agosto 29, 2013

Las enseñanzas de Miley

Al parecer, en los últimos días se ha montado un incomprensible revuelo en torno a la actuación picantuela que una tal Miley Cyrus, previamente conocida como Hannah Montana, hizo en la gala de los MTV Video Music Awards. Según parece, la muchacha montó el espectáculo frotando su rollizo trasero contra la entrepierna de un señor y haciendo gestos vagamente fornicatorios con una manopla de gomaespuma. Todo ello ha provocado una conmoción entre los estamentos de la América bienpensante y auténticas pesadillas en un sector de padres meapilas que vieron cómo sus hijos crecían con las insulsas historias televisivas de Hannah y su pandilla de amigos ricos pero bonachones. Algo parecido ocurrió cuando una especie de cantante melódica paleta del tres al cuarto, llamada Britney nosequé, pasó de la noche a la mañana de ser una abanderada de la virginidad y el recato a convertirse en la ramera oficial del famoseo norteamericano. Y también también hubo otro escándalo en la gala de los MVA cuando la rechoncha Christina Aguilera se dio un morreo con una anciana, de apodo Madonna, que por lo visto también canta. Todos estos sucesos intrascendentes han hecho correr ríos de tinta y rasgarse cientos de vestiduras compradas en los Todo a Cien de West Hollywood. 



Cómo puede ser que adoradas y virginales protoadolescentes del Disney Channel se hayan convertido en semejantes rameras de Satán, es algo que no entra en las cabezas de muchos. Curiosamente, y como nota al margen, se viene notando que cuando es un chico Disney el que ser convierte en un mito erótico, como ocurre con Ryan Gosling, nadie parece decir nada. Pero volviendo al caso de estas jovencitas de sexualidad desbordante, parece como si todo el mundo se sorprendiera cuando abandonan la imagen de muñequitas de porcelana y se convierten en mujeres con coño (probablemente depilado). Y los comentaristas se preguntan qué puede haber salido mal, siendo los principales sospechosos la falta de valores cristianos y la drogaína.

Menuda hipocresía. Cómo se puede forzar a una adolescente a promocionarse durante años como un ser asexuado y luego llevarse las manos a la cabeza cuando la chica crece y decide romper con esa imagen y ser ella misma un rato.

En el otro extremo de la pirámide de población están los jubilados de la partida de mus en el bar de mi padre. Todos, sin excepción, son unos viejos verdes de tomo y lomo, de los que casi sufren derrames oculares cada vez que entra una mujer con falda corta en el local y de esos que continúan pensando que Norma Duval "es una tía buena". La segunda frase más repetida, después de "si yo fuera presidente, iba a poner firmes a esos perroflautas", es "ay, si yo tuviera cuarenta años menos, no iba a dejar que se me escapara ésta gachí". Pajeros compulsivos, babosos de verbo fácil, pulpos de baile de salón o puteros redomados, no hay prácticamente varón de más de sesenta años que se libre de ofrecer esta imagen. Empezando por mi propio señor padre, quien después de haber abandonado el seminario y llevar cuarenta años de infeliz matrimonio con mi madre, sexófoba extraordinaria, ha llegado a un punto de estrangulamiento genital tal que se moja entero cada vez que un ser humano de género femenino le dice "hola" por la calle.

La obvia moraleja que se saca de la historia de las núbiles divas del pop norteamericano y de los jubiletas de bar es la siguiente: que la represión acaba llevando a la explosión y que, puestos a ello, yo prefiero cien veces a las Hannah Montanas del mundo que a los ancianos casi acabados que en el ocaso de su vida son todo amargura y autocompasión por las cosas que no hicieron cuando hubieran podido (en realidad, no habrían podido aunque hubieran querido, pero es fácil fantasear).

Yo, que llevo a mis espaldas una historia personal de represión, auto rechazo y sexofobia que también se las trae, llegué a la mitad de la treintena con el convencimiento de que, si iba a acabar siendo un viejo verde, lo mejor era empezar lo antes posible. Así que empecé a mirarle a los tíos el paquete, a hacer comentarios soeces que se saben a gloria y a escribir este blog en el que la pornografía sentimental se mezcla con la carnal como el azúcar y la mantequilla a la hora de preparar un bizcocho.

Sí: yo también fui niña Disney y ahora soy un salido. Y me quedo tan ancho. Y porque me encantan los tiazos y todo su equipamiento, desde hace unos días he enriquecido mi arsenal onanista con una nueva cuenta en Tumblr, donde guardo y publico las fotos guarronas que más me gustan. Os dejo el enlace, por supuesto NSFW (Not Safe For Work):

Que ustedes lo disfruten. Nos vemos todos en el infierno.


8 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Cuánto tiempo libre deja la investigación a costa del contribuyente!

Moriarty dijo...

Al anónimo autor del comentario anterior: ya ve usted. Se empieza aboliendo la esclavitud, y se acaba limitando la jornada de trabajo. No sé dónde iremos a parar.

DiegoC dijo...

Pues me parece fenomenal que pasases a ser un "no-viejo" verde,qué cojones.Total,si para tres días que estamos aquí,uno lo pasamos durmiendo y otro currando,por lo menos que el tercero se aproveche....

Mocho dijo...

Oh, esperaba ver alguna foto más personal en el tumblr, jajajaja.
censored / censored

Anónimo dijo...

Moriarty, la reducción la absurdo nunca ha sido un argumento "consistente", como escriben ahora los anglicistas poco leídos.

hm dijo...

¿Usted fue una Hanna Montana?... pues no le hago yo con minifalda de colegiala y peluca rubia.

Con tanta represión la gente termina reventando... y en general para joder a alguien que no es un reprimido.

Moriarty dijo...

Señor anónimo: la reducción al absurdo, si a usted no le sabe mal, es una herramienta lógica de potencia considerable. En todo caso, en mi réplica no hacía uso de ella, sino de una simple y llana ironía ante las implicaturas de su comentario (véase el artículo de Grice sobre el asunto).

Anónimo dijo...

Qué divertido, las implicaturas de Grice de hace cuatro décadas: ya veo que aquí cualquiera que eche un vistazo a la wikipedia puede manejar con soltura terminología pseudocientífica. En fin, mejor no regreso aquí más no sea que acaben blandiendo el psicoanálisis o el horóscopo.
Saludos.

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