diciembre 06, 2014

El Mal Absoluto

 
- Veinte, veintidos... veinticuatro. ¡Aquí es!

Bzzzz

- ¿Quién es?

- Señora, soy Valdifass... estaba buscando al Devorador de Almas-

- Disculpe, mi marido no está, ha salido ha hacer la compra. Si quiere, puede encontrarlo después de las dos, que antes va a buscar a los niños a la escuela.

- Gracias, ¿puede decirle que ha pasado Valdifass?

- ¿Perdone, me puede repetir?

- Dígale que ha pasado el Principe de la Noche...

- ¿Quién?

- Aquel-que-no-puede-ser-nombrado ha pasad...

- ¿Oiga, es usted Carlèn?

- Sigh... sí, señora, soy el señor Carlo Pelagatti...

- ¡Carlèn! ¡Pero suba, hombre! ¿Por qué no lo ha dicho antes? ¡Piso tercero! 

Click

En "Il Grande Magazzi", Leo Ortolani lleva a máxima expresión aquello que decía Hannah Arendt sobre la banalidad del Mal. El malo de la historia, Príncipe de la Noche, Aquel Que No Puede Ser Nombrado, también conocido como Valdifass, o Dott. Carlo Pelagatti, es un monsruoso nigromante de trescientos años de edad que reúne a su Ejército de las Tinieblas llamando a las puertas de las señoras, lo transporta en autobús (dejando asiento a las ancianitas) para no llamar la atención del Consejo de Magos, ataca a sus enemigos con enormes conejos sacados de chisteras tamaño cañón y, al final, es derrotado por el amor (no correspondido) hacia una sgnaccamaroni.


- Non possiamo fare niente, ragazzo. Lui è il dottor Pelagatti. È il male assoluto!
Como de costumbre, uno de lo mayores placeres de viajar a Italia ha sido leer algunas de las historias del creador de Rat-man. Otro de ellos ha sido, evidentemente, la comida. Toda la Emilia-Romagna es conocida por sus comidas tirando a contundentes y abundantes. Una de las principales especialidades de Ferrara son los cappellacci di zucca, una especie de ravioli rellenos de calabaza que pueden veniro bien in brodo (en sopa), con burro e salvia (mantequilla y salvia) o acompañados por ragù (salsa boloñesa). Nos hemos pegado unas cenorras de espanto. Añádanse a ellas los pantagruélicos coffee breaks del congreso,  y se comprenderá que en apenas cinco días yo haya engordado dos kilos.

El congreso era una ocasión única: la culminación de más de quince años de trabajo en torno a la misión Planck de la ESA. No me lo podía perder: las charlas fueron interesantes, entretenidas y, sobre todo, muy provisionales. Tremendamente provisionales. Eso es lo que pasa siempre en ciencia, sobre todo cuando la juntas con fechas límite arbitrarias. El congreso se celebró en el Museo Arqueológico de Ferrara: un marco a priori incongruente para una reunión de cosmólogos, y con ciertas pegas (no había wifi en el recinto), pero que aparte de ser un lugar de encuentro bonito, tenía cierto sentido alegórico: al fin y al cabo, qué somos los cosmólogos sino los arqueólogos del Universo... nuestro yacimiento tiene trece mil setecientos millones de años en vez de meros siglos de antigüedad.



Ferrara es la típica ciudad del centro-norte de Italia: muchos arcos, muchos soportales, calles estrechas de guijarros, fortificaciones en el centro de la ciudad, hornacinas con vírgenes y santos, tiendas de moda, palacios del Renacimiento que hoy albergan concesionarios de coches, restaurantes, esquinas, túneles, sottopassaggi, plazoletas, vericuetos y, de vez en cuando, alguna cafetería con asientos para tomar el café, cosa que se da poco o nada en latitudes más meridionales. Y muchos, muchos andamios por todas partes.

 

El tiempo fue una birria, como era de esperar en estas fechas, por lo que a la mayoría de las fotos les pega mejor el blanco y negro que el color.









Hice mis deberes y reservé para mis compañeros y para mi un hotel cuyas habitaciones tenían vistas como estas:



La portera de noche del hotel, de origen uruguayo, nos llamaba "chiquilines" y nos hacía té cuando veníamos con frío de la calle. Así da gusto.

Han sido unos días muy buenos e interesantes, y quiero dar las gracias especialmente a Gianni, Andrea, Mario y Marco, que hicieron mi estancia la mar de agradable. Pero me estoy haciendo mayor, y ya no tengo energías como antes para los viajes. Vuelvo cansadísimo. Lo único que me apetece este puente, es hibernar. Con su permiso,

Zzzzzzzz


1 comentario:

Unknown dijo...

Qué fotos tan chulas. En Ferrara estuve yo visitando a un amigo que estaba de Erasmus, hace ya 10 años...

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