noviembre 24, 2014

Operación Bonobo con Calcetines Blancos

En el centro de esta moderna Gomorra que es Boo de Piélagos existe un lujoso y exclusivo spa en el que, por un precio adecuado, jóvenes y expertos, a la par que esculturales, masajistas cubren tu cuerpo de exóticos aceites, ungüentos y aromas, exfolian tus poros, te bañan en raras mixturas, relajan y tonifican tus músculos, desentrañan tus contracturas, adecentan tu epidermis y miman con esmero tus órganos y glándulas anejas. El final feliz suele consistir, para unos los pocos afortunados que lo consiguen, en salir de ese lugar con algo de dinero residiendo aún en la cuenta corriente. Y por eso, amén de mi proverbial pobreza solo comparable a la de una rata muerta hace seis horas, yo me tengo que relajar metiendo los pinreles en un barreño de agua tibia con jabón Lagarto, en mi propia oficina.

 
De esta guisa, con los pantalones remangados y los juanetes chapoteando en un agua vagamente jabonosa de color vertido industrial, recibí aquella tarde a mi nuevo -y único aquel lustro- cliente. Yo volvía a estar solo ante el peligro: mi compañero y sin embargo amigo J. Arístides se encontraba de safari, cazando ladillas en el barrio chino, y nuestra secretaria la señorita Bustillo había pedido unos días libres para poder cuidar de su madre, gravemente enferma de halitosis. 
 - Buenas tardes -dijo el recién llegado-. ¿Es esta la agencia publicitaria Kaspo S.A.?
Dudé un instante. El hombre se había equivocado de dirección, claramente, pero yo llevaba varios meses alimentándome de sopas de sobre que robaba a las monjas y me vendrían muy bien algunos ingresos.
- ¡Pase, pase, caballero! -le dije-. Bienvenido a Kanto S.A.
- Kaspo S.A. -me corrigió él.
- Eso, eso: Kaspo S.A.: soluciones creativas a todos sus problemas de marketing. ¿Quiere un eslógan? Los tenemos estupendos. ¿Algo con rima, tal vez? ¿Qué le parece algo tipo abbaabb baab? ¿Le gustan los versos alejandrinos?  ¿Paga usted por adelantado? 
- ¿Qué hace usted criando percebes en un barreño? 
- ¡Estoy creando! Usted no lo entendería, caballero...
Él se quedó callado, dudando, unos instantes, que yo aproveché para observarle detenidamente con mi entrenado ojo de detective privado. Con un rápido golpe de vista evalué su paquete, culo, pantorrillas, bíceps, zapatos y rostro, por este orden, llegando a la siguiente conclusión: me encontraba casi seguro frente a algún tipo de ser humano. Vestía ese tipo de ropa completamente normal, comprada en el Zara, que indica claramente que su usuario está haciendo esfuerzos denodados por ir de paisano. Es un hecho comprobado: nueve de cada diez hombres que visten de Zara, Springfield o Pull&Bear son en realidad agentes de la secreta o tienen una grave enfermedad neurológica.
- ¿En qué puedo ayudarle, agente? -dije, rompiendo el silencio.

- ¿Cómo ha sabido…?

- Los publicistas tenemos facultades especiales, ¿sabe? Es por la droga...

- Eso lo explica todo. Permítame que me presente: Soy el agente Flanagan. Remigio Flanagan. Agente judicial del Juzgado de Instrucción nº 30 de Boo de Piélagos.

- ¿Y en qué puede ayudar una persona como yo, un pobre creativo publicitario que nunca, repito, nunca ha trabajado como detective privado, a todo un Juzgado de Instrucción?

- Pues verá… se nos ha acabado la inspiración, y eso está entorpeciendo mucho el avance de la Justicia.

- ¿Disculpe?

- Sí, sí, lo que oye: ya sé que usted y todos los ciudadanos tienen una fe inquebrantable en la Justicia española y en su rapidez y eficacia, pero lamento decirle que somos seres humanos, no los dioses que ustedes creen que somos. Porque los españoles valoran y respetan nuestra profesión, ¿verdad?

- Muchísimo -mentí.

- Pues bien, esa merecidísima fe se vería resquebrajada si la opinión pública supiera lo que le voy a contar: ya no se nos ocurren nombres que poner a las operaciones anticorrupción.

- ¿Perdone? -volví a interrumpir, como un idiota.

- Lo que oye: salen como media docena al día. Operación Gürtel, Operación Malaya, Operación Púnica… al principio todo era sencillo. Bastaba abrir el diccionario y había montones de palabras estúpidas que nadie había utilizado nunca antes. Luego la cosa se empezó a complicar. Los escándalos se sucedían y la gente empezó a aburrirse. Ya sabe usted que lo importante de nuestro trabajo es entretener y divertir a las masas. Empezaron a aparecer nombres cada vez más surrealistas: Operación Chicle Usado (contra la trama de secretarios de estado que revendían cupones de la ONCE), Operación Mastectomía (contra la red de corrupción de adiestradores de serpientes), Operación Culo de Vaso (contra el gang de monjas evasoras de mantecados), Operación Urticaria (para desactivar una trama corrupta en la Pensión Loli)… supimos que la cosa se nos estaba yendo de las manos cuando el mejor nombre que se nos ocurrió para el caso de las Suegras Mafiosas fue Operación Elefante Flatulento. Se nos acumulan los casos y nuestras mejores mentes están saturadas intentando pensar nombres de operaciones que sean pegadizos para la prensa. El Ministerio de Justicia ha decidido tomar cartas en el asunto y nos ha autorizado a contratar a servicios externos de creatividad y marketing...
- ¿Y eso de usar fondos públicos para pagar a puteros y drogadict publicistas no será interpretado como otro escándalo de malversación?
- Ahí le ha dado, caballero: su primer trabajo será pensar el nombre de la Operación que dirigiremos para incriminarnos a nosotros mismos. Por diez euros la respuesta, ¿cómo se llamaría esta operación?

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Por fin! !Vuelve el hombre!
Quiero más de este Marlow/Torrente/Mortadelo.

P.

LinkWithin

Blog Widget by LinkWithin

Adoradores