendo ser especial y sensible. Los temas de conversación que tocó en rápida sucesión fueron:
  • El vegetarianismo
  • La bondad de Dios (pero no el de los curas)
  • Que no había que avergonzarse de tener sentimientos
  • Lo liberador que es atreverse a llorar
  • Que lo fundamental es estar en paz con el Niño Interior
  • Que las mujeres que pasaban por su vida le ayudaban a construir Una Imagen Más Madura De Si Mismo.
Llegado a este punto, desconecté. El pensamiento que dominaba mi mente no era otro que: "¿cómo no se dará cuenta de que teniendo ese cuerpo no necesita semejantes monsergas para echar un polvo?"

De lo que deduzco que, oficialmente, ya soy un viejo cínico.


7 comentarios:

Leralion dijo...

No pude evitar reírme con el último punto. La vida es como un juego de rol, pero ganamos puntos de cinismo.

Eleuterio dijo...

En realidad, tú no sabes si en el mundillo heterosexual tener un cuerpo de infarto basta para obtener un par de féminas y oferentes piernas.

No todo es uranismo, mi querido Sufur, hay otros grupúsculos de inclinación sexual diversa que se ven obligados a otros rituales si desean tener una mínima experiencia de la "pequeña muerte".

Sufur dijo...

¡Y que lo digas, Leralion! ¡Subo de nivel!

Si, si, Eleuterio... esto hace que me acuerde de una de las cosas que también dice siempre mi compañero -y sin embargo amigo- P: "si todas las supermodelos dicen siempre que les gustan los hombres que las hacen reir, ¿por qué ninguna se casó con el Payaso Fofó?"

Nils dijo...

Flipo con tanto tópico en una conversación. Y sí, seguro que ella también pensaba que no hacía falta tanto rollo para echar un polvete.

starfighter dijo...

Porque hasta los cuerpazos tienen momentos de sequía sexual, aunque no lo parezca. Que no todo el mundo se fija en el físico; una buena cuenta, un cochazo, un yate, un chaletón, etc son pequeños detalles que ayudan a florecer el amor. ¿Cínico? No, Sufur. La cruda realidad.

Deric dijo...

jajajaja
de cínico, nada. Observador!

hm dijo...

Imagen más madura de sí mismo... ... ... jajajajajajajajaja, me meo.

Bueno, Sufur, ni siquiera todos los gays son de echar un polvo así, a las primeras de cambio, que algunos incluso te preguntan el nombre, jajajajajaja.

Igual es que el hombre carecía de los bultos en el pantalón que le podían hacer apetecible... a saber, el paquete y la cartera...

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