Después de este último mes de interludio musical, HBD vuelve a su actividad habitual, es decir: producir entradas dispersas de ínfima calidad y dudoso interés. Como muestra de esto último, he aquí un resumen de algunas de las cosas que habría escrito durante este tiempo de no haber estado pasándomelo teta con las andanzas de Mike (a secas):
- Vigorexia: mis médicos me siguen insistiendo en que lo mejor que puedo hacer para mi salud física y mental (y ambas cosas son lo mismo, porque la mente es producto de un órgano) es hacer más ejercicio. Así que por primera vez en mi vida estoy cumpliendo a rajatabla mi programa de entrenamiento, y eso que este año no voy a ir a la playa y por tanto no ha habido operación bikini como tal. Como resultado, he tenido que pedirle al zapatero de mi barrio que me haga un nuevo agujero en el cinturón. El último mes ha sido muy interesante, panorámicamente hablando, porque todo el mundo anda como loco intentando sacarse el máximo partido de cara al verano, por lo que las duchas están preciosas de un tiempo a esta parte.
- Docencia: por fin he acabo las clases, aunque aún quedan los exámenes. Este año ha sido más agotador que de costumbre y he acabado aún menos satisfecho conmigo mismo que en otras ocasiones, y eso que he tenido buen alumnado... en su mayoría. Por primera vez en mi vida me he visto forzado a ponerle un cero patatero a unos alumnos en un trabajo. Empecé a mosquearme cuando vinieron a decirme que habían decidido qué trabajo hacer (de los de la lista que propuse) cinco días antes de la fecha de entrega. Después vinieron con excusas bastante inverosímiles para intentar retrasar la entrega. Por fin me dieron el trabajo, que está copiado palabra por palabra de la Wikipedia (en su mayor parte) y del Rincón del Vago (en la parte restante). Los muy cenutrios ni siquiera se molestaron en quitar los hipervínculos a la hora de hacer corta-y-pega. Yo lo lamento mucho, porque soy un profesor blandurrio y me encanta que los alumnos aprueben, y también porque soy un viejo verde y uno de los alumnos del grupo está como para ponerle un piso en la Gran Vía, pero hay un límite a lo que uno está dispuesto a permitir. En el otro extremo del espectro, mi alumna de proyecto fin de carrera hizo un trabajo excepcional y se ganó merecidamente un 9.5 final, a pesar de que como luego me dijo el tribunal a mí se me había ido un tanto la mano proponiéndole un trabajo demasiado ambicioso para el nivel de un licenciado. No sé si me estaré haciendo viejo y cínico, pero me da la sensación de que, al igual que pasa con la brecha entre ricos y pobres, la separación entre buenos alumnos y malos es cada vez mayor en las aulas. Me asusta pensarlo.
- Viajes: es osezno y un servidor pasamos un fin de semana extendido en Londres. El motivo: asistir a la gala que la Reina había hecho en nuestro honor como parte de las celebraciones de su tropecientos aniversario. Estuvo encantandora, graciosísima como siempre, e insistió en que el Duque de Edimburgo nos llevara a caballito por todos los jardines de Kensington. Unas risas... Aparte de eso, hicimos las cosas habituales que se hacen en Londres: desayunar huevos fritos, salchichas y black pudding, picotear chips, comer frituras, merendar té con scones y clotted cream, cenar curry, beber cerveza, mirar escaparates, pasear por magníficos parques, ver empotradores y mariconear. Fue un fin de semana de cierta insolitez. Los temas de conversación de los indígenas de Soho se centraron sobre todo en el jubileo de la Reina y Eurovisión; a todos les parecía de lo más indignante que RTVE le hubiera sugerido a Pastora Soler (Shepherdess To-Be-Usually), según un insistente rumor, que hiciera el favor de no ganar el concurso para no tener que organizar el festival el año que viene. Un gibraltareño bastante mono aunque con más pluma que un criadero de pollos, cuya primera y muy loable intención era la de follarme hasta que se percató de que iba acompañado, hizo un encendido discurso contra el gobierno español en el que se mezclaban al mismo nivel los tejemanejes eurovisivos con la manipulación del asunto de los pescadores del Peñón; me llamó mucho la atención su uso de la palabra "despicable", que yo pensaba que nadie (excepto mi pedante compañero y sin embargo amigo P.) utilizaba en estos tiempos incultos; en otro momento dado hicimos acto de presencia en XXL, que se ha trasladado a un nuevo (y peor) local, donde cayeron más cervezas y trabamos contacto con Chistopher, un musclebear bastante majete y drogadísimo que después de entrarle al osezno de una forma bastante elegante nos presentó a sus amigos... con quienes la conversación volvió a derivar en la Reina y Eurovisión. Observé con desmayo que mis poderes de invisibilidad en cuevas osunas empezaban a fallar, debido tal vez a mi indumentaria o más bien falta de ella, según se mire, y como estamos mayoras nos entró la modorra justo cuando la discoteca empezaba a llenarse en serio. Al final, como buenos señores de mediana edad que somos, nos fuimos a, ejem, dormir a una hora prudencial.
- Libros: como todos los años, hice mi tradicional escapada a la Feria del Libro de Madrid. Como ya he dicho otras veces, la FLM es como la visita a un museo o como la masturbación: un placer solitario. Así que esta vez tampoco quedé con nadie. Cayeron un ejemplar firmado de la revista satírica Mongolia, el segundo tomo del Ómnibus de Jeeves & Wooster, una obrita de teatro de Woody Allen y algunos cómics (en idioma santanderino, "chistes"). Aparte de eso, en formato electrónico ando leyendo el brutal Foreskin's Lament, por recomendación de Babelia y, más importante aún, de Allau. No puedo dejar de admirar ciertas cosas de la sociedad norteamericana: si un escritor español hubiera publicado un libro diciendo sobre el catolicismo lo que Auslander dice sobre el judaísmo, le habrían llevado a la hoguera como a Krahe.
- Frikismo: contra todo pronóstico, me gustó mucho la película de los Vengadores. Y eso que ni Thor ni el Capi enseñan nada de nada...
Y creo que con estas acabo por hoy, porque tampoco es plan agotar todos los temas de un plumazo. Aunque tampoco es que importe mucho. De aquí a nada empezarán los Tontos de Verano...
5 comentarios:
A pesar de haberle hecho un par de agujeros al cinto, tendré que comprar un par de pantalones porque ya me quedan holgados.
Tus aventuras londinenses se están convirtiendo en un clásico, como el té de las cinco ;)
Me dijeron que el XXL cambió de local porque estaban adaptando el antiguo por normativas de seguridad etc. Una pena, porque era de lo más diver. ¿Tan malo es el nuevo?
¿¿Pero todavía funciona el XXL?? Por Thor que longevidad de local...
Oiga...¿No le da miedo que un día sus alumnos descubran este blog?
Tampoco está tan mal, Mocho, pero mola menos que el otro. Es más pequeño, es más húmedo, tiene menos salas (ambientes, que dirían los posh) y el cuarto oscuro lo han tenido que montar poniendo cuatro biombos cutres en mitad de una de las zonas. Claro que ahora que lo pienso puede que esto último sea deliberado.
Me aterra, señor Mm, pero de algo hay que morir. Cuando abrí este chiringuito de dije a mí mismo que ya era hora de dejar de andar jugando a las dobles vidas a lo tonto...
Fotos de los progresos en el gimnasio ya.
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