noviembre 24, 2013

Desaclimatado

La última vez que estuve en Segovia fue a principios de octubre, aún sumidos en esta especie de verano anormalmente largo que tuvimos este año, y la temperatura era buena. Acabo de pasar el fin de semana de nuevo allí y esta vez el tiempo era el normal de la época del año, es decir: entre -4 y +4 ºC. Mi cuerpo, alejado del sano clima despellejante de la Meseta, no estaba preparado para el frío: me he pasado dos días tiritando como un cretino. A cambio, he podido disfrutar de esa atmósfera clara que Santander no tiene y de esos atardeceres flamígeros que son la seña de identidad de la Castilla profunda, y menos mal además que el alcohol y el cerdo siempre están allí cuando uno los necesita...









2 comentarios:

starfighter dijo...

Simplemente magníficas. Me encantan la segunda y la última.

Unknown dijo...

Preciosas fotos.

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