Descubrí al músico sirio-turco-greco-armenio Haig Yazdjian en 2005, gracias a uno de mis amigos-gurú musicales. Por aquel entonces mi interés por las músicas del Mediterráneo oriental aún no se había despertado del todo, pero me llamó mucho la atención la calidez de la voz de este intérprete, cuya especialidad realmente no es el canto sino el ud o laúd árabe.
Escuchando esta voz y siendo como soy ignorante en materia de cuerdas, tanto vocales como de cualquier otro tipo, me formé una imagen mental de Haig Yazdjian como un brioso joven mediterráneo en la flor de la virilidad, de piel dorada, ojos profundos como pozos de petróleo, labios generosos y sensuales, cabello ondulado y, sin que venga mucho a cuento, nalgas como melocotones jugosos. Me enamoré por completo de él y me lo imaginé secuestrándome en una noche perfumada por la flor del arrayán, llevándome por la fuerza a su veloz trirreme y haciéndome el amor de forma apasionada durante toda la travesía hasta costas fenicias.
Luego me enteré de que Haig Yazdjian es un señor mostachudo de casi sesenta años, y la cosa perdió gran parte de su erótica.
Pero no toda, porque siempre he tenido una cierta debilidad por los
hombres mayores, y además cuando se afeita el bigotazo y se deja algo de
barba el hombre gana bastante:
Pero sobre todo porque, independientemente del organismo de la que surja, la voz es la voz (al menos eso dicen los de Telecinco, aunque luego no lo cumplan) y por mucho que este hombre pueda tener el colesterol de un jubilado, sigue teniendo los cantares de un chaval.
1 comentario:
A este buen hombre lo vi hace unos añicos en el festival que se hace por aquí de Las 3 culturas y en directo es aún más bonico y guapo cantando.
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