agosto 21, 2012

Memorias estivas 1: el síndrome pre-postvacacional

He aquí un pequeño galimatías: el mejor día de las vacaciones es el día anterior a las vacaciones. En cambio, el segundo peor día de las vacaciones es el primer día de las vacaciones. El peor día de las vacaciones es, por tanto, el día después de las vacaciones.
 


La última parte del galimatías yo creo que no necesita ninguna explicación. La primera parte creo que tampoco, corregidme si me equivoco. La frase central es solo cierta para aquellos que, como yo, sufren el famoso Síndrome Pre-post-vacacional.

Consiste éste en lo siguiente: te levantas el primer día de vacaciones a las siete de la mañana, porque tu cuerpo aún sigue con los ritmos del año laboral, y lo primero que piensas es: "mierda, ya se me están acabando las vacaciones".

Eso puede ocurrir por varias causas distintas pero no necesariamente excluyentes entre sí:
  • Puede que no solamente tu cuerpo, sino tu mente también, continúe aún en modo oficina
  • Es posible que tus vacaciones solo duren dos o tres días
  • Eres un miserable pesimista que siempre piensa en lo peor
En mi caso, siempre se cumplen los puntos uno y tres. Luego a medida que pasan los días el cerebelo se va acostumbrando al relax y dejas de mirar el reloj cada poco para comprobar cuántos días, horas, minutos y segundos te quedan para volver al trabajo, pero la idea no termina de irse del todo de tu cabeza.

Lo cual tiene dos consecuencias lamentables que parecen opuestas, pero no lo son en absoluto:
  • No terminas de disfrutar del todo el momento
  • Estás tan decidido a disfrutar del momento a tope que te das una paliza a hacer cosas vacacionales. Como resultado, al terminar las vacaciones estás tan cansado que necesitarías unas vacaciones de las vacaciones.
Tal vez sea el motivo por el que grandes cómicos como Salvador Sostres y Curri Valenzuela  aboguen por el fin de las vacaciones pagadas, a pesar de que jamás se ha tenido noticia de que ninguno de los dos le haya devuelto a su empresa el sueldo correspondiente a sus vacaciones, domingos y fiestas de guardar: en el fondo, uno es capaz de casi todo con tal de evitar el terrible síndrome prepostvacacional. 


5 comentarios:

DiegoC dijo...

Como casi todo en esta vida,creo que el truco está en disfrutar en cada momento de lo que estemos haciendo.

Eleuterio dijo...

Pues si no la pasaste bien en Chania, voy y te azoto vestido de cuero...(sabía que te gustaría, so cochinillo).

Moriarty dijo...

Rarito y retorcidillo es usted, coñio! ;-)

Saludos. Es un placer leerle de nuevo.

Moriarty.

Anónimo dijo...

Don Sufur aunque estoy totalemte identificado con sus divagaciones pre-postvacacionales he de decirle que mecaguenlamadre que pario a todos los que tienen vacaciones durante el verano, que me hacen trabajar como a un burro y encima me pasan continuamente por los morros que ellos estan de vacaciones y yo no (perdon por la salida de tono, es una mezcla de envidia cochina y cansancio extremo).
Dicho queda.
Besucos.
Agustín.

Sufur dijo...

¡Hola a todos! Pues s: ya estoy de vuelta :-)

Eso es lo que intento, Diego, pero no me sale demasiado bien. Tengo la maldición de estar siempre pensando en el próximo paso.

Me lo pasé estupendamente en Chania, Eleuterio... pero aun así yo creo que un par de azotes me los merezco. Cuando quieras :-)

¿Rarito? Soy más raro que un perro verde, Moriarty... eso formaría parte de mi irresistible encanto si no formara parte de mi inaguantable repulsividad.

Huy, Agustin, si te rechinan los dientes de envidia procura no leer las próximas entregas de "Memorias estivas". :-)

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