septiembre 22, 2015

Al ataque de nuevo

Me he vuelto a dejar liar. 

Este viernes se celebra en toda Europa la décima Noche Europea de los Investigadores, en la que miles de científicos entre los que me cuento intentaremos acercar de una forma divertida nuestro trabajo a nuestros conciudadanos. Habrá en todas las ciudades actividades para todas las edades: cuentacuentos, visitas guiadas, coloquios, obras de teatro, cine y, por qué no, clubs de comedia. Ya el año pasado me dejé engatusar para participar y la cosa salió bastante bien gracias a que tuve unos monstruos de compañeros que hicieron que el público se meara de risa con su ingenio y sus tablas ante el escenario. Este año repetimos en un teatro más grande y con más nervios si cabe.



No he tenido mucho tiempo para prepararlo. La semana pasada tuve congreso y la cabeza no me daba para florituras. Mayonesa, mi musa, se mostraba esquiva y no se me ocurría nada de lo que hablar. Estos monólogos son duros de pelar porque deben tratar sobre un tema científico y al mismo tiempo hacer reír a la gente. Big Bang Theory lo consigue, pero eso es humor profesional. Para los que no nos dedicamos al teatro resulta mucho más difícil conectar con las fuentes de la risa delante de un público.

Por eso necesito vuestra ayuda.

A continuación va el monólogo que he pensado. A ver qué os parece. Necesito críticas y consejos: ¡solo tengo tres días para pulirlo!



¡Hola! Es un placer para mi estar aquí un segundo año participando en el Club de la Comedia Científica. Cuando me lo propusieron, no lo dudé ni un segundo. Lo raro es que haya entre el público gente que repite: cuánto masoquista hay suelto por ahí. Sí, tú, el de la penúltima fila, no te escondas, que te he visto, viciosillo.

No, en serio, esto es una oportunidad estupenda para hacer algo que siempre he soñado hacer, pero nunca he conseguido: explicar qué es lo que hago. El problema que tenemos los investigadores es que nuestra profesión resulta difícil de explicar. Nadie tiene muy claro para qué servimos, a diferencia de otras profesiones más respetables y que todo el mundo sabe en qué consisten, como por ejemplo político o consejero delegado. Con ellos, uno siempre sabe a qué atenerse.

Imaginaos mi caso: astrofísico. Cuando de pequeño decía a mis padres que quería estudiar los astros, ellos se miraban entre sí con espanto y confiaban en que solo fuera una fase. "¿No preferirías ser algo de provecho, como narcotraficante?". Empecé a estudiar la carrera y cuando iba al pueblo a visitar a la familia me preguntaban: "tú, que estudias estas cosas, ¿crees que va a llover mucho esta primavera?". Yo al principio intentaba explicar que no iban por ahí los tiros, pero con los años me cansé y empecé a responder lo que la gente quería escuchar: "sí, tío, en abril habrá aguas mil". Al menos, en Cantabria eso es cierto sí o sí. Se quedaban contentos. Terminé la carrera, hice la tesis y seguí en la Universidad. La gente no lo entendía: "¿pero tú cuándo vas a terminar de estudiar y empezar a trabajar?". Y así hasta la fecha. En mi pueblo creen que soy un pésimo estudiante. En la ciudad las cosas no son mucho mejores. Voy a un bar, me presentan a alguien, me preguntan a qué me dedico y cuando digo que soy astrónomo me salen con un "ay, qué bonito. Yo soy Capricornio. ¿Qué puedes decir acerca de mi?"

¡Que qué puedo decir acerca de ti! Pues que eres una persona a la que es fácil de engañar con idioteces, alma de cántaro.
Vaya, espero que nadie entre el público se haya ofendido. No puedo evitarlo: soy de signo Leo, y como todo el mundo sabe, los Leo no creemos en el horóscopo.
 

Y no creáis que las dificultades de comunicación son algo que ocurre solo entre investigadores y no investigadores. Qué va: entre nosotros tampoco lo tenemos fácil. Tomemos por ejemplo el caso de mi primera charla en un congreso internacional. Qué tiempos aquellos. La mayoría de vosotros ni había nacido. Yo era joven. ¡Menudo pelazo tenía!. Me tocó dar mi charla el último día de congreso: toda una semana rumiando mis nervios. La sesión empezaba a las nueve de la mañana y yo estaba ya en la sala a las ocho, al borde de la catatonia. Llegó el moderador de la sesión, me vio en mi estado lamentable y me dijo: "primera charla, ¿eh?". Le respondí con un argggggg muy bajito. Fue llegando la gente, bajaron las luces, encendieron el proyector, me presentaron, me levanté, me acerqué al estrado... y me tropecé.

Hay que recordar que eran otros tiempos. Los neolíticos, más o menos. En aquel entonces no se había inventado el PowerPoint ni nada de eso. De hecho, apenas se había inventado la rueda. Las transparencias eran de esas de plástico sobre las que escribías con rotuladores de colores. Se me cayeron todas por el suelo.

Cuarto de hora más tarde las tenía todas colocadas y me puse a empezar mi charla.

Bueno, una transparencia de aquellas puede colocarse de cuatro formas diferentes sobre el proyector: del derecho y hacia arriba, del derecho y hacia abajo, y del revés ya sea para un lado o para el otro. Uno esperaría que en el peor de los casos a la cuarta fuera la vencida. Pues no: coloqué y recoloqué la puta transparencia unas siete veces hasta que la imagen salió bien. Me sudaban hasta las uñas de los pies.

