febrero 14, 2016

Be my Valentine

Pues mira, iba a dedicar la entrada de hoy a compartir algo que he visto en Facebook, con lo que estoy totalmente de acuerdo, y que me ha gustado mucho: el siguiente alegato en contra del amor romántico:


Es un cartel con el que estoy muy de acuerdo no porque no crea en el amor –no creer en el amor es una estupidez tan grande como no creer en la gravedad–, sino porque comparto la idea de que el amor romántico, esa ficción que nos venden las novelas, las películas, la música y los consejos de la abuela, es un concepto peligroso y dañino. La biología, la psicología y la antropología dejan claro que el discurso romántico está muy alejado de la experiencia humana real. Perpetuando el ideal del romanticismo nos hacemos daño a nosotros mismos y, sobre todo, a los jóvenes, que tienden a ser más crédulos con este tipo patrañas.

Pero luego he pensado que hoy tampoco me apetece mucho meterme en soflamas. Del mismo modo que puedo ser un aguafistas de tomo y lomo, soy un celebrador convencido. Me encanta celebrar cosas: desde los cumpleaños a la Navidad a la muerte, a ser posible dolorosa, de la gente que me cae mal. Tú dame una fiesta, y yo me apuntaré sin pensármelo dos veces.

Al final gana mi lado lúdico. No tiene mucha lógica que me lance hoy a meterme con el ideal romántico cuando tengo esperando en la cocina una tarta de chocolate con forma de corazón para zampármela con mi osezno, a ser posible desnudos y manchándonos mucho los labios de berretes de cacao.

Así que ya me podré pesado otro día.

Hoy, a celebrar todo muchísimo. Y si de paso escandalizamos a unos cuantos homófobos de mierda, mejor que mejor.





2 comentarios:

un-angel dijo...

Jajaja, pues comparto tu postura al cien por cien: en cuanto a lo del amor romántico y en cuanto a lo de "celebrador nato" porque también me gusta apuntarme a todas estas cosas y ya he hecho todas las tonterías que se supone que deben hacerse hoy y tan contento además. Así que tenga usted muy buen día en compañía de su osezno y chúpense los dedos y todo lo que haga falta...

Christian Ingebrethsen dijo...

Pues sí, una cosa es ser romántico y otra muy diferente ser gilipollas. Aunque creo que hay algo que manda un mensaje aún más negativo que todas esas pelis románticas de sobremesa: 50 sombras de Grey, eso de que con amor se puede aplacar a la bestia no sé yo...

Abrazotes, a comer mucho chocolate y follar mucho también.

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