junio 22, 2013

Vidas de Santos (y Santas) V


HOY:
Sor Güendolyna de Sfalcò
Ecónoma del Convento de Nuestra Señora de Alioli

Güendolyna de Sfalcò, cuando nació, no era monja ni nada. Todo lo más, se parecía a una ciruela pasa berreante, aunque por algún motivo todo el mundo alrededor mentía diciendo que era guapísima y que había sacado los ojos de su madre. Güendolyna creció, se desarrolló y acabó dándose a la mala vida, es decir: se convirtió en economista de prestigio.

En efecto, el interés de Güendolyna por todo lo que fuera pseudociencia y superchería la llevó a la prestigiosa International Business School de Wharton, Pennsylvania, donde nuestra heroína se graduó con honores en Economía y en Horóscopo Maya, con un minor en Vudú. Después se sacó un máster en Dirección de Empresas en Stanford, donde sobresalió en las asignaturas de Lectura de Posos del Café y en Homeopatía Aplicada III. Con este extraordinario currículo, Güendolyna no tuvo problemas para conseguir un empleo friendo extremidades de pollo en un Kentucky Fried Chicken de la localidad de Chattanooga, Tennessee, donde tuvo un corto romance con un asesino en serie la mar de majo, podador de arbustos de profesión.

La fama y el oropel le llegaron a Güendolyna a rebufo de la tristemente recordada Crisis Económica. Aplicando las rigurosas técnicas macroeconómicas aprendidas en sus años universitarios, Güendolyna fue capaz de predecir la crisis cinco años después de que ésta se produjera, es decir, notablemente antes que otros economistas de la escuela neoliberal. Esto la catapultó a la fama y a un puesto como Consejera Delegada en EVO Bank, anteriormente conocido como Caixa Galicia, desde donde realizó un excelente trabajo colocando participaciones preferentes a discapacitados mentales profundos (entre los que se encontraba su propia madre).  Güendolyna también fue fichada como tertuliana económica en Intereconomía, asesora de Finanzas del MINECO y presentadora de un programa de horóscopos de madrugada en Tele 5. A ella se atribuyen algunas de las medidas más celebradas de aquellos años, como la de prohibir la contratación de menores de 40 años como forma de favorecer el empleo juvenil y la de que Doña Sagrario, de Toledo, se gastara toda su pensión en llamadas al 902. 


Pero el estrés de la vida como directiva, consultora y estrella mediática se cobró su precio en la salud de Güendolyna, que en la madrugada de un martes de febrero fue ingresada en el Hospital (privado) de Nuestro Señor Ignacio González con un amago de infarto y fuerte halitosis. Tras su recuperación, Güendolyna decidió tomarse la vida con más calma.

Fue entonces cuando, dejando la televisión y prácticamente recuperada de su adicción a la coca, nuestra protagonista de hoy aceptó la oferta de trabajo de asesorar a las monjitas del Convento de Nuestra Señora de Alioli, en Murcia, cuya comunidad estaba pasando por un difícil momento económico.

Güendolyna aplicó su buen hacer para lanzar una agresiva campaña de márketing promocionando los productos artesanos del convento. La venerable comunidad ocupaba un privilegiado lugar en el seno de la Huerta murciana, poseyendo extensos terrenos de frutales, y bajo la dirección de Güendolyna todo ese antaño idílico vergel se convirtió en un bien engrasado mecanismo de producir zumos que, bajo la marca registrada de ZumoSorTM, invadieron el mercado, desplazando rápidamente a la competencia. Cada tetrabrik de ZumoSor, según la publicidad, contenía un 30% más de Fe, Esperanza y Caridad que otros zumos de la competencia, y ante semejante proclama (apoyada por la presencia en televisión de un spot protagonizado por Ana Rosa Quintana, vestida con una bata blanca en mitad de un decorado de laboratorio con osciloscopios y pantallas de realidad virtual añadidas por ordenador) las ventas se dispararon a niveles estratosféricos.


El trato con las dulces monjitas de la comunidad de Nuestra Señora de Alioli provocó un cambio interior en Güendolyna, quien abrazó la Fe Cristiana con entusiasmo. Como ella misma escribiría en sus Memorias unos años más tarde, "varias décadas de ejercicio del neoliberalismo económico habían reblandecido mi cerebro hasta el punto de que era capaz de creerme cualquier estupidez" (sic). Güendolyna no tardó en tomar los Votos de la Orden (Pobreza, Castidad, Obediencia y Prognatismo) y vestir los hábitos, prometiendo dedicarse en cuerpo y alma a la oración y la contemplación. Dadas sus habilidades financieras, fue rápidamente nombrada Ecónoma de la congregación.


Tres meses más tarde todo el convento, los terrenos de la congregación, la fábrica de zumos, la marca registrada y las propias monjas eran propiedad de la gigante multinacional Putiflax. Sor Güendolyna, por su parte, estrenaba mansión en las Seychelles, donde aún hoy vive rodeada de piñas coladas y atenciones por parte de sus asistentes. En 2012 fue nombrada Santa, caso excepcional por encontrarse ella aún en vida e inmejorable salud, sin que tengan nada que ver en ello las abundantes donaciones a la Iglesia Católica que ha estado realizando a través de cuentas en paraísos fiscales.

Que Dios la mantenga en la Gloria de las Seychelles, amén.





1 comentario:

@ELBLOGDERIPLEY dijo...

Me está dando ideas para Amanda Ripley, porque es casi un guión, así que quedas nombrado co-guionista si se te ocurren ideas. La veo una mezcla entre Carmen Machi y amante transitoria del misterioso Bárcenas...Me falta una monja mala en el desarrollo de la historia, tipo la Zaldivar, pero en lésbico reprimido :-) Todos tus personajes tienen una vertiente Sufur-Fossabandesca...

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