agosto 16, 2011

Felizmente, de vuelta a Londres

Volví ayer a mi casa temporal y lo primero que hice fue meterme en una orgía... de limpieza del hogar: mis señores suegros vienen a pasar unos días con nosotros a partir de esta noche y no hay nada que más guste a una madre política que verse reflejada en las baldosas del baño como si de un anuncio de Mr. Proper se tratara. Eso, y que le digan lo ricos que le salen los chipirones encebollados, cosa que en el caso de mi suegra es además verdad.

Pese a la paliza con la aspiradora, me alegro de estar de vuelta.

Segovia estaba literalmente invadida y tomada por las hordas de lo que Mocho ha definido como gremlins papales: miles de peregrinos con acné acompañados por curas y monjas de medio mundo.

Seguro que con tanto adolescente fervoroso junto habrá cantidad de preñamientos indeseados y de aquí a nueve meses tendremos un baby boom católico. Sospecho que precisamente para eso organizan estas jornadas de la juventud, para incrementar la grey...




El caso es que estoy contento de alejarme de todo aquello. Ha sido un poco incómodo, la verdad. Más de un millar de gremlins se han estado alejando en el colegio de curas que hay al lado de la casa de mis padres, haciendo la clase de cosas que les gustan a ellos: rezar, cantar e idolatrar estatuas de madera.

A mí, personalmente, no me molesta la idolatría. Sin ir más lejos, de cuando en cuando dedico parte de mi tiempo a adorar a seres como Chase Hostler, que también tienen mucho de ficticio. Lo que me irrita un poco, lo reconozco, son las horas: uno se queda a tomarse unos gintonics con un amigo hasta las cinco de la mañana, levantando honradamente con su dinero la economía de los bares de copas en estos duros tiempos de crisis, para que luego vengan a despertarle a las ocho de la mañana cantando a voz en grito clásicos tales como "Señor, has venido a la orilla", "Alabaré, alabaré" o "Dios, por favor, no nos conviertas en pollos asados". Así no hay manera de descansar para poder luego rendir en el trabajo, hombre ya.





Me he quedado con ganas de llamar a Espe y a Gallardón para que prohíban los macroconciertos de música sacra que no deja dormir a los vecinos, pero luego me he acordado de que Segovia no está (aún) bajo su yugo. Además, sospecho que las fiestas del Orgullo Católico están mucho mejor vistas que las del Orgullo Gay, a pesar de costarle más dinero a los contribuyentes, de modo que lo he dejado correr. Da un poco de reparo que las cosas estén así y por eso aplaudo las valientes iniciativas que promueven unificar dos de las tres gandes fiestas populares de Madrid: el Orgullo Gay y la visita de Ratzinger (la tercera, la verbena de la Paloma, por lo visto ya está bastante unificada con la primera). Todo mucho más a mano y mucho más conveniente, la verdad.

Hablando en serio, no voy a caer en el doble rasero de muchos: ellos tienen tanto derecho a celebrar con libertad sus estupideces como nosotros las nuestras. Pero me alegro de estar bien lejos de Madrid y Cercanías durante estos días.






14 comentarios:

starfighter dijo...

A mí me irrita mucho que el respeto que siempre piden para ellos no lo apliquen a los demás, a los que no comparten sus ideas (ni quieren), a los que son diferentes, a los que se salen de la norma (de su norma, claro). Que jartera de todo esto, y eso que sólo está empezando la semana...

Moriarty dijo...

Lo de las preñeces creo que lo hemos (mal)pensado muchos. ¿Harán padrino al Papa?
Afortunadamente, a estas horas de Valencia ya han desaparecido, loado sea el Monstruo Espagueti Volador.

Saludos.

Gárgamel dijo...

¿Os imagináis la de Benedictos que van a nacer de aquí a unos meses?

Para acabar con los cánticos lo que tendría que haber hecho usted es asomarse a la ventana en porreta y gritar que ahí tenían el micrófono para hacer el karaoke :P

rem dijo...

