Nos llama nuestra amiga Kate, toda angustiada, para contarnos que se casa este viernes con un individuo de mofletes sonrosados, pero que no quiere hacerlo sin nosotros ya que sin nuestra presencia una boda no es boda ni es ná. Le preguntamos que si está segura de casarse con semejante mindundi, y ella nos confirma que aunque la familia de él no le inspira ninguna confianza, el amor es ciego y además no quiere pasar por el mal rollo de ser la última de su pandi en casarse. E insiste una vez más en que vayamos a la boda, o en su defecto a la despedida de soltera, que promete ser sonada. Así que nosotros, que somos lo más de lo más, agarramos nuestras pamelas y nos metemos en el avión destino a Londres. En clase turista, eso sí, porque a sencillos y campechanos no nos gana ni el suegro de nuestra otra amiga Leti. Todo promete ser divertidísimo, fundamentalmente porque en Londres ponen unos copazos de ginebra que no se los salta un galés. A la vuelta, si me queda alguna neurona viva, os cuento qué tal y eso.
3 comentarios:
En Londres ponen el alcohol en dosis de farmacia y esta boda no llega ni a la del mes. Los heteros suelen ser ridículos, si no se vigilan.
Eso mismo, mejor beber pintas que tener que tomarse el alcohol a chupitos.
Recuerdos al Yunza
Ya nos contarás!
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