febrero 21, 2014

Deportes de invierno

Todos tenemos nuestro pequeño racista dentro. En mi caso, me avergüenza admitir que mi racista interior la tiene tomada con Rusia, ya desde mucho antes de la llegada de Putin. Por injusto que resulte, es así: la rodina me inspira tanto amor como un cubo lleno de sanguijuelas. Mis experiencias en Rusia y con los rusos han sido escasas, he de decirlo, pero siempre desagradables, y a lo largo de mis viajes sólo he conocido un ruso que me haya caído bien, y su nombre empieza por V. Ellos me parecen vagos, indolentes, prepotentes, machistas y patibularios. Ellas, muñequitas de porcelana esclavizadas por su imagen y por los energúmenos de sus compatriotas. Todo esto lo digo, repito, desde lo más profundo de mi cerebro reptiliano e irracional.

Todo esto viene a cuento porque ayer, tomando unos vinos en un bar, no pudimos evitar fijarnos en la pantalla de la televisión donde estaban retransmitiendo los juegos olímpicos de invierno. Los Juegos Olímpicos son una de esas cosas a las que sólo presto atención cuando aparecen nadadores, gimnastas o luchadores potentorros. Pero como en los Juegos de Invierno todos salen muy tapados, no suelo hacer ningún caso de este tipo de eventos. Al parecer este año se celebran en una ciudad de estúpido nombre, famosa porque, en palabras de su alcalde, en ella no existen maricones. Ya me le imagino yo ofreciendo una recepción a los competidores masculinos de patinaje artístico: ¿tendrá el morro de preguntarles por sus mujeres e hijos?

Al grano, que me desvío más que un comisionado olímpico de Moscú inspeccionando los vericuetos la Sauna Príncipe. Lo que nos fascinó tanto ayer fue la retransmisión de una de las pruebas de curling, improbable deporte que es olímpico desde los juegos de Nagano en 1998. El curling es la apoteosis del pulir y frotar, la locura orgásmica de las amas de casa obsesivo-compulsivas, y no voy a seguir haciendo leña del árbol caído porque no hay chiste sobre curling que pueda superar al capítulo de los Simpsons Boy Metts Curl, que si aún no habéis visto, ya estáis tardado demasiado.

"Fatov", mascota olímpica de los juegos de Sochi según los Simpsons, y que en palabras de Bart "representa el espíritu ruso de la pereza y el alcoholismo"

Nos lo ponen muy difícil a los bloggers que vivimos de la parodia simplona y la maledicencia: a ver qué imaginación calenturienta es capaz de superar en ridiculez y banalidad a un deporte tan memo como el curling, y en cutrez e hipocresía a una organización como la rusa. Menos mal que siempre podemos recurrir a la realidad, que nos pilla bastante a mano, y buscar inspiración en algo aún más ridículo, banal, cutre e hipócrita: España.

Ya me estoy imaginando la escena: Huesca, 1054: el cambio climático ha traído los glaciares a Aragón, el trópico a Guadalajara y ahora el Polo Norte se encuentra en algún punto entre Lugo y Calasparra. Los Juegos Olímpicos de Invierno se inauguran bajo los auspicios de la Presidentrix del Imperio PanhispánicoTM, a la sazón una hidra-clon transgénica de tres cabezas: la de la momia de Esperanza Aguirre, la de Dolores de Cospedal y la de Belén Esteban. Una de las cabezas escupe fuego, la otra nubes tóxicas de laca, y la tercera chorros de bótox. Los juegos comienzan con un desfile amenizado por La Fura dels Baus, y en esta ocasión se presentan tres nuevas disciplinas olímpicas de demostración, basadas en la más popular tradición ibérica. Una de ellas se convertirá en deporte olímpico oficial. Estas tres nuevas disciplinas son:
  • Potatoball, una adaptación a los tiempos modernos del tradicional deporte español de pasarse los unos a los otros la patata caliente. Consiste en que los distintos jugadores se van echando las culpas de un pufo unos a otros hasta que al final nadie sabe quién es el responsable, y todos se van de rositas sin que cambie nada.
  • Spanish Polo: una señora con un peinado estupendo arroja a los pobres una de las perlas de los collares de la difunta Carmen Polo. Los pobres pelean a muerte por ella, hasta que solo sobreviva uno.
  • Caspatlón: consiste en presumir de que en ningún sitio se vive como en España, y de que aquí tenemos sol y playa y mucho arte, y mirar con mucha penica y como por encima del hombro a los pobres extranjeros que en lugar de todo eso tienen cultura, ciencia, educación, prosperidad, justicia, dinero y un mínimo de honradez.
Estoy seguro de que serán un gran éxito de público y crítica, a pesar del asuntillo ese de los sacrificios humanos para mantener apaciguada a la Presidentrix.



6 comentarios:

Mocho dijo...

El curling puede dar mucho de sí (clic), y de hecho el otro día nos entretuvimos bastante viendo la lucha de canadienses y británicas tirando la olla exprés.

No deja de ser una petanca nórdica.

starfighter dijo...

Por mucho que lo intente, no consigo comprender cómo "eso" es deporte olímpico. De verdad. Y sin acritud pero eso sólo es el orgasmo de las Bree van de Kamp nórdicas.

Christian Ingebrethsen dijo...

Dudo que haya alguien por estas latitudes que le vea sentido a ese "deporte". Aunque claro, los extranjeros también flipan lo suyo con nosotros.

rickisimus2 dijo...

Ya que el "curling" es deporte olímpico, también debería serlo las corridas de toros sobre la nieve a la luz de la luna. Todo sea por cumplir el mito hispánico.

Por cierto, hablando de deportes interesantes, me parece imperdonable que no preste atención a los palistas.

http://images.teinteresa.es/deportes/Saul-Craviotto_TINIMA20120810_0130_5.jpg

Moriarty dijo...

Bravo. Aunque no debí leer la entrada antes de irme a dormir (lo digo por la imagen de la hidra tricéfala, no por los enlaces sorpresa).

Unknown dijo...

Pues este año no he visto nada de nada, más que nada porque he estado con otros quehaceres. Pero que vayan tapados mil no implica que haya algunos deportistas monérrimos.

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