No pienso lo mismo, me temo. Ambos grupos no tienen el mismo derecho. ¿Por qué? Facil, porque el catolicismo está promulgando unas doctrinas que nada tienen de amor al prójimo, más bien fomentan odios. Pueden ser perfectamente respetables, pero precisamente como “atacan” ideológicamente a ciertos grupos, las reuniones deberían de hacerse en el templo y siendo de carácter privado, financiado con fondos privados. Lo que no puede hacer un estado es pagar a un grupo islamista o católico para que celebre una reunión tan multitudinaria donde se va a instruir con dogmas que atentan contra la sociedad. El ejemplo que más nos toca: que acepten o no a los homosexuales entra dentro de su idiosincrasia y allá cada quién con esto. Pero los homosexuales existen y son una “minoría” bastante grande. Su discurso desprecia a este colectivo, desde el extremismo donde nos llaman perturbados y provocan que locos quieran “matar maricones en nombre de Dios” hasta niveles más moderados donde se nos designan como enfermos y alientan que algunas personas cojan a un pobre adolescente y lo lleven ante el médico o una madre echa de casa a su hijo. Sólo es un ejemplo, hay muchísimo más, desgraciadamente demasiados.
¿Diferencias con el orgullo gay? No hay una ideología que fomente el odio contra los heterosexuales o llame enfermos a aquellos a quienes les gusta el futbol (por poner un ejemplo tópico) Así que no, las cosas no son iguales.

rem dijo...

Perdón por el laaaargo desliz ideológico, a un servidor le enferma todo esto.
Un saludo

Sufur dijo...

Lo primero que quiero decirte, Rem, es que no te disculpes por la parrafada: me encanta cuando los lectores se implican y hacen comentarios con enjundia. Así que... ¡gracias a ti por enriquecer mi blog!

Estamos de acuerdo en prácticamente todo: yo tampoco creo que las dos cosas sean equivalentes. Igual que tú, pienso que el cristianismo en general y el catolicismo en particular son creencias dañinas para el individuo y para la sociedad en su conjunto. Creo que deben ser combatidas y que la forma de combatirla es la palabra expresada pública y libremente. También creo que no se debe financiar con dinero público una visita de un líder religioso, y menos en estos tiempos de recortes en prestaciones fundamentales.

Lo que digo es que, pese a todo, la misma libertad que exijo para mí debo concedérsela a los demás. Si quieren ir por ahí cantando odas a un anciano que, predicando la pobreza, vive rodeado de obras de arte en un palacio dentro de su propia ciudad-estado y que habla con un ser imaginario, por mi pueden hacerlo, por mucho que me desagrade y por mucho que me parezcan todos unos locos peligrosos. Y si en sus reuniones dicen cosas erróneas, o atacan mi manera de pensar, yo tengo todo el derecho a rebatirles públicamente (dentro de mi limitado alcance). Eso es una de las cosas buenas de vivir aquí y no en Afganistán... :-)

Sufur dijo...

Starfighter: totalmente de acuerdo... pero vuelvo a lo mismo de antes. Yo estaría encantado de que ellos me dijeran lo equivocado que estoy en mi forma de vida y yo les dijera a ellos lo estúpidas que son sus creencias, si la cosa fuera un debate razonado y con argumentos. Lamentablemente, una de las dos partes no parece muy interesada en ello...

Sufur dijo...

Moriarty: ¡alabado sea! ¡Bendito sus Tentáculos de Fideos! ¡Poderosa su Salsa de Tomate! Amén

Sufur dijo...

Gárgamel: pues sí, debería haberlo hecho. Más de uno se habría quedado con ganas de karaoke...

DiegoC dijo...

Más de uno y más de dos,Surfur,que por lo que se comenta en los corrillos,los dueños del Strong,saunas varias y otros antros andan encantadísimos con las recaudaciones de estos días....

Sufur dijo...

¡Te creo, DiegoC! Yo siempre he dicho que la represión es la madre de todo vicio :-)

DiegoC dijo...

Por cierto,que m'encantó forever del todo tu comentario en el blog del Arana....¿cuándo quedamos para quemar unas cuantas iglesias? XD

Sufur dijo...

¡Venga! ¿A tí cuándo te viene bien? Yo el martes tengo peluquería y me viene fatal para desecrar. ¿Qué tal el jueves?

Sufur dijo...

Caray, siempre he querido usar esa palabra en alguna frase... "ya no se desecra como antes", por ejemplo :-P

LinkWithin

Blog Widget by LinkWithin

Adoradores