Empecé mi charla mirándome hacia los zapatos. A mitad de ella me fui envalentonando y me atreví a mirar a la audiencia. Todos me miraban con esa cara con la que miras a dos perros copulando en plena calle. Me di cuenta que con los nervios había perdido el hilo de mi charla en inglés y que llevaba un rato hablando en español.

"Ejquiusmi, aim sorri", dije, y tuve que volver a empezar de nuevo.

No hubieron preguntas.

Si sobreviví a eso, puedo sobrevivir a cualquier acto público. Incluso a este.

Así que, como veis, es difícil transmitir lo que hacemos los investigadores, incluso a otros investigadores, y eso incluso cuando sabemos de lo que hablamos.
 

Imaginad cuando no sabemos muy bien de lo que hablamos.
 

Como ahora, porque yo venía aquí realmente a hablaros de la materia oscura, algo que nadie en realidad sabe bien qué es. Solo sabemos de ella que existe, y que hay mucha, pero no tenemos claro ni dónde está ni cómo se comporta.
 

El Universo, veréis, se parece mucho a una estrella de Hollywood: a ambos les gusta quitarse años y kilos. Tú miras al Universo así de lejos y le echas como mucho unos nueve o diez mil millones de años. Pero luego le observas más en detalle, te fijas en sus arrugas en las microondas, y te das cuenta de que de trece mil millones y pico no baja. Lo mismo pasa con sus kilos: pesa más de lo que aparenta. Tal vez sea porque viste de negro, que es un color muy apañado para estas cosas.
 

Y os preguntaréis cómo porras hacemos para pesar estrellas y galaxias, si no podemos tocarlas ni ponerlas en una báscula, ni aunque sea una báscula de Bilbao. La respuesta es sencilla y tiene también mucho que ver con el éxito de las estrellas de cine: todo se reduce a la atracción. Por eso Scarlett Johansson tiene un caché mucho más alto que Paz Padilla. En el caso de los cuerpos celestes, la atracción se debe a la gravedad y podemos medirla observando el efecto que unos cuerpos tienen en las órbitas de otros. Pues bien: gracias a eso, sabemos que las galaxias pesan entre cinco y diez veces más que las estrellas que ellas contienen. Resulta que en el Universo también hay una Caja B. La mayor parte de la masa que existe está así como muy "en black", para que nos entendamos. Para seguir con la analogía, la materia oscura es como los billetes de quinientos euros: haberlos, haylos, pero nadie los ha visto jamás. "Un amigo de un amigo de mi cuñado dice que una vez tuvo uno entre las manos"...
 

Sabemos que esa materia "en black", que no vemos, es poco sociable. Sólo se relaciona con el resto de cosas a través de su gravedad, pero ni emite ni absorbe luz, ni tiene carga eléctrica, ni sabe a nada. Engorda, pero no alimenta: igual que los cruasanes que me zampo yo por las mañanas. Sabemos que no se acumula demasiado en escalas del tamaño del Sistema Solar, porque si lo hiciera los ayuntamientos ya habrían encontrado la forma de recalificarla, y que no está formada por átomos como los nuestros, porque si lo hiciera alguien sacaría algún modo de cobrarnos impuestos por ella.
 

Atendiendo a la velocidad a la que se pueden mover sus partículas, los astrofísicos distinguimos entre materia oscura caliente, fría o templada. Si la mayor parte de la materia oscura fuera caliente, el Universo no tendría galaxias ni estrellas ni planetas y sería un lugar más aburrido que una lectura de poemas de Sánchez-Dragó. Así que la mayor parte de la materia oscura ha de ser fría, como Angela Merkel. Aparte de eso, no sabemos mucho.
 

Hay un montón de teorías acerca del origen y composición de la materia oscura. Mi favorita es la que dice que la materia oscura está constituida por todos los calcetines desemparejados que desaparecen en la lavadora. Otra teoría popular, pero menos divertida, es que son partículas parecidas a neutrinos pero muy pesadas, fuera del modelo estándar de partículas y que aún no han sido detectadas por los aceleradores. Esto, en realidad, tampoco es decir mucho, pero suena bastante impresionante así para soltarlo una noche de borrachera en un bar.
 

Pero llegamos a la pregunta del millón: y todo esto, ¿para qué sirve? A mí, para hacer un monólogo. Y también para una cosa muy importante: no tenemos muy claro lo que es esta materia, pero sabemos que existe y que si no fuera por ella nunca se habría formado la Tierra ni existirían programas como Mujeres y Hombres y Viceversa. Alguien tiene que descubrir lo antes posible a qué es debido todo esto, para evitar que sucedan cosas así en el futuro, si es posible.
 
¡Gracias!












6 comentarios:

Alex dijo...

Excelente! Buenísima la comparación entre el Universo y una estrella del cine!

un-angel dijo...

Jajaja, si te sirve de ayuda yo me he reído bastante mientras lo leía. Aunque no sé si yo sabría decirlo con el gracejo necesario, ufff...

starfighter dijo...

Me ha parecido fantástico, me he soltado unas cuantas risas buenas. Haría un chiste más a costa de la materia oscura que ha de ser fría y la Merkel (algo así como el lado oscuro y eso). POr lo demás, mil aplausos ;)

PasaElMocho dijo...

Ay, lo leí muy tarde , ¿qué tal fue?

Sufur dijo...

Pché... me gusté más el año pasado. Pero tengo que esperar a que salga el vídeo para verme

Sufur dijo...

Pché... me gusté más el año pasado. Pero tengo que esperar a que salga el vídeo para verme

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