julio 11, 2013

Asertividad

Escena: Santander, en lo que sería una fría y brumosa mañana de noviembre si no fuera un mes de julio a las cuatro de la tarde. Dos ejemplares de masculinidad marica hablan de sus cosas, abriéndose los corazones, en la terraza de un bar. Sus corazones, por cierto, están llenos de aurículas, ventrículos y otras cosas igualmente asquerosas.

Entran (por la derecha) dos nubes de laca envolviendo sendas matas de pelo pajizo y mal teñido de un rubio inverosímil. Bajo semejantes armatostes se adivinan las siluetas pellejudas de dos típicas señoronas santenderinas, requemadas bajo la lámpara de rayos UVA hasta límites cercanos al melanoma. Entre las garras enjoyadas de cada una de las cariátides se observan copas de algo que puede ser cerveza o un análisis de orina.


Las lamentables gorgonas miran a su alrededor, buscando una mesa vacía y unas sillas donde aposentar sus huesudos despojos humanos. No hay ninguna. Es entonces cuando una de las momias, en un comportamiento clásicamente español, deja su cerveza sobre la mesa de los mancebos.

Vieja: No os importa que deje la cerveza aquí, ¿verdad?. No se trata de una pregunta, sino una aseveración.

Sufur: Pues la verdad es que sí nos importa. Estamos teniendo una conversación privada, si nos disculpa.

Ante esta frase, las dos antiguallas se alejan, totalmente indignadas y escandalizadas, mururando algo sobre mala educación. Esto, señores, es España: el único país del mundo donde al parecer ser educado consiste en aguantar con una sonrisa la mala educación de los demás...



2 comentarios:

Mocho dijo...

lalalalala, os han fichadoooo, ya verás tú la venganza

Unknown dijo...

¡Y cómo no me pasaba yo por este blog! A ver si saco un rato y te voy leyendo lo anterior, que lo poco que he leído me ha gustado.

De las viejunas, tened cuidado, que son las peores. Os pegan un atufón de laca Nelly que os pueden dejar inconscientes.

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